“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

23/9/13

Los juegos mentales de Antonin Artaud

Antonin Artaud ✆ A. Hunter-Blair
Ivanna Soto  | "Iré a verte sólo cuando tengas el ánimo de un pájaro. Así no te quejarás más de mí", le escribió Antonin Artaud (1896-1948) a Génica Athanasiou luego de que ésta le reprochara el uso del opio como paliativo de sus dolores, tanto físicos como mentales. Esta rumana, cuyo verdadero nombre era Eugénie Tanase, llegó a París en 1919, donde conoció al profeta del teatro en el otoño de 1921 en el Atelier del actor Charles Dullin. Génica fue su primera mujer y la primera con la que compartió su cotidianeidad durante cinco años. A partir de su intercambio epistolar entre 1921 y 1940, Cartas a Génica es uno de los materiales que inspira 'Sólo cuando tengas el ánimo de un pájaro', escrita por Emmanuel Medina y dirigida por Cintia Miraglia. A ese texto se suma también Cartas a Jacques Rivière, que recopila la correspondencia que Artaud y el editor de la Nouvelle Revue Française se escribieron entre 1923 y 1924.

Ambos materiales nos permiten observar lo más esencial en Artaud: su existencia triste y en perpetua nostalgia. Y no es casualidad que en la obra se tome a los dos en paralelo, ya que en Cartas a Génica también se ve la contraparte del intercambio epistolar entre Artaud y Rivière. Jacques Rivière me dijo que había verdaderos hallazgos en mis poemas, que lo habían impactado, pero también oscuridad de sentido y
expresiones poco acertadas. Es, en resumen, mi propia opinión , le cuenta a Génica. De ahí el atrevimiento que se tomaron los creadores de la obra de hacer coincidir en un mismo tiempo y espacio a los tres personajes -situación que no sucedió jamás en la vida real. Así, Artaud, Génica y Rivière aparecen en una fiesta en la que, detrás del baile y las copas, subyace la problemática de la industria cultural. Pero la obra no enfrenta sólo las identidades, sino más bien los cuerpos que batallan desde su libertad contra la incomprensión de sus contemporáneos. Luchas que encarnaron también poetas malditos como Baudelaire, Rimbaud y Verlaine, entre muchos otros.


Cuando puedo atrapar una forma, por imperfecta que sea, la fijo, por temor a perder todo pensamiento. Esos giros, esas expresiones mal construidas que usted me reprocha, yo mismo los sentí y los acepté , se excusaba Artaud ante las críticas de Rivière. Fue uno de los artistas más honestos consigo mismo y con su apreciación del arte. ¿De verdad son tan impublicables mis poemas en su totalidad? Por otra parte, poco importa; prefiero mostrarme tal cual soy, en mi inexistencia y en mi desarraigo , le escribió luego de que el editor le propusiese publicar el intercambio epistolar que da cuenta del origen y el proceso del libro que salió finalmente a la luz en septiembre de 1924 bajo el título Una correspondencia. En cierta forma, el editor termina publicando sus propios textos. Ya hablé bastante de mí y de mis obras por nacer; lo único que pido es sentir mi cerebro , pide en su última carta el 6 de junio de 1924 tras su intento de ingresar al mundillo literario que él mismo rechaza y condena. Un pedido que será atendido años después cuando se le reconozca la fuerza de su escritura.

A diferencia de la correspondencia con Rivière, Cartas a Génica es póstuma. De ella se conservan muy pocas respuestas y en muchas cartas Artaud le pide que no se las muestre a nadie y las guarde, o que las lea y se las reenvíe, siempre con temor a que otra persona pueda leer sus escritos. Con lo cual no es difícil adivinar que Artaud mismo no fue el motor que dio lugar a la publicación. Tal vez porque este compilado da cuenta de un Artaud que trasciende la imagen inalcanzable del genio, del poeta maldito, del profeta del teatro, para manifestar esa parte de él que sentía humillación, celos, culpa, dolores, insomnios, preocupaciones materiales y, sobre todo, necesidad de amor. Ahora que no estás aquí, te necesito cada vez más. Me parece que estoy separado de mi propio cuerpo. Todo lo que hago, aún las cosas imprudentes (PERO YO NO LO SABÍA), es por tu amor , confiesa. Nuestra vida común, nuestros mutuos impulsos, aún nuestros conflictos son una representación perfecta del amor tal como yo lo imagino . Pero a medida que transcurren los años, se percibe en Artaud la aceptación de que la vida con Génica no tiene futuro y la ruptura definitiva es inevitable, pese al amor. Por favor, no me abandones. Ese día mi muerte no estará lejana , reza una de las primeras respuestas a las amenazas de Génica de terminar la relación. Siempre me abandonas en los momentos más graves y peligrosos de mi vida , le reclama ya en las últimas peleas. Finalmente, sin soportar la incertidumbre que Génica le provocaba, aceptó alejarse. No se regatea con el amor, o todo o nada. Yo necesito todo . Entonces, fue nada.

Su tratamiento del dolor físico y mental con el opio fue lo que le trajo más problemas en su relación con Génica, ya que ella relacionaba su enfermedad con el uso de las drogas. Por otro lado, su falta de estabilidad económica es uno de los motivos por los cuales nunca le propone casamiento. Vivía en una pobreza absoluta, hasta el punto en que son reiteradas las cartas en las que con una X como símbolo le pide plata, tanto a ella como a su madre. Y son varias las veces en que hace referencia a sus deseos de terminar con su vida. Hoy tuve ganas de colgarme , revela a la mujer que tuvo la fortuna (o la desgracia) de ser su confidente, su amiga y su compañera. La ternura de sus palabras quedaba así sellada con la firma Nanaqui -diminutivo con el que su familia llamaba a Artaud de chico, Naki o, cuando el vínculo se enfría, Antonin Artaud, o simplemente Artaud.

Antonin Artaud ✆ Christophe Novel 
 “Nadie ha escrito, ni pintado, ni esculpido, ni modelado, ni construido, ni inventado, más que para salir del infierno”

Entre 1922 y 1935 transitó por un periodo exitoso como actor en las prestigiosas compañías de los Pitoëf y de Jouvet. En 1926 funda el Teatro Alfred Jarry, en el que experimentó sus teorías. En Provocaciones, Peter Brook escribe: Artaud quería del teatro algo que éste no podía darle, y cuando descubrió que no había una forma de expresión que pudiera decir todo lo que él necesitaba decir, se volvió loco . Su fracaso fue el germen del Manifiesto sobre el Teatro de la Crueldad, que data de 1932. Sin embargo, en las cartas a Génica ya se percibe su incipiente búsqueda por un teatro diferente y su apatía por el que solía ver y del que formó parte. Su atracción por las formas dramáticas de Oriente surge en 1922, cuando asiste a una representación camboyana frente a un templo de Angkor reconstituido. Ahí se genera su propulsión por un teatro distinto, que devendrá más tangible luego de una representación del teatro balinés, una década más tarde. Estas ideas se consuman en 1938 con el libro de ensayos El teatro y su doble, con el que quiso combatir al teatro psicológico narrativo. Así fue cómo revolucionó las artes escénicas.

La obra de Miraglia, sin embargo, no toma los presupuestos del teatro de la crueldad, al menos a conciencia. No quise sentir que por tomar los textos de Artaud tenía que hacerlo de la manera en la que él concebía el teatro , aclara. Pero es inevitable que alguien que comparte dichos presupuestos no deje entrever relaciones. Fundamentalmente, en Sólo cuando tengas el ánimo de un pájaro el motor y el disparador de la palabra es el cuerpo sensible del actor conectado con sus fuerzas originarias. Así, el baile y la música en vivo a cargo de Mariana Hinterwimmer permite un viaje de choque e intensidad constante para al espectador.

Artaud se hizo siempre cargo de una terrible enfermedad de la mente, que aludía decía- a un desmoronamiento del alma. Una meningitis a los cinco años lo introduce en el universo del dolor y le provoca planteos existencialistas que lo exceden. La niñez es como la muerte. En ella un sonido o un grito son inmensos fantasmas , escribirá. Desde los 16 hasta los 22 es internado periódicamente en las denominadas "Casas de Salud", que no son más que asilos de enfermos mentales. A los 27 empieza un tratamiento prometedor para mitigar su enfermedad a base de inyecciones. Pero pese a las sesiones, con el paso del tiempo se incrementa su malestar y su falta de resistencia. Finalmente, tras el fracaso de su teatro, -vio imposible su intento de lograr una comunión catárquica con el público burgués y moderno de París-, Artaud emigra a México, donde vive con los indios tarahumaras. El opio es reemplazado por la mescalina, el peyote y otras drogas. En 1937 regresa a Europa, y hasta 1946, completamente deteriorado, es trasladado a diversos manicomios. Así, cada día más enfermo, más acosado y desesperado, las últimas cartas a Génica datan de fines de 1940, cuando estaba internado en el hospital psiquiátrico de Ville-Evrard, donde pretendían curarlo con electroshocks. El suplicio que soporto aquí, Génica, es impío , le escribirá. En esa época, imagina que ella resiste a su lado. Desde que estoy internado aquí nunca le he escrito, mi querida Génica, pero la he visto muchas veces en las batallas que encabezó por mi liberación y en las cuales sufrió conmigo . Diagnosticado como incurable, muere en 1948.

Más allá de su genialidad, Artaud es sólo un hombre lacerado, humillado, tomado como loco, al que las cartas nos permiten leer dialogar con pasión y Sólo cuando tengas el ánimo de un pájaro nos vuelve más tangible. Yo me quería correr del lugar del loco, que es el abordaje más común. ¿Por qué el dolor tiene que implicar locura? , se pregunta Miraglia. Artaud permitió la representación hasta de lo irrepresentable, el contacto con todo aquello que no tiene forma de ser nombrado. Vivió en busca de nuevas formas de liberación, incomprendido en su modo de fugarse de lo más vil de la sociedad. De él nos quedarán por siempre sus palabras que, como aullidos, irrumpen hasta en los festejos más decorosos.