“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

5/6/12

Indro Montanelli / Historia de los griegos

Este libro, de pequeñas dimensiones, pero de gran contenido, lo leí en 1977, cuando cargado de ilusiones, esperanzas y con mi incipiente familia a cuestas llegué a Roma por primera vez. En Historia de los Griegos, Indro Montanelli combina los rumores, las certezas, los mitos y sus propias conclusiones para ofrecernos no el más detallado de los retratos de los clásicos griegos pero, tal vez, sí el más vívido, el más estimulante, y para mí inolvidable. La prosa de Montanelli es ágil y alegre. Consigue ser el vehículo perfecto para hacernos creer que las 368 páginas que componen el libro son el testimonio verdadero de un hombre que estuvo allí, en Atenas, en Esparta, en Tebas. Discutiendo en las academias y liceos, coreando en los teatros y emborrachándose en las olimpiadas. Creo que este es un libro que se debería leer. Lo de Historia de los Griegos es otra cosa. Es un viaje que bien vale la pena hacer en estos momentos en que los griegos están escribiendo una nueva historia. ¿Quién mañana la reseñará?

A los lectores / Indro Montanelli

Leer el Capítulo I, PDF 
Me sería más fácil enumerar los vicios y defectos de este libro que sus méritos y cualidades. Antes de escribirlo, sabía que llegaría fatalmente a tal conclusión, pero lo escribí igualmente porque me divertía hacerlo, porque espero que alguien se divertirá leyéndolo y porque pienso que, pese a todas sus lagunas, llenará aquélla, mucho mayor, que nuestros profesores olvidaron colmar: narración sencilla, relato cordial. La he llamado Historia de los griegos porque, a diferencia de la de Roma, es una historia de hombres más que una historia de pueblo, de nación o de Estado.

Por esto he reducido a lo esencial la trama de los acontecimientos políticos para dar preferencia a los que determinaron el desarrollo de la civilización y jalonaron sus grandes etapas. En este libro, los poetas y los filósofos cuentan más que los legisladores y los caudillos; la huella dejada por Sócrates y Sófocles me parece más profunda que la dejada por Temístocles y Epaminondas.

No pretendo haber dicho algo nuevo ni haber dado a lo que ya es sabido una interpretación original. Y ni siquiera me lo había propuesto. Mi ambición ha sido la de proporcionar a los lectores un medio para acercarse sin fatiga, y sobre todo sin aburrimiento, a los antiguos griegos. Espero haberlo logrado.

Traducción de Domingo Pruna