“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

23/3/13

Hugo Chávez Frías / El que venció la muerte

Gustavo Márquez Marín
Especial para La Página

Chávez rompió el molde de los políticos tradicionales que se cobijan  con la demagogia,  se corrompen y envanecen con el poder o sucumben a la adulancia cortesana. Nunca perdió su esencia de hombre del pueblo y revolucionario comprometido. Fue portador de una nueva ética política fundada en la autenticidad y la transparencia.  Siempre expresaba lo que sentía y pensaba. Actuaba siguiendo su conciencia y sus convicciones, casi siempre nadando contra la corriente, pero en sintonía  con Jesús: “por sus frutos los conoceréis”.   En ello quizás está el secreto de su liderazgo y su conexión con los pobres, con los explotados de siempre, ahora convertidos por él  en actores políticos fundamentales.

Como Miranda y Bolívar, sabía que sin identidad no puede haber independencia y sin ésta no es viable el socialismo. Por ello,  reivindicó la patria y sus símbolos, su historia y su cultura, siempre desde una perspectiva humanista y universal, libre de chovinismos y nacionalismos sectarios o excluyentes.

Al asumir el árbol de las tres raíces como sustento ideológico de la revolución bolivariana,  se deslindó de la tradición eurocentrista ortodoxa y dogmática que caracterizó el socialismo del siglo XX.  Frente a la  globalización capitalista neoliberal que buscaba desdibujar el perfil cultural y político del Estado-Nación, para imponerle al mundo un gobierno neocolonial corporativo en nombre de la globalización, la revolución bolivariana con Chávez a la cabeza,   se erigió en un soporte fundamental  de la resistencia antiimperialista de América Latina y el Caribe.

Con el correr de los días,  el dolor y el vacío que nos dejó la partida temprana de nuestro Comandante, va transmutándose en una tranquilidad interior que nace de la certeza de saber que él no se ha ido porque venció la muerte, que seguirá a nuestro lado con su presencia infinita, acompañándonos en la lucha por la emancipación definitiva de nuestro pueblo. Nos dejó su legado histórico y su pensamiento vivo. El compromiso que tenemos los revolucionarios es profundizar y hacer irreversible la revolución bolivariana. Dejó el proyecto y las fundaciones hechas, nos corresponde terminar de construir el edificio.