“Candelita que se prende, candelita que se apaga”
Acaba de culminar otra jornada más que demuestra la fortaleza de la democracia y la revolución --que no son excluyentes-- en nuestro país. Una vez más la derecha reaccionaria ha salido con las tablas en la cabeza en este nuevo episodio de la soterrada guerra asimétrica que el Imperio libra en nuestro país. Una vez más, gracias a la conducción serena, responsable y ponderada de nuestro Presidente, los intereses de la anti-patria han sido derrotados.
Pero hay que razonar las causas de esta nueva derrota, que deja a esta Oposición violenta tan mal parada ante los venezolanos que quieren trabajar y progresar en nuestro país. Los que quieren convertir a Venezuela en una hoguera tan sólo para complacer los intereses anti-nacionales que se ocultaban detrás de la fachada de RCTV han tenido que arriar velas. Se me ocurren algunos elementos que sustentan esta afirmación:
1. Razones jurídicas: La mayoría de la población entendió los argumentos de nuestro Gobierno. No se estaba violentando el orden jurídico de nuestro país, sino todo lo contrario, se le estaba dando cumplimiento a preceptos constitucionales y legales que obligan al estado a ejercer discrecionalmente la potestad de renovar o no la concesión que se había otorgado al canal de televisión RCTV. Por otro lado, nuestro pueblo hizo suya la propuesta de establecer un canal de televisión de servicio público, cuya aparición no pudo ser más auspiciosa, llena de simbolismos impactantes. Fue el “reality show” mas espectacular de la televisión venezolana, por un lado un mar de lágrimas fingidas y sobreactuadas y por el otro el impacto del logotipo de Tves emergiendo de la nada, de la oscuridad en que había quedado la pantalla y luego el Himno Nacional interpretado por los coros infantiles y la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, dirigida por Gustavo Dudamel, quien recientemente fue contratado como director de la Orquesta Sinfónica de Los Ángeles.
2. Razones Políticas: Nunca en nuestro país, y quizá en el continente, se haya garantizado de la forma más efectiva la libertad de expresión, pese al mar de mentiras difundido internacionalmente. Nunca jamás en el mundo entero se ha hecho un uso tan abusivo de la libertad de expresión como en Venezuela, donde se insulta al Presidente, se le amenaza de muerte y se promete reducir a cenizas las conquistas logradas luego de 8 años de revolución. El pueblo venezolano, disciplinado, permaneció estoico frente a la arremetida mediática, no cayó en provocaciones. Más bien, durante las jornadas previas, millones de venezolanos nos inscribimos como aspirantes para ingresar al Partido Socialista. Fue tal la torpeza de la Oposición, carente de liderazgo y de razones, que hicieron caso omiso de esta señal política e insistieron en promover una insurrección que se quedó totalmente fría, porque le faltó lo que le sobró al Gobierno, el calor del pueblo.
3. Razones morales: La Oposición echó el resto para defender la causa más innoble que se haya propuesto en la Historia de Venezuela. Promovieron marchas, guarimbas, agresiones físicas, intolerancia y violencia en todas sus formas, para defender los intereses económicos de una empresa que por 53 años usó y abusó del espacio electromagnético, que es de todos los venezolanos, en beneficio propio, sin contraprestación alguna para la Nación. Para promover todas esas manifestaciones de odio y violencia, se escudaron en jóvenes estudiantes de universidades privadas, en su inmensa mayoría, en actores profesionales que derramaban lágrimas por torrentes, en “jingles”, bailecitos y “spots” donde se trató de explotar sentimientos y pasiones. Nunca se vio a un dirigente de la Oposición dando la cara, asumiendo las consecuencias de sus acciones, sino que se escudaban en niños, mujeres y en la farándula. Los propios manifestantes se encargaron de liquidar a algunos politiqueros que querían aprovecharse de la protesta (el caso dramático de William Ojeda). Se trastocaron totalmente los papeles: los conspicuos exponentes de la farándula se convirtieron en políticos y éstos hicieron el papel de payasos, bailarinas, actores y actrices. Los que promovieron los actos de violencia y se “responsabilizaron” por los actos “pacíficos” convocados, desaparecieron cobardemente, uno de ellos tuvo que ser hospitalizado, quizá por una diarrea desenfrenada.
4. Razones económicas: Todos los indicadores económicos revelan la fortaleza que en ese aspecto tiene Venezuela. Mientras el presidente estaba cumpliendo con sus obligaciones legales y morales para con las señoras y señores de la tercera edad --los llamados pensionados y/o jubilados-- incorporándolos a los beneficios del Seguro Social, grupitos de estudiantes y provocadores todavía estaban quemando cauchos, saqueando comercios, interrumpiendo el tránsito, en fin, guarimbeando. Ese espectáculo repudiado por todo el país los dejó completamente en la más absoluta de las soledades. Mientras el país trabaja para progresar, hay pequeños sectores que se empeñan en maniobrar para que nos retrotraigamos a los efectos nefastos que heredó el país de las aventuras golpistas del 2002-2003 y 2004. El saldo que deja este aborto insurreccional es bastante negativo en el campo económico: autos incendiados, negocios saqueados, vidrieras e instalaciones rotas, merma de la producción y de las ventas, etc. Los supuestos defensores de la propiedad privada demostraron que esas argumentaciones eran completamente falsas, porque atentaron contra ella fuera del marco de la Ley.
Este no es análisis extensivo de la situación actual, sino unas reflexiones que se me ocurren al calor de los acontecimientos que estamos viviendo, porque he sido un privilegiado por la Historia al permitirme observarlos tan de cerca, como los del 11-12-13 de abril del 2002, el paro-sabotaje petrolero, las guarimbas, el referéndum revocatorio y las 10 elecciones democráticas consecutivas en las que el pueblo venezolano ha ratificado su confianza en el Presidente Chávez.
Si bien concluyo afirmando que la Oposición ha sido derrotada una vez más, no está vencida totalmente. Quedan por allí los focos de perturbación que siempre estarán presentes, porque así lo quiere el Imperio. Que sigan marchando y protestando, eso nadie lo niega, pero dentro del marco de la Ley. Estamos muy atentos a lo que puedan hacer, tanto internamente como en el campo internacional. El Alto Gobierno está consciente de la lenta pero sostenida penetración en territorio venezolano de elementos para-militares colombianos que están esperando una buena oportunidad para bañar de sangre a Venezuela, que justifique una intervención abierta de los Estados Unidos en defensa de los “derechos humanos”, contando para ello con la ayuda “desinteresada” del gobierno colombiano, empantanado como está con las denuncias de la llamada narco-para-política y la aprobación del TLC con Estados Unidos.
Seguimos cumpliendo con la consigna: “Candelita que se prende, candelita que se apaga”