Soledad Galiana
Con una presencia mediática sin precedentes, acompañado por
figuras de la cultura y la política escocesa, el primer ministro nacionalista,
Alex Salmond, presentó su campaña por la independencia de Escocia, para cuya
declaración espera recabar el apoyo de un millón de escoceses antes de la cita
histórica del referéndum de independencia que espera convocar para el otoño de
2014.
Salmond anunció la petición durante la presentación de la
campaña del movimiento por la independencia en Edimburgo con el apoyo de los
Verdes.
«Nos unimos en apoyo a una declaración de una verdad evidente. Los residentes en Escocia son los que tienen la mejor capacidad para tomar decisiones que afectan a Escocia. Queremos una Escocia más verde, más equitativa y más prospera. Sabemos que el poder de una Escocia independiente es necesario para conseguir esos resultados [...] Quiero una Escocia independiente no porque considere que somos mejores que otros países, sino porque sé que somos tan buenos como cualquier otro país».
«Como cualquier otra nación, nuestro futuro, nuestros
recursos, nuestro éxito debería estar en nuestras manos», añadió ante una
audiencia de quinientas personas reunidas en el cine Cineworld de Edimburgo,
pero también ante las audiencias que desde todo el mundo presenciaban su
discurso. A su lado, se encontraban actores, poetas, músicos, periodistas,
alguno de los cuales manifestaban por primera vez su apoyo al proyecto
independentista escocés, como piedras fundacionales del proyecto que Salmond
anunció se construirá «ladrillo a ladrillo» en las comunidades.
El líder de los Verdes Patrick Harvie explicó que a pesar de
que la independencia no era una prioridad para su partido si creen que la
concentración de poder en manos del parlamento londinense de Westminster «no
tiene sentido desde la perspectiva de los Verdes».
La campaña por la independencia de Escocia se presenta como
la mayor campaña de base en la historia de la nación, diseñada para asegurarse
el apoyo de la base ciudadana.
Respuesta unionista
Por supuesto, la respuesta a la iniciativa nacionalista por
parte de la oposición unionista no se ha hizo esperar, y llegó de la mano del
exministro de finanzas laborista, Alistair Darling, que con anterioridad a la
presentación de Salmond ya apuntó a los resultados de una encuesta de opinión
encargada por él. El sondeo sugiere que el 57 % de los escoceses se oponen a la
independencia, mientras que el apoyo a esta opción es de tan solo un 33 %, y
razonaba el mantenimiento del gobierno de Londres sobre Escocia en los posibles
riesgos asociados con la independencia.
Darling ha mantenido reuniones con conservadores y
liberal-demócratas en el diseño de una campaña contra la independencia que
esperan lanzar en los próximos meses, aunque considerando la inexistente base
electoral conservadora en Escocia, y los malos resultados obtenidos por los
liberal-demócratas, castigados por su participación en una coalición de
gobierno en la que las políticas vienen dictadas por la mayoría conservadora,
la campaña unionista dependerá en sobremanera de los laboristas, que aún
cuentan con una base electoral importante.
Y es precisamente de esa base laborista y liberal de la que
los nacionalistas escoceses quieren alimentar su campaña. Las políticas
sociales de Salmond y su negativa a que los recortes afecten a los servicios
públicos, a la educación, sanidad o pensiones de los escoceses, le ha granjeado
la aprobación de algunos votantes laboristas.
La profundización en ese tipo de políticas en un momento en
que una segunda recesión podría imponer aún mayores medidas de austeridad en
Gran Bretaña podrían ser una de las claves para una mayor credibilidad para su
partido y con ello para su propuesta política de independencia fiscal y
presupuestaria de Londres.
Aún así, Salmond reconoce que la opción independentista
tiene bastante trabajo por delante, y precisamente a ello se debe el plazo de
dos años y medio hasta el referéndum en otoño de 2014, una de las discusiones
con el Ejecutivo de Londres -que no desestima la soberanía del gobierno de Edimburgo
para convocar la consulta pero que preferiría una fecha más cercana para así
limitar el incremento del apoyo a la propuesta nacionalista, que parece ganar
adeptos con el paso del tiempo. Con cuatro millones de votantes registrados en
Escocia, la larga campaña antes del referéndum pretender proporcionar forma y
sustancia al deseo de independencia y al concepto de nación.
«Estamos al principio de algo muy, muy especial», anunciaba
el líder escocés. «El principio de una campaña que restaurará el nacionalismo a
la nación escocesa. nuestros oponentes son ricos y poderosos y por ello, para
ganar y ganar bien, tenemos que galvanizar a toda la comunidad en Escocia».
Campaña en las redes y la calle
La campaña hará uso de las redes sociales, con una declaración
digital además de una campaña en la calle y en los puestos de trabajo
encabezada por los activistas nacionalistas que convencerán a sus familiares,
amigos y compañeros de trabajo de las ventajas de una Escocia independiente.
La campaña se encuentra aún en un estado inicial, y en las
próximas semanas se establecerán las estructuras administrativas para esta, que
serán financiadas por los casi dos millones de libras donados por el poeta
Edwin Morgan, y los hermanos Colin y Chris Wei, que donaron un millón de libras
de los 64 millones que ganaron en el sorteo de Euromillones.
La estrategia que garantizó al partido nacionalista escocés
la victoria en las elecciones del 2011 es la misma que Salmond presenta en esta
campaña, el ser el único partido que puede tomar decisiones sin consultar con
las ejecutivas en Londres, que pueden considerar que la realidad inglesa es más
importante que la necesidad de Escocia, y además de los argumentos políticos,
existe la necesidad de crear una confianza no solo en la propuesta
nacionalista, sino en la capacidad de Escocia.
Las ventajas de una Escocia independiente políticamente no
son la clave del argumento unionista, porque esta se centra en la viabilidad de
una Escocia independiente económicamente y en su impacto no solo para los
escoceses, sino para el resto de los británicos, por la riqueza de Escocia en
recursos naturales. De ahí que la campaña unionista refleje no tanto
expectativas de futuro como la negatividad asociada a amenazas no definidas,
pero que recrean la conciencia colonial que duda de que la nación escocesa
cuente con capacidades y madurez para sobrevivir por si sola.
Alex Salmond debe no solo convencer, sino también demostrar,
tanto a británicos como escoceses, que ello es posible en los próximos dos
años, y para ello deberá luchar no solo contra sus oponentes políticos, sino
también contra una campaña mediática que incluso en los medios más progresistas
defiende que Escocia solo puede sobrevivir bajo el dictado de Londres, cuando
el mensaje real es que Londres no sabe si podrá sobrevivir sin Escocia.