Jean-Luc Mélenchon | «Una
pistola en la sien», según sus propias palabras. Tsipras firmó un «compromiso».
Enseguida las trompetas elogiosas lanzaron la tradicional propaganda
gubernamental para celebrar el papel de facilitador de Hollande, la fuerza de
la «pareja franco-alemana» y para repetir los tópicos, los mantras y los
chascarrillos habituales de los «euroidólatras».La cruda realidad está, una vez más, a años luz de los pseudoanálisis de comentaristas que no entienden lo que ven, hablan de textos que no han leído y hacen reaccionar a los «responsables políticos» sin otras informaciones que las que dan esos más que dudosos intermediarios. En todas las pantallas la misma imagen: Angela Merkel frente a Alexis Tsipras flanqueada por Donald Tusk y François Hollande. Un espectáculo inaceptable. No solo para un francés, al cual es lamentable ver a ese lado de la mesa ¡Y por añadidura sentado al final del banco! Pero sobre todo para un europeo. Porque esa reunión se convirtió, sin ninguna crítica de los comentaristas, en una «instancia» sin ninguna legitimidad.