“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

3/5/13

Matar el mensajero

Foto: Gustavo Márquez  
Gustavo Márquez Marín

Especial para La Página
En la antigüedad existía la costumbre de azotar o matar al mensajero portador de malas noticias, especialmente cuando se trataba de derrotas militares. Cada vez que en los últimos 14 años la derecha venezolana ha sido derrotada por los revolucionarios, ha tenido una conducta similar, al  pretender deslegitimar al Poder Electoral y al Sistema de Votación Automatizado que nos dimos los venezolanos  con gran esfuerzo y eficiencia,  para garantizar la participación masiva y el respeto irrestricto a la voluntad soberana del pueblo, de la cual el CNE solo actúa como su mensajero.

Con la automatización de la votación y de los escrutinios, mediante la aplicación de sistemas informatizados auditables, supervisados por los representantes de las fuerzas políticas, se obtuvo el reconocimiento del  mundo entero por su confiabilidad y transparencia. Ello permitió pasar la página de la cultura aberrante del “acta mata votos” al darle seguridad y blindar a los  procesos electorales.

Este sistema electoral es la piedra angular que le ha dado concreción al ejercicio  de  la democracia participativa y protagónica en construcción. A través de él se ejerce  y legitima  la voluntad popular y hemos avanzado en la transformación revolucionaria de la sociedad venezolana en paz y democracia,  hacia la construcción del socialismo bolivariano. De ahí la importancia estratégica que tiene la preservación de nuestro sistema electoral, reconocidos por la “Fundación Carter” y la propia MUD. Esta última,   a  pesar de haberlo utilizado en sus Primarias (2012), nuevamente se contradice al retomar el atajo de la desestabilización, buscando preparar el terreno para reeditar el golpe del 11A,  al no reconocer a Nicolás Maduro como nuestro   legítimo Presidente por decisión de la mayoría.

Al desconocer la ley electoral, descalificar al árbitro, llamar a la violencia con un saldo de 10 muertos y 120 heridos  con daños a los CDI, cantar fraude sin pruebas consistentes, pedir la auditoria para luego decir que no reconocerán la acordada por el CNE porque es “chimba”,  se le ven las patas al caballo. Detrás está la intención de  destruir el Sistema Electoral Automatizado porque  le tienen terror a la democracia verdadera.