“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

18/5/12

El candidato de Uribe

Gustavo Márquez Marín
Especial para La Página

La participación activa del expresidente Álvaro Uribe en la campaña del candidato de la oposición, es un hecho inédito en los anales de la relaciones colombo-venezolanas. Esta  debe ser interpretada como parte de la política injerencista del imperio estadounidense, quien al visualizar un triunfo seguro del Presidente Chávez el 7-O, ha reactivado la estrategia de impulsar la desestabilización de las relaciones con Colombia, echando mano de uno de sus más redomados cipayos, para presionar y entorpecer, las buenas relaciones que adelantan los gobiernos de ambos países.

Recientemente, Uribe inició una actividad proselitista relevante a favor de Capriles Radonsky en la franja fronteriza, en la cual se concentra una población binacional con derecho a votar en las elecciones venezolanas. Esta postura insolente y provocadora del siniestro líder de la parapolitica colombiana, ha estado precedida por continuos encuentros del gobernador de Miranda y su equipo de asesores, con la pléyade de golpistas encabezados por Carmona,  los gestores del paro petrolero del 2002 y el propio expresidente. 

Simultáneamente, Antonio Ledesma viajó a Israel a reunirse con Netanyahu, y contando pollos antes de nacer, le ofreció restablecer las relaciones diplomáticas que el gobierno bolivariano rompió con ese país, en protesta por el genocidio sionista al pueblo palestino en la sangrienta operación “plomo fundido” ejecutada en la Franja de Gaza. La pregunta es, a cambio de qué éste emisario “plenipotenciario” de Capriles Radonsky fue a subastar la dignidad del pueblo venezolano.   

En el escenario internacional, toda manifestación de los actores tiene una intencionalidad implícita. Estos movimientos de la MUD en el tablero preelectoral, anuncian que un hipotético gobierno de la oposición encabezado por Capriles Radonsky, nacería subordinado a la política exterior de EEUU y sus aliados, asumiendo como paradigma de “seguridad” el modelo genocida narcoparamilitar que lideró Álvaro Uribe en el hermano país. Por ahora, pareciera que el principal vocero internacional del candidato opositor es Álvaro Uribe y ello ofende nuestro gentilicio.