“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

22/12/14

Montevideo: una ciudad de primera

Sin su base urbanística, su ubicación, su historia, su riqueza arquitectónica, sus monumentos, sus parques, zonas verdes y su maravilloso arbolado no se podría pensar siquiera en un gran proyecto para sus habitantes 
Esteban Valenti
No hay dinero, prosperidad, que pueda sustituir lo que la historia de una ciudad como Montevideo ha creado, sin el aporte de sus habitantes, de sus autoridades, de sus arquitectos, paisajistas y generaciones de nativos y emigrantes. El tiempo es insustituible. Como insustituible es la historia, el aporte de la cultura, de la sensibilidad, de la audacia y genialidad de sus habitantes. Montevideo es el mejor resumen del país optimista que tuvimos y tenemos hoy los uruguayos.

Me he cansado de recordar las grandes obras, los grandes espacios, la visión que tuvieron los constructores de nuestra capital. Y además de todo, tenemos su escenario natural, la gran bahía de su puerto natural, sus kilómetros de costa y de playas, su cerro y en general su ubicación geográfica que la hace privilegiada. Y sus habitantes a pesar de todo no hemos logrado todavía afectar la calidad de su aire, considerado entre los más puros de todas las capitales de la región.

Disculpen esta larga parrafada pero hay cosas que los montevideanos damos por naturales, que sin embargo  son un camino, una historia, un relato urbano, social y cultural que hemos construido a lo largo de los años y una base formidable para el futuro. No tenemos que copiar, pero tenemos mucho por aprender del pasado.

Más que en otras ciudades del país, los montevideanos hemos hecho en estos años un balance permanente de la marcha de nuestro hábitat, del lugar donde pasamos una parte importante de nuestras vidas, de su limpieza, su iluminación, el transporte y el tráfico, el estado de sus plazas y paseos públicos, del cuidado del medio ambiente, del funcionamiento de la Intendencia en su relación con los ciudadanos, del proceso de descentralización y participación ciudadana y de sus grandes obras, de su mirada concreta y activa hacia un futuro que se nos viene encima.

Además en el caso de la Intendencia de Montevideo le agregamos sus prestaciones sociales, su aporte a las políticas sociales, de salud, de deportes, etc. Muchos etcéteras. Y lo hacemos impulsados por nuestras propias impresiones y por una mirada indagadora e inquisidora de la prensa y de la oposición. Nada de que quejarse, cada uno en lo suyo. Lo cierto es que la izquierda gobierna la capital desde hace 25 años


Hace 5 años hubo un cambio importante en el proceso político departamental, por primera vez la izquierda dejó de crecer, se invirtió la tendencia y cayó en forma importante la votación para la elección de la intendencia. Eso fue consecuencia de dos procesos diferentes: primero, fue un balance de la gestión 2005-2010, con dificultades importantes y con carencias notorias. Parece absurdo tener que aclarar que no se trata de un juicio personalizado, sino sobre una gestión, sobre un intendente, excelente persona y universitario de primer nivel, pero que a la hora de gobernar debe ser juzgado por su desempeño en el cargo, así como los colaboradores que lo rodearon. El balance fue muy deficitario.

El segundo elemento que influyó fue la forma en que se designó el candidato del FA, a través de una imposición orgánica, sin la participación del pueblo frenteamplista y a través de la candidatura única, absolutamente inexplicable. Había candidaturas múltiples en casi todos los departamentos y en la capital funcionaron otros ''principios'', en realidad un sistema para asegurar el poder pasando por encima de la democracia. Y una parte de nuestros electores nos dio una sonora bofetada.

Ahora aprendimos, habilitamos candidaturas múltiples, como no podía ser de otra manera, aunque hay compañeros irreductibles y dispuestos a precipitarnos en otro desastre. Y lo digo con todas las letras, me refiero a los compañeros del PCU.

Tuvimos 5 años de intendencia de Ana Olivera, una gobernante incansable, esforzada, que fue de menos a más y que tuvo la grandeza y la generosidad de renunciar a su reelección. Pagó muy caro por tres diferentes problemas, los dos que mencioné anteriormente (la herencia de Erhlich, la forma de designación) y un tercero: un equipo de gobierno con grandes lagunas en sus capacidades y una extrema lentitud en producir cambios imprescindibles.

Cuando el balance de la gestión Olivera se mida en obras, en realizaciones, se tendrá la verdadera magnitud de su esfuerzo y de sus resultados, que desgraciadamente están ocultos detrás de las encuestas de opinión pública. Se hicieron y se están haciendo muchas cosas, la mayoría de ellas buenas o muy buenas y algunos errores y deficiencias.

Estamos a pocos meses (10 de mayo) de las elecciones departamentales y locales. Hay muchas maneras de enfocar esta nueva instancia. Yo voy a elegir una en esta oportunidad, voy a tratar de responder las preguntas que me parecen claves:

Primero, segundo y tercero: ¿Cuál es el mejor gobernante posible para aplicar un plan de fuerte impulso para Montevideo en los próximos 5 años, que coinciden con el tercer gobierno del FA? Y esto visto desde una sola visión: el interés de los montevideanos y de los uruguayos.

El funcionamiento de la capital no tiene que ver solo con sus habitantes, sino con todos los uruguayos. No hay posibilidad de construir un país desarrollado, con otra calidad de vida, con otra proyección social, cultural, educativa y de seguridad nacional, sin que eso tenga un reflejo privilegiado en la capital. Los principales problemas que tiene el Uruguay están en Montevideo y en la zona metropolitana y todavía no hemos logrado que se refleje plenamente en nuestra ciudad el gran salto que está dando el país. Se ha logrado por múltiples razones que ese cambio se refleje mucho más en todo el interior del país.

No se ha logrado todavía en materia de la calidad de sus servicios, en la limpieza de la ciudad que ha mejorado pero está lejos de ser la que corresponde a nuestro Proyecto Nacional. ¿Alguien puede creer que podemos lograr transmitir una imagen de una calidad diferente de desarrollo social, cultural, productivo, intelectual, educativo, con los actuales niveles de inseguridad en Montevideo, con la situación de la vivienda en los cinturones de la capital (que no es un tema departamental), con los servicios de transporte, de movilidad y del tránsito en nuestra ciudad?

No hay Proyecto Nacional en pleno desarrollo sin afrontar a fondo los problemas urgentes, los nuevos, los importantes y la visión estratégica de Montevideo. Y esa es una de las claves para analizar el futuro gobierno de Montevideo.

La calidad de la gestión en Montevideo, su eficiencia, la velocidad en dar respuesta a las exigencias crecientes de sus habitantes y de su población flotante (turistas y visitantes del Interior), la capacidad de prever las principales tendencias y retos para su desarrollo, su mayor puesta en valor de sus tesoros arquitectónicos, urbanísticos, paisajísticos con una visión progresista, de promoción de la convivencia colectiva, de la vida en sociedad, es un tema fundamental para el gobierno departamental y nacional.

Una visión todavía más profunda de la democratización del desarrollo de la ciudad en forma integral, en todos sus barrios y en especial al norte de avenida Italia.

En Montevideo se cruzan dos cosas claves al mismo tiempo, difíciles de separar, de dividir. Por un lado la mejora de los servicios básicos y por otro lado la planificación y ejecución de proyectos con visión de futuro, de promoción de su desarrollo, pensados con la audacia de un país optimista y exigente. Uno no puede tapar o postergar al otro, deben resolverse armónicamente.

La gestión no es un tema técnico, es profundamente político e ideológico. Hoy la calidad de la gestión de los gobiernos de izquierda a nivel nacional y a nivel departamental es la principal responsabilidad política e ideológica del momento. No es la continuidad, no es más de lo mismo, es la obligación de mejorar, de avanzar teórica y prácticamente.

Y todo esto se tiene que expresar en el programa del FA para Montevideo, con su sentido crítico, con sus nuevas exigencias y con las personas que ofreceremos como posibles gobernantes. Todos sabemos que los nombres son importantes, muy importantes.

¿Acaso 25 años de experiencia, cinco gobiernos diferentes, no nos demuestran la importancia de elegir bien a las personas, no solo para ganar sino sobre todo para gobernar?

¿No debemos considerar a la hora de elegir nuestros candidatos y gobernantes la experiencia, los antecedentes, los aportes que han hecho en su carrera política, incluso en la elección de sus colaboradores?
¿Qué lugar ocupará en nuestras futuras elecciones una visión ciudadana, del interés de la gente, de su calidad de vida, de las mejores garantías para una adecuada gestión, por encima de las luchas de poder interna, de los proyectos hegemónicos?

Estas y otras preguntas deberemos responderlas en las próximas semanas, y sobre todo el 10 de mayo.
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