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En Francia, la instrumentalización de la
cuestión migratoria ha sido históricamente el hecho de la extrema derecha.
Ahora, la derecha tradicional ha roto la barrera republicana y no vacila en
retomar esta temática y estigmatizar a los inmigrantes. Frente a este discurso,
de convicción o de circunstancia, destinado a designar un chivo expiatorio de
la crisis económica y social que asola Europa, resulta interesante confrontar
la retórica con la realidad de las cifras.
En Francia, en plena campaña electoral para las
legislativas de los días 10 y 17 de junio de 2012, la derecha y la extrema
derecha han enfocado su discurso en el tema de la inmigración y el miedo al
extranjero. Marine le Pen, presidenta del Frente Nacional (FN - extrema
derecha) y la Unión por un Movimiento Popular (UMP - derecha) se muestran
unánimes al respecto: el principal problema de Francia sería el inmigrante,
responsable de las dificultades económicas y sociales del país, o sea del
déficit público y el desempleo.
De modo clásico, le Pen acusa a la inmigración,
oficialmente evaluada en 200.000 entradas al año, de ser la responsable de
todos los males: “La inmigración representa un costo importante para la
comunidad nacional”.[1]
Se ha comprometido entonces a reducirla en un 95%, es decir limitarla a 10.000
entradas anuales.[2]
Durante la campaña presidencial, el candidato de
la UMP, Nicolas Sarkozy, cuyo asesor privilegiado Patrick Buisson es un tránsfuga
de la extrema derecha, no vaciló en retomar el discurso de la extrema derecha y
denunciar la invasión migratoria procedente de África: “Si las fronteras de
Europa no se protegen de una inmigración descontrolada, de la competencia
desleal y del dumping, ya no habrá un modelo francés y tampoco una civilización
europea. Si construimos Europa es para estar protegidos, no para dejar que se
destruyan nuestra identidad y nuestra civilización”.[3]
Para la UMP, los problemas de Francia se
explicarían por la presencia de una población extranjera demasiado numerosa en
Francia. El presidente candidato Sarkozy insistió en ello: “Estamos padeciendo
las consecuencias de cincuenta años de inmigración”.[4] Según la UMP, que se
ha comprometido a reducir a la mitad la cifra de la inmigración legal en
Francia[5],
“hay demasiados inmigrantes en Francia”.[6]
Las
cifras de la inmigración
Así, según los turiferarios de la “identidad
nacional”, el desempleo y el déficit público se deberían al número demasiado
elevado de inmigrantes en Francia. Conviene ahora analizar las cifras de la
inmigración legal y confrontarlas con la validez de esta aserción.
Primero, al contrario de lo que afirma Marine le
Pen, Francia no es el primer destino de los inmigrantes en Europa sino el
quinto, detrás del Reino Unido, Italia, España y Alemania.[7]
Por otra parte, la inmigración europea, la
reunificación familiar y los estudiantes extranjeros representan el 80% de la
inmigración total en Francia. Así, resulta imposible para el Estado francés
actuar sobre los dos primeros grupos sin contravenir las convenciones
internacionales, y particularmente la Convención Europea de los Derechos
Humanos en lo que se refiere a la reunificación familiar. El único margen de
maniobra concierne al número de estudiantes. Resulta difícil imaginar que la
nación francesa cierre sus puertas a esta categoría y se prive de lo que
constituye su resplandor internacional, o sea la excelencia de sus
universidades. En efecto, el 41% de los estudiantes de doctorado en Francia son
extranjeros.[8]
Según las cifras de la Oficina Francesa de la
Inmigración e Integración, entre los 203.017 extranjeros (de fuera de la Unión
Europea) acogidos en 2010, se encontraban 84.126 personas concernidas por la
reunificación familiar (41,4%), 65.842 estudiantes (32,4%) y 31.152 inmigrantes
económicos. Se descubre así que la inmigración económica sólo ocupa el tercer
rango.[9]
En realidad, la inmigración es una necesidad
económica para Francia. En efecto, la realidad de las estadísticas contradice
las alegaciones relativas al impacto negativo de los flujos migratorios sobre
la economía francesa (desempleo y déficit). Un estudio del Ministerio de
Asuntos Sociales relativo al costo de la inmigración sobre la economía nacional
revela que los inmigrantes, lejos de gravar el presupuesto de las prestaciones
sociales, traen cada año a las finanzas públicas la suma de 12.400 millones de
euros, contribuyendo así al equilibrio del presupuesto nacional y al pago de
las pensiones. Así, éstos reciben del Estado 47.900 millones de euros (retiros,
ayudas para la vivienda, ayuda a los desempleados, ingreso mínimo, ayudas para
la familia, prestaciones de salud, educación) y aportan 60.300 millones
(cotizaciones sociales, impuestos y tasas sobre el consumo, impuestos sobre el
ingreso, impuestos sobre el patrimonio, impuestos locales, contribución al
rembolso de la deuda social – CRDS y contribución social generalizada – CSG).
Este saldo ampliamente positivo hace añicos la argumentación del FN y de la UMP
sobre la inmigración.[10]
Los profesores Xavier Chojnicki y Lionel Ragot,
autores del estudio, se muestran incluso favorables a una “política migratoria
más ambiciosa”, la cual “contribuiría a una reducción de la carga fiscal del
envejecimiento demográfico”.
La inmigración tiene efectos sobre las finanzas
de la protección social en Francia. Éstos son globalmente positivos. […] La
inmigración, tal como se proyecta en las previsiones oficiales, reduce la carga
fiscal del envejecimiento demográfico. Sin ella, la necesidad del financiamiento
de la protección social […] aumenta 2 puntos del PIB, pasando del 3% al 5% del
PIB. [11]
Además, según este estudio, conviene agregar a
este saldo positivo de 12.000 millones de euros anuales otros ingresos no
monetarios de una gran importancia económica y social. Así, los 5,3 millones de
residentes extranjeros establecidos en Francia (11% de la población) ocupan en
su inmensa mayoría empleos que los franceses rechazan. Por otra parte, el 90%
de las autopistas se construyeron y se mantienen con mano de obra extranjera.
Por fin, los precios de consumo de los productos agrícolas, por ejemplo, serían
mucho más caros sin los inmigrantes pues éstos reciben muy a menudo un salario
inferior al de los ciudadanos franceses.[12]
Del mismo modo, en el campo de la salud, más de
la mitad de los médicos hospitalarios presentes en los suburbios francés son de
origen extranjero. Es lo mismo en otros sectores. Así, el 42% del personal de
las empresas de limpieza procede de la inmigración y el 60% de los talleres de
mecánica automóvil de la región parisina pertenecen a empresarios extranjeros.[13]
El Comité de Orientaciones de las Pensiones
señala, al contrario, que “la entrada de 50.000 nuevos inmigrantes al año
permitiría reducir en 0,5 puntos del PIB el déficit de las pensiones”.[14]
La Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a los
34 países más desarrollados, estima por su parte que los inmigrantes desempeñan
“un papel decisivo en el crecimiento económico a largo plazo”.[15]
Así, la retórica xenófoba que estigmatiza a las
poblaciones procedentes de la diversidad étnica del planeta no resiste un solo
instante el análisis científico. La inmigración, lejos de ser una plaga para la
sociedad francesa, es al contrario una necesidad económica vital.
El
Frente de Izquierda contra el Frente Nacional
El Frente de Izquierda (FDG), que en el espacio
de tres años se ha convertido en la cuarta fuerza política del país, denuncia
abiertamente la estigmatización de las poblaciones inmigrantes y se enfrenta al
FN y a la UMP en este campo. Jean-Luc Mélenchon, portavoz del FDG, condenó las
posiciones de la derecha y la extrema derecha: “El problema de Francia no es el
inmigrante, sino el banquero. No es el inmigrante quien cierra la fábrica. No
es el inmigrante quien condena a los demás a la pobreza. Son el capital
financiero y sus perros guardianes del Frente Nacional”.[16]
En su informe anual, la Comisión Europea contra
el Racismo y la Intolerancia, órgano del Consejo de Europa, denunció la
banalización del discurso hostil hacia los inmigrantes por parte de los
políticos. “La reducción de las prestaciones sociales, la disminución de las
ofertas de empleo y el aumento consecuente de la intolerancia hacia grupos de
inmigrantes y de las minorías históricas” constituyen “tendencias preocupantes”.[17]
En vez de abordar las cuestiones fundamentales
de la repartición de las riquezas y de la reducción de las desigualdades
económicas y sociales, la extrema derecha francesa –ahora seguida por la
derecha– prefiere fomentar el odio al extranjero. Basándose en convicciones
racistas, estigmatizan así a una población, particularmente la originaria del
norte de África y del África subsahariana, y la hacen responsable –sin razón–
de los daños que la aplicación dogmática de la doctrina ultraliberal ha ocasionado
en Europa.
Notas
[1] Front national, « Immigration : stopper l’immigration, renforcer l’identité française ». http://www.frontnational.com/le-projet-de-marine-le-pen/autorite-de-letat/immigration/ (sitio consultado el 1 de junio de 2012).
[2] Samuel Laurent,
« Sarkozy-Le Pen : ce que rapproche leurs programmes, ce qui les
sépare », Le Monde, 26 de abril
de 2012.
[3]
Nicolas Sarkozy, « Discours de Nicolas Sarkozy, Place de la
Concorde », 15 de abril de 2012. http://www.lafranceforte.fr/medias/presse/discours-de-nicolas-sarkozy-place-de-la-concorde-dimanche-15-avril-2012
(sitio consultado el 2 de junio de 2012).
[4]
Nicolas Sarkozy, « Discours de Grenoble », 30 de julio de 2010. http://videos.tf1.fr/infos/2010/le-discours-de-nicolas-sarkozy-a-grenoble-dans-son-integralite-5953237.html
(sitio consultado el 2 de junio de 2012)
[5] Le Point, « Sarkozy répète qu’il y a ‘trop’ d’immigrés en
France », 1 de mayo de 2012.
[6] Le Monde, « ‘Il y a trop d’immigrés en France’, a déclaré
Sarkozy sur RMC/BFMTV », 1de mayo de 2012.
[7] Cédric Mathiot,
« Non, la France n’est pas le pays d’Europe qui accueille le plus
d’immigration », Libération, 28 de
marzo de 2012.
[8] Le Monde, « Les étudiants étrangers constituent 41% des
doctorants en France », 31 de mayo de 2012.
[9] Office Français de l’immigration et de l’Intégration,
« Rapport d’activité 2010 », junio de 2011, p. 50. http://www.ofii.fr/IMG/pdf/OFII-RapportActivites_2010-Client-150DPI-FeuilleAF.pdf
(sitio consultado el 2 de junio de 2012).
[10] Juan
Pedro Quiñonero, « Les très bons comptes de l’immigration », Courrier International, 2 de diciembre
de 2010. http://www.courrierinternational.com/article/2010/12/02/les-tres-bons-comptes-de-l-immigration (sitio consultado el 26 de abril de 2012).
[11] Xavier
Chojnicki et Lionel Ragot, « Immigration, vieillissement démographique et
financement de la protection sociale : une évaluation par l’équilibre général
calculable appliqué à la France », Centre
d’études prospectives et d’informations internationales, mayo de 2011, n°
2011-13, p. 41. http://www.cepii.fr/francgraph/doctravail/pdf/2011/dt2011-13.pdf (sitio consultado el 2 de junio de 2012)
[12] Juan Pedro Quiñonero,
« Les très bons comptes de l’immigration », op. cit
[13] Ibid.
[14] Ibid.
[15] Organisation de
coopération et de développement économique, « Perspectives des migrations
internationales », 2010. http://www.oecd.org/document/42/0,3746,fr_2649_201185_45626986_1_1_1_1,00.html
(sitio consultado el 2 de junio de 2012).
[16] Jean-Luc Mélenchon, « Discours
de Strasbourg », 22 mai 2012. http://www.dailymotion.com/video/xr0h1l_j-l-melenchon-discours-de-strasbourg_news (site consulté le 2
juin 2012).
[17] Le Monde, « Le Conseil de l’Europe s’alarme de la montée des
discours xénophobes », 3 mai 2012.
Salim Lamrani es doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor encargado de cursos en la Universidad Paris-Sorbonne-Paris IV y en la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Etat de siège. Les sanctions économiques des Etats-Unis contre Cuba, París, Ediciones Estrella, 2011, con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade.