“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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16/3/14

La ciencia y las políticas de desarrollo

Mario Bunge  |  Durante la campaña electoral del 2012, el candidato presidencial demócrata, Barack Obama, afirmó que la ciencia y la técnica son “la clave de la economía del siglo XXI”. Su contrincante, el republicano y fanático religioso Mitt Romney, habló de desarrollo económico, profiriendo al mismo tiempo promesas y amenazas de importantes recortes en los presupuestos de ciencia, ingeniería y medicina. Este debate recuerda de hace medio milenio, al comenzar la Revolución científica. Entonces hubo un puñado de gigantes, como Galileo, Huyghens, Harvey y Boyle, que practicaron, renovaron y defendieron la investigación científica frente a las iglesias cristianas, que defendían supersticiones milenarias y, sobre todo, pretendían que la verdad se halla ya hecha en el dogma, mientras que los innovadores sostenían que la verdad se va haciendo a medida que se estudia la realidad.

Desde el punto de vista filosófico, el juicio que la Inquisición entabló contra Galileo fue

20/5/13

Socialismos y filosofías

Mario Bunge ✆ Bob Row
Mario Bunge
  • (…) el socialismo se propone poner en práctica la hermosa consigna de la Revolución Francesa de 1789, que hasta ahora no ha pasado de ser aspiración: Liberté, égalité, fraternité
Los plurales que figuran en el título nos recuerdan que hay más de un socialismo y más de una filosofía. En efecto, los idearios y movimientos llamados socialistas van del socialismo libertario al dictatorial. Con la filosofías ocurre otro tanto: las hay claras y serias como la aristotélica, claras y vacías como la de Wittgenstein, confusas pero con un grano de verdad, como el materialismo dialéctico, y herméticas y ridículas como el existencialismo.

El título de esta nota plantea un segundo interrogante: ¿qué relación puede haber entre  un movimiento político, con su ideología concomitante, y una doctrina que trata de ideas más bien abstractas, como las de ser y devenir, argumento válido y falacia, conocimiento y error, bien y mal? El liberal clásico y el socialista libertario negarán que haya tal relación,  mientras que el socialista autoritario exigirá la subordinación de la filosofía a su ideología.