Foto: Gloria Gaitán |
Ha llegado la hora de que todos los ciudadanos denunciemos
públicamente la nueva fórmula de las oligarquías colombianas para liquidar a
los líderes alternativos: el politicidio, muerte política de los
contrarios al régimen, decretada
con la destitución y la condena a no ejercer cargo público alguno, proceso que ha reemplazado al magnicidio para detener el cambio.
con la destitución y la condena a no ejercer cargo público alguno, proceso que ha reemplazado al magnicidio para detener el cambio.
Quienes buscamos la instauración de una Democracia Directa,
participativa y protagónica, sabemos que en la hora de ahora el grito de
batalla debe ser la defensa de lo que constituye la columna vertebral de la Democracia
Representativa, que teóricamente impera en Colombia, pero que, con mecanismos
torticeros despoja al constituyente primario de su derecho a ser gobernado por
quienes el pueblo mismo ha elegido.
En el momento presente impera en Colombia la dictadura de
los funcionarios de nombramiento, que no de elección
popular, negando así el fundamento esencial de la Democracia
Representativa.
La protesta por la destitución de Petro debe ir - como él
mismo lo ha planteado - más allá del reclamo por su destitución. Debe
convocarnos para expresarnos en las calles, en las plazas, en cada espacio
público a nuestro alcance, para que se respete nuestro derecho, como
ciudadanos, a ser gobernados por nuestros representantes elegidos
democráticamente y no que la suerte de ellos dependa de la voluntad amañada de
funcionarios borgianos (los Borgia también rezaban y
simultáneamente mataban en nombre de Dios).
Presencia permanente en las calles es la consigna. ¡Cabildo
abierto!
Nuestros dirigentes unidos no serán vencidos!
Un solo frente de lucha: tercería unitaria es la consigna de
hoy!
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