Se pregunta el escritor inglés John Berger en uno de los
artículos que componen su libro Con la esperanza entre los dientes ¿Por
qué hay gente que no quiere hacerle caso a Marx, si fue él quien analizó y
profetizó la devastación que vivimos ocasionada por la lógica de la ganancia?
La respuesta que da me parece recoge el sentido del libro que reseño en esta
ocasión: “La respuesta sería que la gente, mucha gente, ha perdido sus
coordenadas políticas. Sin mapa alguno, no sabe a dónde se dirige” (Berger 2006,
89). Las 16 tesis de economía política de
Dussel pretenden ser una brújula que oriente a los viajeros en su camino y que
puedan llegar a su meta, la gestación de una sociedad futura, como lugar
incierto: La
brújula en el presente impide ir ‘zigzagueando’, retornando,
contradiciéndose permanentemente en el camino. Permite avanzar a pesar de que nadie
pueda saber a qué tierra prometida llegará, pero se encaminará con
seguridad porque existen los criterios y principios que permiten optar en cada
decisión e ir iluminando parcialmente cada paso (Dussel 2014, 267).
Emprender este viaje se vuelve necesario, hoy más que nunca,
cuando la aguda crisis económica que estamos viviendo de 2008 a la fecha, ha
sobre pasado los límites económicos y se muestra como una crisis de la
civilización en su conjunto. Las dimensiones de lo social que han sido
afectadas por esta crisis son múltiples, aunque, cabe decir que, no todas ellas
tienen el mismo origen, sino que se han recrudecido con este proceso: la
dimensión medioambiental, la dimensión energética, la dimensión alimentaria, la
dimensión política, la dimensión bélica. En suma tenemos una crisis
multidimensional que vista en su conjunto es una catástrofe civilizatoria
inédita (Bartra 2013, 25-71). Estamos pues en medio de una encrucijada
histórica en donde es necesario contar con una brújula que nos de pistas de
donde caminar.
16 tesis de economía
política responden a la preocupación del autor de de-construir el
campo de lo económico para desde ahí reemprender una relectura de la economía,
como una actividad que este orientada hacia la vida. Este ejercicio
de-constructor Dussel ya lo había efectuado en relación a la política, sus dos
obras sobre Política de la liberación2 y sus 20 tesis de
política (2006), dan cuenta de ello. Sin embargo, esto no significa que el
autor piensa que los campos de lo político y lo económico sean excluyentes,
sino que deben establecerse sus interrelaciones. Los trabajos mismos que hemos
mencionado tienen una correspondencia que trata de apuntar en el fondo a una
reflexión sobre la totalidad de lo social. Así Dussel señala en sus 16 tesis de economía política:
Hemos descrito el sistema categorial e institucional del
campo y los sistemas políticos en 20 tesis de política. Ahora se hace necesario
efectuar algo semejante con la economía, y, cuando sea posible como en esta tesis
15, mostrar las mutuas determinaciones de lo económico sobre lo político, y
viceversa. Aquí se cifra la originalidad de estudiar articulaciones más
complejas donde los aparentes términos de una relación dialéctica (lo económico
y lo político) no necesariamente se sitúan cada uno como última instancia del
otro, sino, de una manera no simplista o unilateral (como nos tiene
acostumbrados la economía capitalista clásica y neoliberal, y también el
socialismo del siglo XX), es necesario articularlos mutuamente en sus diversas
determinaciones sin últimas instancias. Como veremos, lo económico determina materialmente lo
político, y lo político formalmente a lo económico (Dussel, 2014:
271-272).
El libro está compuesto por cuatro momentos argumentales, en
donde el autor trata de repensar las categorías económicas en su forma
histórica específica y transhistórica. El primer momento argumental abarca de
la tesis 1 a la 4, donde se ofrece una introducción histórica-sistemática. Este
grupo de tesis se encarga de poner el acento en el aspecto transhistórico del
excedente y del trabajo vivo. Nos dice Dussel que todas las sociedades han
tenido que enfrentarse a la regulación del excedente, lo cual ha tenido como
consecuencia que todas ellas hayan experimentado el paso de un sistema
equivalencial a un sistema no-equivalencial,3 y quizá ahora que desde
distintas tradiciones teórico-políticas se está discutiendo sobre “lo común”,
“lo comunitario” la “common wealth” o “la comuna”, cuestión que para nuestro
autor no significa otra cosa que la vuelta a la comunidad, podríamos pensar en
este contexto, no sólo de debate teórico sino de lucha política, en el regreso
a un sistema equivalencial global.
Este mismo paso hacía sistemas no-equivalenciales tiene como
correlato el sometimiento del trabajo vivo en sistemas económicos en los cuales
la vida de los seres humanos ya no es prioridad. Por ello, nos dirá Dussel:
“[…] el trabajo vivo indiferenciado y como exterioridad o alteridad originaria
de la totalidad) es el a priori critico que vale para todos los sistemas, en el
que se incluyen los tributarios, esclavistas, feudal y otros anteriores (y
posteriores) al capitalismo” (Dussel 2014, 59).
El segundo momento argumental va de la tesis 5 a la 7, en
las cuales se da un primer abordaje a la crítica del sistema capitalista,
teniendo como base de discusión la explotación sobre el trabajo. Una de las
cuestiones que quizá pueda suscitar una discusión interesante es aquella en la
cual el autor establece el aspecto transhistórico e histórico del plusvalor,
pues nos dice que si bien este ha existido en todos los sistemas
no-equivalenciales sólo dentro del sistema capitalista logra establecerse de
manera hegemónica. Dussel en este punto se acerca a las tesis de André Gunder
Frank (1993) pues sostiene que “el plusvalor ha existido por lo menos desde
hace unos cinco mil años” (Dussel 2014, 87). La empatía por las tesis de Gunder
Frank estriba en plantear una visión no eurocéntrica del desarrollo de la
economía y del dominio del capital. Cuando Dussel nos dice que del siglo XVI al
XVIII Europa sigue siendo dependiente del capitalismo chino, está refiriendo a
una tesis que ya había abordado en otros de sus textos (Dussel, 2007b:
195-198), y que ha tratado de ser desarrollada por José Gandarilla4 en algunos trabajos, la cual propone
hablar de un sistema anti eurocentrico tipo B de 200 años.5
El tercero momento argumental abarca de la tesis 8 a la 11,
donde la crítica al sistema capitalista reflexiona sobre la explotación entre
capitales. Dussel se encarga en este punto de restituir el lugar de la Teoría de la Dependencia dentro del corpus de
la crítica marxista. Nos dice que tal lugar debe considerarse en el marco de
una “teoría marxista de la competencia”. Para Dussel aún en la competencia
dentro del mercado mundial la ley del valor sigue operando, pues aunque la
competencia en sí misma no crea valor, esta regula la transferencia de
plusvalor. Aquí vale la pena anotar la analogía que habría entre la renta de la
tierra y la competencia, es decir, ni la una, ni la otra, violan la ley del
valor: el “hecho de que todo valor y valor de cambio tiene como fuente al
trabajo humano” se mantiene (Dussel 2014, 171); y todos los demás fenómenos que
giran alrededor de esta como el aumento de la productividad, la baja tendencial
de la tasa de ganancia, el aumento del capital fijo, la oferta y la demanda,
etcétera, se fundan igualmente en la ley del valor (Dussel 2014, 171). La
cuestión está en que en un esquema marxista de la competencia esta tiene que
forzosamente estar regulada por una instancia de autoridad colectiva.
El argumento de la tesis 12 a la 16, y el apéndice final
sobre la tecnología, se inscriben en el debate sobre las posibles maneras de
superar la modernidad capitalista. Un debate fuerte, que más que concluido,
sigue abierto, y donde el pensamiento crítico latinoamericano se juega su
vigencia ya sea en su pertenencia al programa moderno o en una tentativa de
llevarlo hacia otros planos cuando la practica social y teórica exige “ir más
allá de la modernidad” misma y no sólo de su sometimiento por el capitalismo.
La propuesta de Dussel es clara en este sentido: no puede haber superación del
capitalismo sin que esto signifique a la vez una superación de la modernidad.
Nos dice el autor de las 16 Tesis de economía política que la superación de la
modernidad capitalista no es un proceso futuro del cual se encargarán las
generaciones venideras, sino que la superación de este sistema puede comenzar a
vislumbrarse no sólo en la crítica, aunque es parte sustancial, sino en las
experiencias político-sociales que actualmente se muestran como experimentos de
ir contra y más allá de la modernidad capitalista. Estas experiencias se pueden
ver en la vigencia que han cobrado los sistemas de reciprocidad de las culturas
originarias de nuestro continente, la economía popular en los espacios urbanos,
todas esas prácticas donde los intercambios mercantiles no se dan de manera
transparente y que incluso amenazan, en escala micro, a la lógica de
reproducción del capital, es decir, todos esos espacios de economía informal y
de reciprocidad que Aníbal Quijano (1998) a denominado como el “Polo marginal”
de la economía. Pero también, en aquellos proyectos como el caso venezolano que
desde el Estado tratan de profundizar en el fortalecimiento de una economía
basada en la cooperación y en la solidaridad. Un punto interesante en este
sentido es la importancia que el autor le concede a China, como el ejemplo de
una economía de transición en la cual el capitalismo tiene que enfrentarse a
distintos momentos regulativos locales, regionales y estatales.
Una preocupación que atraviesa todo el libro y que trata de
buscar una resolución final en este último bloque de tesis es el hecho de que
si el Estado, el mercado, el excedente, son transhistóricos no se puede pensar
que en una sociedad futura ya no vayan a existir. Cualquier sistema económico
en este sentido tendrá que enfrentarse a esas instituciones y a la regulación
del excedente. En este sentido es que Dussel nos entrega una serie de
principios normativos que deben guiar a todo sistema económico futuro. El
excedente, en este sentido, deberá recobrar su sentido comunitario, cuestión
que se puede ver como síntoma de una necesidad en las teorizaciones actuales
sobre lo común, lo comunitario o la comunidad. El mercado debe volverse un
mercado no capitalista regulado por la intervención a nivel local, regional y
estatal. La planificación, pues, de la economía, será una planificación social.
Los principios normativos que propone Dussel, regulación del
mercado, restablecimiento del sistema de necesidades (y no de preferencias como
actualmente), la mutua determinación entre economía y ecología, la
redistribución del excedente entre los miembros de la comunidad, están
orientados a establecer los principios de una economía que éste orientada hacia
la vida.
Dussel nos ofrece en estas 16 tesis de economía política una brújula con la que podamos
navegar en medio de un mar embravecido. Una brújula que nos permita transitar
durante este siglo XXI hacia un sistema equivalencial globalizado. Esta nueva
edad de la economía de la que nos habla Dussel, puede pensarse como ese paso
hacia la historia del que nos hablaba Marx. Una nueva edad de la humanidad que
no significa la cancelación de la historia sino que nos habla de una historia
que permanece abierta.
Bibliografía
Bartra, Armando, 2013, “Crisis civilizatoria”, en Raúl
Órnelas (Coord.), Crisis civilizatoria y superación del capitalismo,
Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM, México.
Berger, John, 2006, Con la esperanza entre los dientes,
La Jornada ediciones/Ítaca, México.
Dussel, Enrique, 2014, 16 tesis de economía política.
Interpretación filosófica, Siglo XXI, México (Filosofía).
Dussel, Enrique, 2009, Política de la liberación.
Arquitectónica, Vol. 2, Trotta, Madrid.
Dussel, Enrique, 2007, Política de la liberación.
Historia mundial y crítica, Vol. 1, Trotta, Madrid.
Dussel, Enrique, 2007b, Materiales para una política de
la liberación, Plaza y Valdés, México.
Gandarilla Salgado, José G., 2012, Asedios a la
totalidad. Poder y política en la modernidad desde un encare de-colonial, ANTHROPOS/CEIICH-UNAM,
España.
__ 2012b, “Una nueva lectura de la historia: del sistema de
los quinientos al sistema de los doscientos años”, Mundo siglo XXI.
Revista del CIECAS-IPN, Vol. VII, Núm. 27, 5-16.
Gunder Frank, André, 1993, “El sistema mundial de los 5.000
años. Una introducción”, en A. G. Frank y B. K. Gills (ed.), The
World System. Five Hundred Years or Five Thousand?, Routledge, Londres.
Quijano, Aníbal, 1998, La economía popular y sus
caminos en América Latina, Mosca Azul Editores, Perú.
Notas
1 Estudiante de la Maestría en
el Posgrado de Estudios Latinoamericanos de la UNAM. Miembro del proyecto PAPITT
IN400814 “El programa de investigación modernidad/colonialidad como herencia
del pensar latinoamericano y relevo de sentido en la Teoría Crítica”, victor29hugo29@gmail.com.
2 Dussel, 2007 y Dussel, 2009.
3 El capitalismo, junto al
esclavismo, el feudalismo, etc., sería uno de varios sistemas
no-equivalenciales que han existido hasta el momento.
4 José G. Gandarilla Salgado es
un académico mexicano de la UNAM, que ha dirigido sus reflexiones a la
comprensión del desarrollo del capitalismo y la modernidad en América Latina,
teniendo como base la crítica al eurocentrismo, la crítica de la economía
política y la teoría de-colonial. En 2013 recibió la mención honorifica en el
Premio Libertador Simón Bolívar al Pensamiento Crítico, uno de los mayores
reconocimientos al pensamiento crítico en la región latinoamericana y que
otorga el Gobierno Bolivariano de Venezuela, por su obra Asedios a la
totalidad. Poder y política en la modernidad desde un encare de-colonial, cuyo
capítulo 5 está basado en una larga reflexión sobre la obra de Enrique Dussel
(Gandarilla, 2012: 241-294).
5 Para José G. Gandarilla cierta
visión tradicional del sistema mundo nos hablaría de una hegemonía de
Occidente, la cual llamaremos, antieurocentrismo de “tipo A”, que propone una
lógica de dominación mundial de 500 años. Sin embargo, si se trata de proponer
una lectura no eurocéntrica del despliegue y desarrollo de la modernidad
capitalista, se verá que es sólo hasta el siglo XIX, con el desmantelamiento
del gran Imperio Chino y del desborde del capitalismo hacia la zona oriental,
que por primera vez la modernidad capitalista puede tener una pretensión de
totalidad. En este sentido, lo que se propondría sería pasar de un sistema
antieurocéntrico de “tipo A” hacia uno de “tipo B”, que plantearía una
dominación más modesta, en términos históricos, del capital, es decir, un
sistema de 200 años (Gandarilla 2012, 5-16).