Sin embargo, nadie confía demasiado en los resultados de las conversaciones. Por un lado, la oposición se presenta dividida en múltiples facciones diferenciadas y con tácticas divergentes: el CNS (Consejo Nacional Sirio) ha abandonado la Conferencia antes de empezar; la CNFROS (Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria) asistirá con reticencias; el principal partido kurdo, PYD (Partido de la Unión Democrática), ha sido excluido de las conversaciones;las milicias islamistas están divididas a su vez en dos bandos, el frente al-Nusra y el EIIL (Estado Islámico de Irak y Levante),enfrentados entre sí en una guerra abierta que ha costado más de 1.000 muertes; etc., así hasta más de 40 organizaciones armadas algunas y pacifistas otras cada una con sus propias perspectivas políticas. El punto de coincidencia de la mayor parte de ellas,exige la dimisión del presidente Bashar al-Asad, también esgrimida por el representante de EE.UU., John Kerry, como condición indispensable para alcanzar un acuerdo. Pero la falta de coherencia en las fuerzas opositoras hace sospechar que tras la destrucción del Estado sirio se abriría un escenario similar al que hoy impera en Libia, como en el Líbano o Irak: una permanente guerra de baja intensidad.
Por su parte, la delegación gubernamental niega
el objetivo de las conversaciones pueda ser destituir a al-Asad, y subrayaque
sólo el pueblo sirio puede elegir o revocara a su jefe de Estado en unas
elecciones democráticas; esto ha sido defendido también por los aliados del gobierno
sirio, Rusia e Irán. En consonancia, su propuesta consiste en celebrar
elecciones libres con las suficientes garantías, para lo cual sehace necesario erradicar
el terrorismo que azota a la población siria. De hecho, ya se han producido
contactos entre los Estados europeos y el régimen sirio, para combatir el
terrorismo islámico. Pero por algún motivo desconocido –pues las dos
organizaciones son ramas de al-Qaeda-, los EE.UU. y sus aliados apoyan al
frente Al-Nusra en su lucha contrael EIIL.
A partir de ese panorama dantesco es de prever
que entre esas posiciones irreconciliables se produzca un diálogo de sordos.
Pero lo que subyace en este conflicto sirio es algo mucho más terrible y más
decisivo: detrás de cada uno de los dos bandos sirios en disputa, el
gubernamental y la oposición, se alineacada uno de los grandes bloques militares
que se han ido formando en la última década, herederos de los bloques de la
guerra fría. Por un lado, la alianza imperialista agrupada por la OTAN,
vencedora de la guerra fría contra el antiguo Bloque del Este; mantiene
sustancialmente su poderío militar, pero ha visto cuestionada su hegemonía en
el último lustro por causa de la crisis económica y por la emergencia de nuevas
potencias mundiales.Por otro lado, los llamados países emergentes, englobanprácticamente
al resto del mundo -Rusia, China, India, Brasil, Irán, Sudáfrica, América
Latina, África,…-; se aprestan a retomar la lucha contra las viejas potencias
coloniales todavía dominantes. Una lucha que toma formas fundamentalmente
económicas, pero tiene sus ribetes militares permanentemente presentes. Es
posible pensar, entonces, que en las Conversaciones de Ginebra se van a definir
los contornos de la nueva guerra fría a escala internacional.
Decía Samir Amín en un artículo reciente, que
las fuerzas anti-imperialistas son ahora más débiles que hace un siglo. Tal vez
sea verdad; o tal vez sean nostalgias de viejo combatiente, que ha visto
hundirse las ilusiones que nacieron de la revolución rusa. En todo caso, a mí
me parece por el contrario, que el imperialismo se presenta más débil cada día
que pasa. Precisamente porque los gastos en armamento se multiplican de año en
año,la maquinaria militar crece hasta límites de ciencia ficción, y suaparato
bélico es más y más sofisticado como única forma de mantener su primacía.Véase
la producción dearmas de destrucción masiva, el uso del terrorismo por parte de
las agencias de inteligencia y en especial el apoyo a los terroristas
islámicos, las tácticas militares en boga –elescudo antimisiles, los drones y
los asesinatos selectivos de opositores-, los genocidios que no cesan, etc… Esa
violencia es el síntoma de una decadencia imparable del imperialismo
capitalista.Especialmente porque todo ello está ocultado a las ingenuas masas
de ciudadanos consumistas, demócratas sin conciencia, mediante campañas de
propaganda edulcorada difundidas desde los medios de comunicación,… Un mundo
como había previsto Orwell; sin duda, el escenario apocalíptico de una
civilización en estado senil.
Siria se ha convertido en el frente principal
de la batalla por la hegemonía mundial en el terreno militar. Esa realidad fue
escenificada con toda claridad ante los atónitos ojos de la humanidad,a través
de la crisis de las armas químicas en la primavera pasada. Esa escaramuza tuvo
cierto parecido con la crisis de los misiles, que enfrentó a los EE.UU. con la
U.R.S.S. por motivo de la revolución cubana en octubre de 1962; en el sentido
de que la crisis siria estuvo cerca de convertirse en una guerra mundial entre
las grandes potencias. Por primera vez desde el hundimiento de la U.R.S.S. en
la década de 1990, la OTAN veía contestada su hegemonía militar en el mundo. Y
cuando todo el mundo esperaba la destrucción de Siria –como había sucedido poco
antes con Libia-, las potencias occidentales recularon ante el desafío.
Ese hecho ha servido para mostrar a la
población mundial una nueva correlación de fuerzas a escala internacional. En
primer lugar, la OTANno ha conseguido el control de las regiones que ha
invadido, ni en Afganistán, ni en Irak, ni en Libia. Tal vez el motivo
principal se deba aque sus aliados integristas,Arabia Saudí, Qatar y demás
monarquías feudales del Golfo Pérsico, tienen su propio proyecto histórico
independiente y actúan según criterios que no concuerdan con los intereses
occidentales; de tal modo, han impulsado la creación de bandasintegristas que
actúan desde una ideología medieval, y en las que no es posible confiar para un
proyecto medianamente moderno.Por eso, la OTAN no puede dominar ya en Oriente
Medio como hicieronhace un siglolas potencias coloniales,Francia e Inglaterra.
Pues incluso si consiguiera destruir completamente la región como ha hecho con
Irak, no tiene delegados que realicen la labor de garantizar la influencia
permanente de la civilización europea en la región. Entre las fuerzas de
oposición a los Estados soberanos y laicos de orientación socialista que
consiguieron establecerse durante el siglo XX en los países de cultura
musulmana, los liberales están en minoría. Por eso, Los ejércitos humanitarios
enviados por la alianza neoliberal se limitan a destruir lo que encuentran a su
paso. Es la nueva barbarie nacida de las entrañas de la civilización
capitalista en decadencia.
En el desarrollo de esa situación ha nacido
una nueva correlación de fuerzas en la región. La OTAN no ha conseguido
destruir la República Siria, después de apoyar durante tres años el asedio
continuado por parte de la oposición armada, con ingentes pérdidas humanas y
materiales. La inestabilidad se mantendrá todavía durante tiempo, pero la consolidación
del Estado sirio parece indiscutible, si bien tendrá que hacer concesiones a
los kurdos en materia de soberanía. Paralelamente, en Egipto la protesta de la
población contra el gobierno de los Hermanos Musulmanes trajo el golpe militar
y un importante riesgo de guerra civil; a pesar de ello, es una muestra clara
de que la ciudadanía ha reaccionado ante el peligro y no se ha dejado engañar
por los cantos de sirena de esa especie de liberalismo integrista que ha
nutrido la violencia contra las Repúblicas laicas de la región. El Estado
surgido del golpe no es la mejor solución, ni tiene el apoyo mayoritario de la
población –como se ha demostrado en el referéndum constitucional, donde ha
votado menos del 40 % de los electores-; pero, como el gobierno de al-Asad, es
el mal menor y quizás la única posibilidad real de un Estado soberano para el
país dentro de la coyuntura actual.
A pesar de todas las dificultades Irán se
mantiene incólume y consigue aguantar el desafío que le ha lanzado occidente
con el bloqueo económico. Rival de EE.UU. y sus aliados regionales, ha
conseguido anotarse pequeños triunfos en la guerra regional, apoyando a al-Asad
en Siria y a Hezbollah en Líbano y pactando con el gobierno de Bagdad favorable
a una alianza anti-imperialista.Esas victorias han resultado decisivas para
contener la ofensiva de la OTAN e Israel, de modo que Irán se muestra como un
actor principal en la región. En resumen, la ofensiva de la OTAN en Oriente
Medio está paralizada y no obtiene resultados favorables para los intereses
occidentales. Incluso desde el punto de vista económico las relaciones de la
OTAN con los Estados del Golfo Pérsico se encuentra en retroceso: Arabia Saudí
comercializa su petróleo con China, más que con los EE.UU.
Tal vez sea la razón para que la propaganda
bélica convenza cada vez menos a la población europea. Después de haberse
demostrado que la falsedad de la información sobre las armas de destrucción
masiva en Irak,ahora la credibilidad del discurso imperialista es cada vez
menor. Hemos sabido que el gas sarín empleado contra la población civil siria fue
utilizado por la oposición armada apoyada por la OTAN y sus aliados integristas,
y no por el régimen sirio como pretendían los gobiernos aliados. Las mentiras
de la guerra de Irak se han repetido ahora en Siria, como se difundieron para
atacar Libia con total impunidad. Por eso no es creíble el informe de tres abogados
que acusan al régimen sirio de 11.000 muertes en sus cárceles, aparecido
justamente la víspera de las negociaciones en Ginebra. Esa falta de
credibilidad no exime, evidentemente, para que se haga una investigación
imparcial y objetiva acerca de los hechos ocurridos en Siria, que determine las
violaciones de los derechos humanos en aquel país.
Es de esperar que la OTAN tenga cada vez más
dificultades para convencer de la necesidad de la guerra humanitaria a los
ciudadanos conscientes. Sin embargo, la población europea, empujada a la
necesidad por la crisis económica, puede echarse en brazos de las ideologías de
extrema derecha y apoyar la guerra como medio para salir de la crisis
económica, cargando las consecuencias de sus errores en los países colonizados.
No sería la primera vez que pasara algo así. Evitar un ciclo destructivo, como
el que llevo a las dos guerras mundiales en el siglo pasado, es un deber de la
ciudadanía consciente y los políticos honestos. La propia Iglesia católica
parece haberlo entendido así al elegir un Papa como Francisco I, sustituyendo a
Benedicto XVI.
La Conferencia de Ginebra debería acabar con
el apoyo de la OTAN a los grupos armados que operan en Siria y un acuerdo entre
los contendientes para alcanzar un alto el fuego permanente. No será el caso.
Pero las divisiones dentro de las fuerzas opositoras, el enfrentamiento armado
entre las propias milicias islámicas, la incapacidad de la inteligencia
occidental para dirigir efectivamente esa oposición armada y el veto a la
intervención de las fuerzas de la OTAN por parte de Rusia y China, anuncian el
declinar del bando opositor al Estado sirio y la victoria de las fuerzas de
izquierda. La presión de la oposición armada, especialmente de las milicias
integristas, continuará por algún tiempo todavía en toda la región, como
agentes de la política exterior de los Estados del Golfo Pérsico; pero el
Estado sirio dentro de un frente del rechazo anti-imperialista, se consolidará
con toda probabilidad.
Una vez estabilizado el Estado sirio, para estas
fuerzas de izquierda quedan varias cuestiones pendientes en la zona. Entre
ellas citaré tres: 1. Se debe pacificarla región erradicando el terrorismoy
propiciando una revolución democrática que restituya en la región las alianzas
progresistas y laicas entre los pueblos. 2. Se hace necesario aclarar la cuestión
kurda y plantear su estatuto nacional, lo que podría redundar en la división de
Turkía, Siria, Irak e Irán. 3. Hay que revisar la situación de Israel, que debe
convertirse en un Estado palestino democrático, aboliendo su estatus de Estado
teocrático y reaccionario. Estas condiciones, que completarán la revolución
democrática nacional, todavía sin realizar tras la retirada del colonialismo
europeo, serán el fundamento del futuro desarrollo regional hacia el
socialismo.