Especial para La Página |
Caminando sobre una delgada cuerda se ha dado inicio a un
proceso político que puede dar lugar a significativos cambios en la dinámica
geopolítica de América Latina y el Caribe. Se trata de las conversaciones
de paz entre los insurgentes de las
FARC-EP y el gobierno de Colombia. Los
primeros quieren la paz como parte de un proceso de conquista de
reivindicaciones sociales para la mayoría desposeída de la población
colombiana, mientras que el segundo concibe la paz como una condición necesaria
para que Colombia se encamine hacia un crecimiento económico sostenido, en el
marco de una economía abierta al mundo.
Ese andar de equilibristas,
que ya ha comenzado, tendrá como
sedes a las ciudades de Oslo (Noruega) y La Habana (Cuba), y como países
acompañantes a Venezuela y Chile. El primero de los equilibristas, las FARC-EP,
procurará avanzar para llegar
airoso al final de la cuerda, para luego
insertarse (sin armas) en la vida
política colombiana, en medio del vasto torbellino de movimientos sociales que en
el hermano país se ha venido levantando durante los últimos años. El segundo
equilibrista, el Presidente Juan Manuel Santos, quien aspira llegar triunfante
a la meta, levantando la bandera de la
paz y con un fuerte respaldo de la sociedad colombiana, que le garantice
su reelección en el año 2014.
A ambos lados de la cuerda y como acompañantes confiables
para los equilibristas, avanzarán los gobiernos de Venezuela y Chile. El primero de ellos, presidido por Hugo
Chávez, quien aspira a ser reelegido el 7 de octubre con el pleno respaldo de
la UNASUR, acontecimiento éste que pareciera ahora ser imprescindible para que
las conversaciones de paz sean viables. El segundo, al frente del cual se
encuentra Sebastián Piñera, quien representa el socio adecuado para asegurar el
respaldo de la Alianza para el Pacífico al presente y al futuro gobiernos de
Santos.
Ahora bien, en caso de
que las conversaciones para la
paz en Colombia avancen con normalidad, es posible que otros dos
equilibristas ensayen una caminata por una delgada cuerda, con el propósito de
reducir tensiones y llegar a acuerdos. Se trata de Hugo Chávez y Barack Obama.
Ambos, en caso de ser reelegidos entre octubre y noviembre, tendrán ante sí la
posibilidad de construir una agenda tomando en cuenta a una Colombia pacificada
y a una Venezuela consolidada en organismos de integración como el ALBA, el
CELAC, MERCOSUR y UNASUR. ¿O es que hay acaso otro escenario racionalmente más
deseable y factible?
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