“Cosas veredes, Sancho amigo, que harán fablar a las piedras”
Las clínicas llamadas “privadas” son una fuente importante para mantener los niveles de inflación altos. Allí ejercen médicos cuya formación le ha costado dinero a la nación y están dotadas con instrumentos y demás insumos que, si son importados, se hace con dólares de Cadivi.
Pero esto no es lo más importante, esas clínicas “privadas”, que hacen de la medicina un negocio infame, son mantenidas por los “pacientes” que allí ingresan protegidos por las llamadas pólizas de HCM (Hospitalización, Cirugía y Maternidad) contratadas por Institutos Autónomos, Ministerios, empresas del Estado y demás entes gubernamentales o para-estatales. Realmente es una verdadera sangría de la que es víctima el Estado por parte de estas sanguijuelas públicas, que no tienen escrúpulos a la hora de elaborar una factura. Allí no importa el enfermo, sino el dinero que pueda aportar, no importa la salud sino los beneficios que de ella se pueden obtener.
Por experiencia propia y porque he vivido muy de cerca esa dramática realidad conozco algunos detalles como los siguientes.
1. Si el paciente está “asegurado” y vive en Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Maracay y demás ciudades importantes:
· Cuando ingresa, por la causa que sea, inmediatamente es enviado a una “evaluación cardiológica”; después enfrenta una serie de aparatos y cada uno de ellos va haciendo tintinear la caja (Cling!)
· Se le practican todos los exámenes que sean posibles, no importa que tengan relación o no con la evaluación inicial, tú sabes, para estar seguros. Cling! Cling!
· Después se inicia un desfile de médicos que lo van examinando. Cada uno de ellos indica algo especial, por eso se les llama “especialistas”; por ejemplo, no falla una tomografía axial computarizada, una resonancia magnética, una endoscopia y cosas por estilo. Cling! Cling! Cling!
· Luego, la ineludible intervención quirúrgica para corregir la patología en cuestión. Cling! Cling! Cling! Cling!
· Si el paciente se pone resabiado o “cómico” y no acepta la operación, entonces se le envía de inmediato a terapia intensiva, para después, de todas maneras, tener que ser operado. Si se salva de la operación, pasa 30 días hospitalizado. Cling! Cling! Cling! Cling! Cling!
2. Si el paciente está “asegurado” y no vive en Caracas o en las ciudades importantes, sino en ciudades o pueblos que no disponen de “aparataje médico”, ni de vaina que lo remiten, porque eso significaría perder el cliente, entonces procede:
· Se practican todos los exámenes que sean posibles, dadas las limitaciones del sucucho a que haya lugar. Cling!
· Desfile de los especialistas que se consigan o que se inventen. Cling! Cling!
· Operación de emergencia para evitar males mayores, o sea para evitar que el cliente se vaya para Caracas o una de esas ciudades. Cling! Cling! Cling!
3. Si el paciente no está asegurado, pero exhibe tremenda tarjeta de crédito dorada, plateada o blindada, entonces procede:
· Hacer sólo los exámenes a que haya lugar previo un buen chequeo sólo por los médicos indispensables. Clin……cito!
· Llamar al especialista que recomiende el paciente, no vaya a ser que éste se arreche y se vaya en su avioneta privada para Houston, Boston o Miami. (Silencio en la caja)
4. Si el paciente no está asegurado, ni tiene tarjeta de crédito, pero después de preguntarle ¿qué tiene?, refiriéndose a los bienes de fortuna y no a los males que lo aquejan, se comprueba que él o su familia tienen su “platica” o un “ganaíto”, entonces se procede a repetir todos los pasos del Nº 1, previa firma de cheques post-datados, pagarés, letras de cambio y demás instrumentos mercantiles, pero eso sí, que sean reembolsables antes del egreso del paciente. Cling! Cling! Cling! Cling! Cling!
5. Si el paciente no está asegurado, ni tiene tarjeta de crédito, ni tiene dinero, ni bienes, sino solamente males, entonces..., bueno, mejor es que cambiemos de tema…
Hay triquiñuelas se practican con la complicidad entre algunos médicos y ciertos pacientes. No las voy a enumerar porque se requiere una “especialidad”.
Las clínicas llamadas “privadas” son una fuente importante para mantener los niveles de inflación altos. Allí ejercen médicos cuya formación le ha costado dinero a la nación y están dotadas con instrumentos y demás insumos que, si son importados, se hace con dólares de Cadivi.
Pero esto no es lo más importante, esas clínicas “privadas”, que hacen de la medicina un negocio infame, son mantenidas por los “pacientes” que allí ingresan protegidos por las llamadas pólizas de HCM (Hospitalización, Cirugía y Maternidad) contratadas por Institutos Autónomos, Ministerios, empresas del Estado y demás entes gubernamentales o para-estatales. Realmente es una verdadera sangría de la que es víctima el Estado por parte de estas sanguijuelas públicas, que no tienen escrúpulos a la hora de elaborar una factura. Allí no importa el enfermo, sino el dinero que pueda aportar, no importa la salud sino los beneficios que de ella se pueden obtener.
Por experiencia propia y porque he vivido muy de cerca esa dramática realidad conozco algunos detalles como los siguientes.
1. Si el paciente está “asegurado” y vive en Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Maracay y demás ciudades importantes:
· Cuando ingresa, por la causa que sea, inmediatamente es enviado a una “evaluación cardiológica”; después enfrenta una serie de aparatos y cada uno de ellos va haciendo tintinear la caja (Cling!)
· Se le practican todos los exámenes que sean posibles, no importa que tengan relación o no con la evaluación inicial, tú sabes, para estar seguros. Cling! Cling!
· Después se inicia un desfile de médicos que lo van examinando. Cada uno de ellos indica algo especial, por eso se les llama “especialistas”; por ejemplo, no falla una tomografía axial computarizada, una resonancia magnética, una endoscopia y cosas por estilo. Cling! Cling! Cling!
· Luego, la ineludible intervención quirúrgica para corregir la patología en cuestión. Cling! Cling! Cling! Cling!
· Si el paciente se pone resabiado o “cómico” y no acepta la operación, entonces se le envía de inmediato a terapia intensiva, para después, de todas maneras, tener que ser operado. Si se salva de la operación, pasa 30 días hospitalizado. Cling! Cling! Cling! Cling! Cling!
2. Si el paciente está “asegurado” y no vive en Caracas o en las ciudades importantes, sino en ciudades o pueblos que no disponen de “aparataje médico”, ni de vaina que lo remiten, porque eso significaría perder el cliente, entonces procede:
· Se practican todos los exámenes que sean posibles, dadas las limitaciones del sucucho a que haya lugar. Cling!
· Desfile de los especialistas que se consigan o que se inventen. Cling! Cling!
· Operación de emergencia para evitar males mayores, o sea para evitar que el cliente se vaya para Caracas o una de esas ciudades. Cling! Cling! Cling!
3. Si el paciente no está asegurado, pero exhibe tremenda tarjeta de crédito dorada, plateada o blindada, entonces procede:
· Hacer sólo los exámenes a que haya lugar previo un buen chequeo sólo por los médicos indispensables. Clin……cito!
· Llamar al especialista que recomiende el paciente, no vaya a ser que éste se arreche y se vaya en su avioneta privada para Houston, Boston o Miami. (Silencio en la caja)
4. Si el paciente no está asegurado, ni tiene tarjeta de crédito, pero después de preguntarle ¿qué tiene?, refiriéndose a los bienes de fortuna y no a los males que lo aquejan, se comprueba que él o su familia tienen su “platica” o un “ganaíto”, entonces se procede a repetir todos los pasos del Nº 1, previa firma de cheques post-datados, pagarés, letras de cambio y demás instrumentos mercantiles, pero eso sí, que sean reembolsables antes del egreso del paciente. Cling! Cling! Cling! Cling! Cling!
5. Si el paciente no está asegurado, ni tiene tarjeta de crédito, ni tiene dinero, ni bienes, sino solamente males, entonces..., bueno, mejor es que cambiemos de tema…
Hay triquiñuelas se practican con la complicidad entre algunos médicos y ciertos pacientes. No las voy a enumerar porque se requiere una “especialidad”.