“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

13/6/17

La izquierda frente a Venezuela

Claudio Katz

Durante los últimos dos meses Venezuela afrontó una terrible oleada de violencia. Ya se computan más de 60 muertos entre escuelas saqueadas, edificios públicos incendiados, transportes públicos destruidos y hospitales evacuados. Los grandes medios de comunicación sólo transmiten en cadena denuncias macabras del gobierno. Han instalando la imagen de un dictador en conflicto con los demócratas de la oposición.

Pero los datos de lo ocurrido no corroboran ese relato, especialmente en lo referido a los fallecidos. Cuando totalizaban 39, un primer informe destacó que sólo 4 fueron víctimas de las fuerzas de seguridad. El resto murió en saqueos o confusas balaceras al interior de las movilizaciones opositoras2. Otra evaluación señaló que el 60 por ciento de los ultimados era totalmente ajeno a la confrontación3.

9/6/17

Catar: Trece motivos de una extraña crisis en la región

El rey Salman de Arabia Saudí y Trump, en Riad
Reuters  / Foto: Jonathan Ernst
Nazanín Armanian

¿Es posible que siete aliados de EEUU declaren una guerra, de momento diplomática-económica, contra Catar, que es la sede del Comando de EEUU para Oriente Próximo (CENTOCOM), la más grande que posee el Pentágono en toda la región, sin la autorización de la Casa Blanca? Se trata de la primera consecuencia de la visita antiiraní de Donald Trump a Arabia Saudí, y puede ser una crisis trampa para arrastrar a Irán a una guerra regional, ahora que EEUU no se va capaz de enfrentarse directamente a esta nación, y quedarse con la primera reserva mundial de gas y la tercera de petróleo.

El pretexto del conflicto son unas declaraciones del emir de Catar Tamim Bin Hamad Al Thani, en las que afirma que una guerra contra Irán sería una locura, ya que desaparecerían todos los países árabes del Golfo Pérsico, o que Trump no iba a durar en el poder. Además, se le acusa a Tamim de financiar a los Hermanos Musulmanes (HM), a los que consideran terroristas, y desestabilizar a los países árabes. ¿No ha sido Arabia Saudí quien ha agredido militarmente a Irak, Bahréin, Yemen o Siria? Cierto. Catar, al igual que Arabia Saudí, EUA y EEUU, ha patrocinado el yihadismo sunnita que opera en Afganistán, Irak, Yemen, Siria, Libia, Chechenia, Rusia, China y Europa. Pero, ¿cómo es posible haber patrocinado el terrorismo mundial durante años sin que 11.000 soldados de EEUU instalados allí no se hayan enterado?
Castigo aleccionador para los traidores
De nada le ha servido a Doha alegar el ciberataque, falseando las palabras del emir, o pedir a los líderes de Hamas (filial palestina de HM) que abandonen el país. Los castigos, que incluyen el bloqueo aéreo, terrestre y marítimo de Catar, así como la expulsión de miles de familias cataríes de Arabia Saudí y de Emiratos Árabes Unidos (EAU), pueden tener consecuencias imprevisibles para el país (como la falta de alimentos que importa de Arabia) y para la paz mundial.

5/6/17

El fotógrafo que inmortalizó al mariscal Gueorgui Zhúkov y a la Patria soviética

El mariscal Gueorgui Zhukov pasando revista a las tropas
en la Plaza Roja, Moscú, 1945 ✆ Foto: Yevgeni Jaldéi
Higinio Polo

A las diez en punto de la mañana del veinticuatro de junio de 1945, dos jinetes aparecieron en la puerta de la Torre Spásskaya del Kremlin y entraron en la Plaza Roja de Moscú. Después, uno de ellos llegó a la esquina de la calle Kuibysheva: era el mariscal Gueorgui Zhúkov, que empezó a cabalgar al trote con su caballo blanco por los adoquines de la plaza, a lo largo de la fachada de los Almacenes GUM, que ostentaban las insignias de las repúblicas soviéticas, para pasar revista a las tropas, mientras sonaba la marcha de Glinka, Gloria a la patria, interpretada por mil quinientos músicos militares. Llovía, y el agua resbalaba por las viseras de las gorras de la tropa en aquel día gris y jubiloso. Entonces, el mariscal Konstantín Rokossovski, también a caballo, le dio la novedad a Zhúkov ante los almacenes populares engalanados con enseñas, mientras los soldados del Ejército Rojo observaban el paso marcial del jinete, orgullosos de la victoria sobre el nazismo, sabiendo que estaban protagonizando uno de los momentos más deslumbrantes de la historia. En aquel instante, un joven fotógrafo armado con su cámara Leica se hallaba al otro lado de la plaza, a la derecha del mausoleo de Lenin donde estaban los dirigentes soviéticos: era Yevgueni Jaldéi, que fotografió a Zhúkov cuando pasaba ante la catedral de San Basilio, y, unos segundos después, apretó de nuevo el obturador para captar la escena en que el mariscal, cuando ninguno de los cascos de su caballo tocaba los adoquines, sujetando las riendas y con los ojos puestos en la bandera roja que tapaba la fachada barroca del Museo de Historia, escuchaba el silencio expectante de la victoria, mientras el corcel árabe arañaba con las patas delanteras el aire de la Plaza Roja, ante la mirada de los soldados que habían aplastado a los nazis y liberado Berlín.