“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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10/8/17

La jornada laboral, el reparto de las horas y la relación de fuerzas

Una campaña que roza un sustrato profundo. La técnica y el trabajo. “Mercado laboral”, capitalismo y neoliberalismo. Lo posible y lo imposible en polémica con Rolando Astarita

Paula Bach

La campaña por la reducción de la jornada laboral, trabajando seis horas, cinco días a la semana y repartiendo las horas existentes entre todas las manos disponibles, con un salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar, caló hondo. La muy buena recepción en amplios sectores de trabajadores y jóvenes, el repudio de la ortodoxia con el ataque público del economista neoliberal Javier Milei a Nicolás Del Caño, así como la insistencia periodística sobre la imposibilidad de realizar tales medidas, resultan sintomáticos. Ponen de relieve que el asunto roza un sustrato profundo, incómodo y controversial. El tiempo de trabajo pero también su contracara, el tiempo libre, en tanto problema social, político y económico, adquiere protagonismo debido a la convergencia de varios factores que se cuecen en la arena internacional. Veamos.

22/1/13

¿Costo del trabajo o costo del capital?

Salim Lamrani

Especial para La Página
Hay unanimidad en el mundo político, económico y mediático para subrayar que el costo del trabajo es demasiado elevado en Francia y que perjudica la competitividad de las empresas nacionales. En cambio hay mucha discreción a la hora de hablar del costo del capital, verdadero obstáculo para el desarrollo económico del país.

Para la mayoría de los observadores de la vida económica de Francia, el principal obstáculo para el desarrollo de la nación sería el costo del trabajo, es decir salarios y cotizaciones sociales demasiado elevadas. Esta realidad impediría que las empresas nacionales fueran competitivas en un mercado globalizado donde la competencia es cada vez más feroz, y sería una de las causas del ocaso del país.[1]