“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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14/12/14

Reflexiones sobre la historia | Ser la contracara de mi enemigo me hace su esclavo

José Pablo Feinmann
Aunque por imperativos epocales tuve que leerlos a todos, nunca me interesaron los historiadores que expresaban al llamado revisionismo histórico. De entre ellos, me deslumbraron más los nacionalistas de derecha. Grandes plumas, elegancia de la prosa, formación sólida, los hermanos Irazusta y, sobre todo, el egregio Carlos Ibarguren se apoderaron de mis largas jornadas de lectura. ¿Qué sucedía con los demás? Muy simple: toda posición epistemológica que meramente se reduce a ser la negación de su enemigo se somete a éste. Los revisionistas del ’30 se dedicaron a una explicitación más o menos rigurosa (convincente, sin duda) de la historia oficial (la de la oligarquía que había ganado las guerras civiles en el siglo XIX) para desmentir cada una de sus afirmaciones.

10/10/13

Una reflexión del Che sobre los intelectuales

Che Guevara ✆ José Antonio Echavarría
Atilio A. Boron  |  En su magnífico escrito, El Socialismo y el Hombre en Cuba, el Che sentó las bases de algunos de los más importantes desarrollos recientes del pensamiento marxista al rescatarlo del asfixiante “economicismo” de las versiones canónicas de la teoría. Para Guevara el proyecto socialista era multifacético e integral, y uno de sus componentes esenciales era la creación del hombre y la mujer nuevos, y la construcción de una también nueva cultura que contrarrestara los quinientos años de “des-educación” para el sometimiento y la resignación padecidos por nuestras sociedades desde el amanecer del capitalismo. Precisamente para subrayar el carácter integral del proyecto socialista, irreductible a su sólo componente económico, el Che dejó repetidamente caer sentencias tales como “el socialismo como fórmula de redistribución de bienes materiales no me interesa”, o que "el socialismo económico sin la moral comunista no me interesa.”