Gustavo Márquez
Marín |
Según la información oficial, en 2013 la tasa de homicidios se
redujo en 17.3 % gracias a la aplicación del Plan Patria Segura al llegar estos
a 39 por cada 100.000 personas. Son cifras que emulan un parte de guerra. De
hecho, el presidente Maduro se refirió a esta situación como una “guerra
social”, que curiosamente se sostiene a pesar de la drástica reducción de la
pobreza y la exclusión social lograda por la revolución bolivariana. Son
múltiples los planes y grandes los esfuerzos realizados por el gobierno
bolivariano para fortalecer la operatividad de los organismos de seguridad,
pero por ser este un problema estructural ya no es posible seguir
apagando el fuego sin atacar su origen.
El que cada semana mueran como mínimo 225 compatriotas en
manos del hampa, confirma el fracaso de la estrategia adoptadas hasta
ahora por el gobierno para enfrentar el monstruo del crimen que nos está
robando el futuro. Pareciera que lo
sensato es revisar a fondo el enfoque de la política de seguridad e identificar los condicionantes internos y externos del problema, asumiendo que este es complejo y con rango de Estado, porque en su solución está en juego la propia existencia de la Nación.
sensato es revisar a fondo el enfoque de la política de seguridad e identificar los condicionantes internos y externos del problema, asumiendo que este es complejo y con rango de Estado, porque en su solución está en juego la propia existencia de la Nación.
Para construir una estrategia de seguridad eficaz, hay
que seguirle la pista de la economía que sustenta y motiva el delito, a los
actores políticos externos e internos interesados en exacerbarlo y los factores
culturales que le sirven de caldo de cultivo a la criminalidad. La economía subterránea
del narcotráfico, de la corrupción, del lavado de dinero, del
contrabando, del comercio ilegal, del tráfico de armas, del tráfico de
personas, del paramilitarismo importado, es el sustrato en el cual crece, se
reproduce y se estructura el delito.
Sin duda, el desplazamiento de los valores humanistas
por el afianzamiento del individualismo hedonista, el consumismo y la
corrupción, muchas veces promovido desde los medios de comunicación
comerciales, le abona el terreno a quienes buscan en el delito su medio y razón
de vida. El pueblo clama por un golpe de timón que enfrente
eficazmente el delito y las organizaciones criminales externas e internas que
están detrás de la inseguridad. Que unifique a todos los venezolanos en la
lucha por la paz y la vida.
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