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El equilibrio ambiental, más que un objetivo del desarrollo es una restricción de éste. En
consecuencia, aquellos objetivos del Programa de la Patria 2013-2019 en los que
está implícita la intervención de los ecosistemas, tendrían que estar acotados
por la capacidad de resiliencia, regeneración y recuperación de los mismos.
Siendo así, habría
que repensar el modelo que históricamente hemos venido aplicando en la
formulación y gestión de los Planes de
la Nación, en los que se suele manejar en forma separada, el Plan de Ordenamiento del Territorio (POT)
y el Plan de Desarrollo Territorial (PDT). Lo lógico sería que el primero, al
regular los usos de la tierra con criterio intergeneracional, norme y
condicione al segundo, aprovechando al máximo las potencialidades del
territorio pero, sin afectar los equilibrios ecológicos que determinan la
preservación del agua, la biodiversidad, los bosques y el aíre, minimizando los
impacto que tienen las actividades humanas en los recursos naturales
renovables.