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John Locke ✆ A.d. |
Luis Roca Jusmet | He de reconocer que me he dejado
seducir dos veces por la cómoda seguridad que da el estructuralismo para
explicar el capitalismo. Primero me ocurrió con el marxismo de Althusser y
segundo con la teoría de la economía-mundo de Wallernstein. Son dos pensadores
potentes que en modo alguno quiero subvalorar. Ellos mismos van mucho más allá
que las escolásticas que generaron. Pero la visión estructuralista del
capitalismo es errónea si no la entendemos en sentido nominalista. Es decir, si
pretendemos que realmente hay una estructura permanente desde hace unos siglos
a nivel mundial con una lógica global que explica lo que ha ocurrido en este
tiempo. Nominalista quiere decir que conceptualizamos algo de manera
conceptual, aunque no arbitraria, basándonos en propiedades reales de los
procesos. De esta manera capitalismo es un concepto operativo pero
que, como cualquier concepto, nos sirve para aproximarnos a la complejidad de
lo real.
Con la palabra democracia ocurre lo mismo. Es una
palabra que hace referencia a una serie de procesos complejos que unificamos
bajo este término. Cualquier definición cerrada de democracia es limitada.
Pero en todo caso debe responder a procesos reales y no ideales. La definición
que me gusta más es la del sociólogo historiador Charles Tilly. Dice :
"Es
una consulta amplia, protegida y vinculante a los ciudadanos".