- Trabajo realizado en el marco del proyecto de investigación “La filosofía de Martin Heidegger analizada desde la perspectiva de la Escuela de Frankfurt”. Para un análisis más extenso y detallado de las siguientes problemáticas véase: “Herbert Marcuse y los orígenes de la teoría crítica. Una aproximación”; H. Marcuse y los orígenes de la teoría crítica’ e ‘Introducción: ¿Entre Marx y Heidegger? La trayectoria filosófica del primer Marcuse’, en Herbert Marcuse, Entre hermenéutica y teoría crítica.
Entre los miembros de la denominada Escuela de Frankfurt,
quizás sea la producción filosófica de Herbert Marcuse (1898-1979) la que menos
ha atraído la atención de la academia. A pesar de que la mayoría de sus obras
fundamentales (Razón y revolución, Eros y civilización o El hombre
unidimensional) han sido traducidas al castellano, aún no se ha producido una
confrontación rigurosa con la obra de Marcuse. Como es sabido, Marcuse se
incorpora en 1933 al Institut für Sozialforschung, bajo la dirección de Max Horkheimer, pero su trabajo filosófico había comenzado ya varios años atrás,
durante su estancia en la Universidad de Friburgo como asistente de M.
Heidegger.
Este período compone lo que podríamos denominar la producción filosófica del primer Marcuse, que durante 80 años ha sido prácticamente desatendida por los estudiosos en el ámbito hispanoamericano y que recientemente, por fin, ha sido recopilada y traducida al castellano en las obras aquí recensionadas.
Este período compone lo que podríamos denominar la producción filosófica del primer Marcuse, que durante 80 años ha sido prácticamente desatendida por los estudiosos en el ámbito hispanoamericano y que recientemente, por fin, ha sido recopilada y traducida al castellano en las obras aquí recensionadas.
En lo que sigue voy a tratar de realizar una breve
exposición de las ideas centrales de esos escritos para mostrar que, más allá
de su mero valor histórico, en ellos encontramos, en primer lugar, lo que
podríamos llamar la “prehistoria” o los “orígenes” de la denominada teoría
crítica de la sociedad elaborada a partir de los años 30 en el seno de la
Escuela de Frankfurt; en segundo lugar, una arriesgada y original puesta en
diálogo de Heidegger y Marx, que desemboca en la propuesta genuinamente
marcusiana de una síntesis entre ambos, en una “fenomenología del materialismo
histórico”.
Es precisamente este intento de síntesis el que da título al
primero de los artículos de Marcuse, “Contribuciones a una fenomenología del
materialismo histórico” (1928). Este planteamiento puede resultar chocante a
primera vista, pero la problemática que está detrás es, precisamente, el
intento de una reformulación crítica de la teoría marxista o, lo que es lo
mismo, la confrontación con las interpretaciones marxistas “ortodoxas”
dominantes en la época, las cuales estaban marcadas, según Marcuse (siguiendo
en ello a K. Korsch y G. Lukács)3 por el cientificismo. Estas interpretaciones
descuidaban los problemas filosóficos del marxismo, de modo que se desembocaba
en una separación de teoría y praxis, siendo ésta última relegada a un segundo
plano, incluso olvidada. En este contexto, y con el fin de recuperar la
potencialidad crítica atribuida a la teoría marxista, Marcuse acude, no ya a
la tradición hegeliano-marxista, sino a la hermenéutica fenomenológica de la
existencia humana que Marcuse encuentra en la obra capital de M. Heidegger, Ser
y tiempo (1927).
La analítica existencial de Heidegger representa para
Mar-cuse “un momento crucial en la historia de la filosofía: el punto en el que
la filosofía burguesa se disuelve desde dentro y deja el camino libre para una
nueva ciencia concreta”. Además, Marcuse encuentra en Ser y tiempo una cuestión
que va resultar clave en su planteamiento durante esta época: la problemática
de la historicidad.
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