“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

13/5/12

La humanidad no aprende del horror de la guerra

Diego Arias Serna

Desde que existen los humanos la matanza entre hermanos ha sido una constante histórica. En los tiempos remotos los pensadores de todas las culturas expresaban la barbarie con mitos que pueden tener múltiples interpretaciones Por ejemplo, el relato del primer asesinato —que se manifiesta en muchas culturas— se desentraña como el primer genocidio que explica un cambio en la sociedad humana.

La leyenda de Caín y Abel es interpretada por Enrique Selva Poveda, (médico cardiólogo, miembro de la Sociedad Española de Médicos Escritores y Artistas), como una realidad de unos pueblos y una civilización. Abel representa a todo el mundo espiritual en el que estaban inmersos los que se dedicaban al campo y al pastoreo, mientras que Caín simbolizaba los representantes de las edades de Bronce y el Hierro, los que matarían a la civilización agrícola.

En otra interpretación, parecida a la anterior, el crimen se comete por el enfrentamiento entre una sociedad nómada y ganadera: Abel, el pastor, y otra, sedentaria y agrícola, Caín que labraba la tierra. Es pues la lucha de civilizaciones que tienen diferentes modos de producción.

También se concibe el relato de Caín y Abel como proceso de aniquilamiento de nuestra especie hermana: los neandertales, por un hombre moderno más evolucionado, después de que las dos especies fueran expulsadas del Paraíso: África, su lugar de origen.

Los mayas tuvieron su “Caín y Abel”

En América latina también nuestras culturas pensaron en mitos asesinos: Los Mayas, en su Popol Voh, “Libro de los Consejos”, narran el enfrentamiento entre la sociedad matriarcal y la patriarcal, que consistió en la muerte de los 400 jóvenes civilizadores del matriarcado, contra los Gemelos conquistadores y Zipacná, que a la vez murió a manos de los Gemelos.

Centurias después convertimos los mitos de crímenes en realidades. Montaigne (1533-1592) filósofo, escritor y político francés decía: “Se llama bárbaros a las personas de otra civilización y nosotros somos más feroces que los caníbales que se comen a los enemigos, mientras nosotros torturamos personas vivas”.

Pero fue en el siglo XX cuando la bajeza humana tuvo su máxima expresión con las Primera y Segunda Guerra Mundial. La primera dejó del orden de 10 millones de muertos y la segunda (los datos depende de la fuente) oscilan entre 40 y 60 millones de vidas perdidas y de ese número 6 millones correspondió al holocausto judío.

 Por la barbarie de la Segunda Guerra Mundial, el 8 y 9 de mayo fueron declarados por la ONU como “Días del Recuerdo y la Conciliación”, que son para la reflexión sobre la catástrofe de los conflictos bélicos y fechas para rendir homenaje a todas las víctimas de ese conflicto irracional.

La formación de la niñez es clave para lograr la paz

Gobiernos responsables y comprometidos con la paz regional y mundial deben hacer esfuerzos para resolver las diferencias de forma pacífica. El periodismo serio también juega un papel protagónico para que la sociedad diga no a la guerra y los educadores debemos generar en las nuevas generaciones competencias relacionadas con la tolerancia y la capacidad de resolver las diferencias con el diálogo.

El matoneo en la escuela es la peor lección que recibe la niñez y la juventud. Son los padres de familia y los docentes los más llamados a contribuir para superar el mal momento que vive la educación. Generando espacios de convivencia pacífica tanto en el hogar como en las instituciones educativas, más tarde – posiblemente tengamos una sociedad proclive a la paz.

El 8 y 9 de mayo deben ser unas fechas que se prolonguen por muchos días en los cuales recordemos que la guerra conduce a la pobreza de la mayoría de la población y a profundizar los odios entre grupos humanos. Con una conciencia clara de los males que encarna, se podrán enfrentar los nuevos desafíos y los constantes intentos de propagar los conflictos bélicos regionales.

Sólo cuando un amplio sector de la sociedad se oponga a ella, se podrá neutralizar a los profesionales de la guerra, a los expertos en hacer sonar los tambores del conflicto, a los dispuestos a iniciar la ignición del combustible de las contradicciones y diferencias o a sembrar pánico en las fronteras de los países o a azuzar las diferencias entre las creencias de grupos religiosos o convertir el exagerado nacionalismo en cantos guerreros. Y, lo más importante, una sociedad consciente del veneno que destila la guerra podrá neutralizar a los traficantes de armas, incrustados en los gobiernos o que actúan en la clandestinidad.

Algunos periódicos han contribuido a la guerra

Retomando a los periodistas hay que recordar a Antonio Gramsci (1891-1937) intelectual y activista político italiano, cuando en 1917 escribió su artículo titulado “Los profesionales de la guerra”. Él se refería a los periódicos complacientes de Francia, Alemania y Rusia que publicaban noticias sensacionalistas de proyectos bélicos, de nuevos armamentos, de tentativas malévolas por parte de naciones adversas.

Gramsci cuenta que en cierto periódico inglés apareció, varias veces, entre 1913 y 1914 la noticia de que misteriosos dirigibles habían sido avistados sobre las ciudades del Este. Cada vez la noticia era seguida por furibundas campañas de algunos otros periódicos para presionar al gobierno a que invirtiera en una mayor precaución de defensa, Pero siempre fue posible demostrar que la noticia de los dirigibles avistados era falsa.

Continúa contando Gramsci que en Alemania las mismas noticias sensacionalistas se extendieron contra los británicos. En agosto de 1914 los alemanes estaban convencidos de que los franceses habían bombardeado Núremberg, y el gobierno Alemán podía comenzar la guerra sin encontrar obstáculos en el pueblo.

 No sólo los falsos rumores contribuyen a iniciar un conflicto armado. Los imperios se otorgan el derecho de invadir países débiles, de ser los únicos con el derecho de tener armas de destrucción masiva y de señalar qué pueblos son buenos y cuáles son los malos.

Las potencias económicas se reparten el mundo

También, como dice Gramsci, las guerras modernas nacen de la necesidad de mejorar los ajustes económicos del capitalismo y según el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, en 2017 China será la nueva hegemonía económica. La proporción del Producto Interno Bruto Mundial de los EE.UU será tan sólo del 18 por ciento, aproximadamente (en 2017) cuando era del 25 por ciento en 1980. Por otra parte, la Unión Europea representaba el 31 por ciento de la economía mundial en 1980, y según las proyecciones del FMI se reducirá hasta el 17 por ciento en 2017.

De otro lado, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (Los BRICS) están logrando que desaparezca un mundo unipolar regentado principalmente por EE. UU y se tenga un mundo multipolar que compite por las materias primas y los mercados. Este reacomodamiento de la economía mundial explica, en parte, la expropiación de empresas extranjeras en Venezuela, Argentina y Bolivia.

 La lucha de potencias económicas se manifestó el año pasado en Sudan, cuando después de una lucha fratricida de casi 50 años de enfrentamiento bélico que dejó 2 millones de muertos, 4 millones de desplazados e inmensas ganancias a los vendedores de armas, se dividió en Sudan del Norte y Sudan del Sur. Sudan del Norte tiene la influencia de China y Rusia y Sudan del Sur de EE.UU, Gran Bretaña e Israel.

Otro punto caliente de la geopolítica está en el enfrentamiento de Irán, Palestina e Israel. Ante la obsesión de Netanyahu de atacar las instalaciones nucleares de Teherán, se han levantado voces que disienten del deseo del primer ministro israelí. El jefe del Estado Mayor del ejército, Benny Gantz, declaró recientemente que la amenaza iraní no es tan inminente como lo pinta Netanyahu. También Yuval Diskin, antiguo jefe de los servicios secretos, ha dicho que desconfía de gobernantes que toman decisiones basadas en “sentimientos mesiánicos” lo cual puede llevar al país a “una guerra con Irán o a una guerra regional”.

En Israel no hay unanimidad para golpear a Irán

Hace unos 15 días, durante la conmemoración del Día del Holocausto, Netanyahu declaró: “Cualquiera que se tome la amenaza iraní a la ligera no ha aprendido nada del Holocausto (…) Hoy el régimen iraní pide y actúa abierta y fervientemente a favor de nuestra destrucción”. Declaraciones de ese tono son propias de los amantes de la guerra. Afortunadamente hay declaraciones de personajes importantes que piensan diferente.

El exprimer ministro israelí Ehud Olmert, considera que el uso de la fuerza contra Irán debe ser el último recurso. Ante un foro judío en EE. UU, expresó su duda de la voluntad de Netanyahu de llegar a acuerdo alguno con palestinos.

Meir Dagan, exjefe del servicio israelí de inteligencia, el Mossad, dijo que un ataque por Israel o EE. UU contra las instalaciones nucleares de Irán sería “la idea más estúpida” posible. Elie Wiesel, premio Nobel de la paz y superviviente del Holocausto, también ha censurado que se realicen este tipo de comparaciones en el día dedicado a recordar el exterminio nazi. “Irán es un peligro, pero ¿defender que está creando un segundo Auschwitz? Yo no comparo nada con el Holocausto”, ha dicho Wiesel al periódico económico israelí Globes, sin referirse directamente al discurso del primer ministro.

Estas manifestaciones contrarias a los cantos de guerra de Netanyahu, podrían dar la posibilidad de que otra confrontación de magnitudes desastrosas no se lleve a cabo y peor, que revivamos los nefastos 6 y 9 de agosto de 1945 cuando EE. UU probó su capacidad de destrucción, asesinando personas indefensas de Hiroshima y Nagasaki.

El 8 y 9 de mayo Día del Recuerdo y la Conciliación, nos debe llevar a reflexionar sobre lo poco que deja la guerra y lo mucho que ofrece la paz.

Diego Arias Serna
Primo Levi, escritor Italiano de origen judío que vivió la barbarie del Holocausto en Auschwitz decía: “Si comprender es imposible, conocer es necesario porque lo sucedido puede volver a suceder, las conciencias pueden ser seducidas y obnubiladas de nuevo, las nuestras también. Por ello, meditar sobre lo que pasó es deber de todos”.

Diego Arias Serna es doctor en Física, universidad Complutense de Madrid, profesor-investigador de la Universidad del Quindío y presidente de la Fundación Semillero Científico (EAM)