“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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23/9/13

Substanciación del mito | Un mito sirve para construir o para reconstruir, mediocremente, exégesis del mundo

Dante y Beatrice ✆ Henry Holiday
Eduardo Zeind Palafox  |  Apellidamos los objetos del mundo con las palabras que manejamos, y dichas palabras representan objetos, los cuales, a su vez, son parte de un sistema de pensamiento (Habermas, como Heidegger, diría que tal sistema es tecnócrata). Cuando lanzamos improperios incurrimos en el recuerdo del Infierno, y cuando adulamos con bendiciones incurrimos en el recuerdo del Cielo. Dante y Swedenborg lo testimonian. Ambos sitios, Cielo e Infierno, son mitológicos, utópicos, fétidos destinos, fatídicos afanes. Si logramos escudriñar la trabazón de los mitos, del discurso con que se fraguan, podremos jugar, cual prestidigitador, con la cultura de cualquier pueblo. ¿Qué es un mito? Roland Barthes, en intentona epistémica, dice que es un "habla", esto es, un discurso, un curso o derrota dialéctica, retahíla de sílabas, de palabras y proposiciones y párrafos que explican el funcionamiento del mundo, y