Especial para La Página |
Aprovechando el ánimo independentista de esta estirpe
criolla, Inglaterra se aprestó a apoyarlos, a fin de lucrarse de las grandes
ganancias y riquezas que las explotadas colonias americanas le proporcionaban
hasta entonces a España. Es así como los “criollos” neogranadinos sufrieron una
fuerte mutación cultural, marcada por un dejo “british” que hasta el día de hoy
los persigue.
Son inmensamente polite
(bien educados) con modales y urbanidad a toda prueba, llegando hasta el
uso de costumbres cortesanas, con la subsecuente hipocresía. “¡Qué alegría encontrarte! ¿Cuándo te dejas
ver para atenderte?”, es la frase ritual de los encuentros callejeros. Si
alguien no está familiarizado con el estilo solapado de la clase encopetada
bogotana, se cree el cuento y se queda esperando, per secula seculorum, a que lo inviten y lo “atiendan”.