“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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13/1/13

La muerte de Julio Antonio Mella y el fracaso de la herejía

Julio Antonio Mella
✆ Tomás Sánchez
Harold Cárdenas Lema

Aunque normalmente se conmemore el día 10, no es hasta las dos de la madrugada del 11 de enero de 1929 que moría Julio Antonio Mella en un hospital mexicano, el mismo en el que fallecería también su compañera Tina Modotti años más tarde. El revolucionario cubano dejaba atrás una obra sin precedentes para su corta edad y marcaba el rumbo para un marxismo autóctono, ajeno a los estrechos dogmas que lastraban al movimiento obrero internacional.

Quizás la mejor cualidad de Julio Antonio haya sido la herejía, primero contra el papel burgués que se esperaba de un joven de su clase, luego contra el mayor dictador que había sufrido Cuba hasta entonces y finalmente contra los esquemas que se autoimponía el propio movimiento comunista. En su tiempo el movimiento obrero internacional respondía expresamente a las orientaciones procedentes de Moscú, por lo tanto la creación de un marxismo latinoamericano y cubano aunque imprescindible, contradecía directamente la