Juan Goytisolo ✆ Xulio Ríos |
Eduardo Subirats
El destino de todo intelectual ha sido y es el exilio. Un concepto de intelectual vinculado al esclarecimiento filosófico, poético, artístico y también político. Un concepto de acción intelectual simbólicamente comprometida con la búsqueda de la verdad y la comunicación de los avatares de esta voluntad de verdad. Y un exilio sin retorno.
El destino de todo intelectual español ha sido el exilio. Bartolomé de las Casas fue un exiliado en razón de su origen judío y de su cristianismo reformista. El Inca Garcilaso fue un exiliado porque vinculó las cosmologías de su origen inca con la filosofía cabalista de otro exiliado ibérico: el filósofo sefardí Leone Ebreo. Cervantes fue un exiliado por estar demasiado cerca del humanismo islámico y hebreo para el poderoso legado de la Inquisición y la Contrarreforma hispánicas. Fue un exiliado Giuseppe de Rivera, quien llamó a España madrasta de toda inteligencia. Exiliados paradigmáticos en el europeo siglo de las luces fueron José María Blanco White y Francisco Goya: testimonios del oscuro destino de una España entregada a la corrupción de la Iglesia católica y a una monarquía totalitaria. Picasso fue otro artista hispánico exiliado. Y los dos intelectuales que dieron forma literaria a la recuperación y revisión de una historia española proscrita en nombre de las ficciones nacionalcatólicas, Américo Castro y Vicente Lloréns, han sido dos grandes exiliados de Princeton. La tradición de los exilios hispánicos no termina en modo alguno con ellos.
El destino de todo intelectual ha sido y es el exilio. Un concepto de intelectual vinculado al esclarecimiento filosófico, poético, artístico y también político. Un concepto de acción intelectual simbólicamente comprometida con la búsqueda de la verdad y la comunicación de los avatares de esta voluntad de verdad. Y un exilio sin retorno.
El destino de todo intelectual español ha sido el exilio. Bartolomé de las Casas fue un exiliado en razón de su origen judío y de su cristianismo reformista. El Inca Garcilaso fue un exiliado porque vinculó las cosmologías de su origen inca con la filosofía cabalista de otro exiliado ibérico: el filósofo sefardí Leone Ebreo. Cervantes fue un exiliado por estar demasiado cerca del humanismo islámico y hebreo para el poderoso legado de la Inquisición y la Contrarreforma hispánicas. Fue un exiliado Giuseppe de Rivera, quien llamó a España madrasta de toda inteligencia. Exiliados paradigmáticos en el europeo siglo de las luces fueron José María Blanco White y Francisco Goya: testimonios del oscuro destino de una España entregada a la corrupción de la Iglesia católica y a una monarquía totalitaria. Picasso fue otro artista hispánico exiliado. Y los dos intelectuales que dieron forma literaria a la recuperación y revisión de una historia española proscrita en nombre de las ficciones nacionalcatólicas, Américo Castro y Vicente Lloréns, han sido dos grandes exiliados de Princeton. La tradición de los exilios hispánicos no termina en modo alguno con ellos.