“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

22/9/14

Autogol | La supresión del Ministerio del Ambiente contradice el discurso político ecosocialista

Gustavo Márquez Marín
La función reguladora debe separarse de la función ejecutora en la administración pública. Ha sido un error unificar bajo el mismo mando empresas y entes estatales ejecutores de las políticas públicas y, los Ministerios responsables de la formulación y seguimiento de las mismas. Con la designación de funcionarios distintos para ejercer la cartera de Energía y Petróleo y la presidencia de PDVSA, separando la dirección del ente regulador del ejecutor, se dio un paso en la dirección correcta. Pero contradictoriamente, la fusión del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente y el Ministerio del Poder Popular de Vivienda y Hábitat es un salto atrás.

La supresión del Ministerio del Ambiente contradice el discurso político ecosocialista, porque debilita la función reguladora y contralora del Estado en materia ambiental, al subordinarla al desarrollo urbanístico y habitacional objeto de su regulación. Así, el Ministerio del Poder Popular para la Vivienda y el Hábitat (MPPVHA) ahora actuará como juez y parte, creándose un vicio que compromete el equilibrio en decisiones de alto impacto social, regularmente sometidas a la presión de la coyuntura y de los intereses inmediatos que giran en torno a las contrataciones públicas y a las actividades económicas, propias del proceso de acumulación capitalista determinado por la maximización de la ganancia, a través de la sobreexplotación del trabajo y la naturaleza. Una de las debilidades de la revolución ha sido la falta de seguimiento de la gestión y las políticas públicas, con lo cual se han facilitado las ineficiencias y la corrupción.

La batalla contra el burocratismo podría perderse si se liquidan espacios institucionales como el Minambiente, que programática e históricamente han servido de interlocución del movimiento popular y contrapeso al desarrollismo depredador. Siendo la materia ambiental transversal, transdisciplinaria e intergeneracional, debe administrarla un órgano del Estado especializado, con capacidad de liderar la aplicación de la robusta legislación ambiental y el ordenamiento territorial que enmarca el proyecto ecosocialista contenido en el Programa de la Patria. Con su eliminación, el gobierno se metió un autogol que solo beneficia a los enemigos de la revolución. Es necesaria una rectificación.
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