“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

13/3/15

L’espace urbain après le capitalisme: une utopie nécessaire

David Harvey
Les figures de la ville et de l’utopie ont depuis longtemps partie liée. Dès leurs premières apparitions, les utopies se présentèrent sous une forme distinctement urbaine et l’essentiel de ce qui est considéré comme de la planification urbaine au sens large a été infecté (certains diraient « inspiré ») par des modes de pensée utopiques. Le lien est bien antérieur à la première aventure de Sir Thomas More avec le genre utopien en 1516.
Il y a plusieurs manières de comprendre le texte de More et les nombreux schémas utopiques qui ont vu le jour par la suite, tels ceux de Francis Bacon ou de Tommaso Campanella. Je me limiterai ici à un seul axe : la relation suggérée entre l’espace et le temps, entre la géographie et l’histoire. Toutes ces formes d’utopie peuvent être caractérisées d’ « utopies de la forme spatiale » dans la mesure où la temporalité du processus social, la dialectique du changement social –l’histoire réelle – en sont exclues, tandis que la stabilité sociale y est assurée par une forme spatiale fixée. Louis Marin[1] a qualifié l’utopie de More de « jeu d’espace ». More sélectionne en effet un ordre spatial possible parmi de nombreux autres en tant que moyen de représenter et de donner consistance à un ordre moral particulier. Il n’est du reste pas le seul à procéder de la sorte. Mais l’idée nouvelle que Marin nous permet de saisir, c’est que le libre jeu de l’imagination, l’utopie en tant que « jeu spatial », est devenu, grâce à l’initiative de More, un moyen fertile d’explorer un large ensemble d’idées contradictoires concernant les relations sociales, les codes moraux, les systèmes politico-économiques etc.

9/3/15

Neoliberalismo y progresismo: una crítica a Emir Sader

Foto: Emir Sader
Ariel Mayo   |   La reestructuración de los capitalismos latinoamericanos, acaecida en los últimos quince años, puso en el centro del debate ideológico la cuestión del neoliberalismo. Las políticas de libre mercado, de privatizaciones de empresas estatales y de flexibilización de la legislación laboral, se tradujeron en un aumento de la desigualdad social y en crisis políticas, cuyos exponentes más extremos fueron El Caracazo (1989) y los sucesos de diciembre de 2001 en Argentina. Entre finales de la década del ’90 y los primeros años del siglo XXI, se hizo evidente que el modelo de acumulación imperante se hallaba agotado. Con diferencias según cada país, comenzó un proceso de reestructuración que fue calificado de “izquierdista” o “populista” por numerosos intelectuales, quienes contribuyeron en no poca medida a legitimar dicho proceso. Emir Sader es un ejemplo de esta tendencia.

Sader es autor de un artículo, “La batalla de las ideas”, publicado en la edición del sábado 7 de marzo del periódico argentino Página12. En él presenta de modo conciso varias ideas características de la corriente intelectual que apoya, desde el progresismo, la reestructuración capitalista. Si bien ninguna de ellas es original, corresponde someterlas a crítica dada la influencia que alcanzaron.

La izquierda chilena y las elecciones: una perspectiva histórica [1882-2013] – I, II & III

Sergio Grez Toso   |   El debate en Chile acerca de la conveniencia y factibilidad del uso de las elecciones como medio para lograr concretar las aspiraciones populares es muy antiguo. Podría decirse que ha tenido lugar a lo menos desde fines del siglo XIX, junto con el surgimiento de una izquierda política que se distinguió́ claramente del liberalismo de las clases dirigentes. Incluso es posible encontrar algunos elementos de esta discusión en periodos aun más pretéritos, cuando los sectores populares, especialmente los artesanos urbanos, intentaron constituirse como sujetos sociales con identidades políticas propias, aunque –por aquella época– no antagónicas al liberalismo de la elite dirigente.

La pugna que ha opuesto a las “dos almas” de la izquierda y el movimiento popular, la institucionalista o gradualista versus la rupturista, alcanzó su máximo desarrollo en la izquierda social y política chilena durante el siglo XX, adquiriendo –en ciertas coyunturas históricas– mayor relieve el tema de la participación en las elecciones.

Es objeto de este trabajo exponer sucintamente las grandes líneas de los debates y de la praxis histórica de la izquierda chilena, respecto del uso del sufragio y la conquista de espacios en el sistema representativo como medio para la defensa de los intereses populares.