Agustín Pérez Celis |
Agustín, fue un hombre bueno y afable, de corazón grande,
solidario, honesto, humilde, fundador en Valencia de los “Círculos de Estudio
Pro-Pueblo Jacques Maritain, militante de la causa revolucionaria de la
patria grande, bolivariano radical, antiimperialista,
dirigente estudiantil, Profesor Titular de la Universidad de Carabobo en la Cátedra de Derecho Internacional Público. Por su trayectoria, experiencia y amplios conocimientos, el Presidente Hugo Chávez Frías lo designó Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Los Países Bajos y Representante Permanente en la Corte Internacional de La Haya, en la Corte Penal Internacional y demás organismos internacionales con sede en dicho país. En esa delicada tarea jugó un papel importante en la defensa de los intereses de la República. Desde allí defendió con vigor y éxito, los reiterados intentos de la derecha opositora, de promover el enjuiciamiento del Comandante Chávez en la Corte Penal Internacional. Cuando más tenía que darle a su patria querida se fue con el atardecer, pero nos dejó su alegría perenne, su amor a la vida, su compromiso revolucionario, su eterna amistad. Se fue en paz como lo describe Gabriela Mistral en su poema “Atardecer”:
dirigente estudiantil, Profesor Titular de la Universidad de Carabobo en la Cátedra de Derecho Internacional Público. Por su trayectoria, experiencia y amplios conocimientos, el Presidente Hugo Chávez Frías lo designó Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Los Países Bajos y Representante Permanente en la Corte Internacional de La Haya, en la Corte Penal Internacional y demás organismos internacionales con sede en dicho país. En esa delicada tarea jugó un papel importante en la defensa de los intereses de la República. Desde allí defendió con vigor y éxito, los reiterados intentos de la derecha opositora, de promover el enjuiciamiento del Comandante Chávez en la Corte Penal Internacional. Cuando más tenía que darle a su patria querida se fue con el atardecer, pero nos dejó su alegría perenne, su amor a la vida, su compromiso revolucionario, su eterna amistad. Se fue en paz como lo describe Gabriela Mistral en su poema “Atardecer”:
Siento mi corazón en
la dulzura
fundirse como ceras:
son un óleo tardo
y no un vino mis venas,
y siento que mi vida se va huyendo
callada y dulce como la gacela.
fundirse como ceras:
son un óleo tardo
y no un vino mis venas,
y siento que mi vida se va huyendo
callada y dulce como la gacela.
http://lapaginademontilla.blogspot.com/ |