“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

14/4/07

Aristóbulo, al fin llegaste!


Me encontraba en el andén de la estación del ferrocarril. Hacía algunos minutos había partido el primer tren que marcaba su ruta hacia el lugar donde seguramente teníamos que convergir necesariamente, porque así, tácitamente había sido convenido. Yo no quise montarme en ese primer tren, a pesar que en todos los vagones, atestados por cierto, se habían montado muchas personas conocidas, y sobre todo, estimadas y muy queridas por mí.

Pero yo esperaba ansiosamente tu llegada, porque quería aprovechar la ocasión de poder hablar ciertas cosas contigo, mientras el tren apuraba su marcha, sobre asuntos que en mi mente tenía pendientes para tratar con seriedad. Pero no llegabas. Yo preguntaba a los viajeros que iban llegando por tu persona y todos me decían casi lo mismo: que te habían visto, que era casi seguro que vendrías, pero nadie sabía con certeza que eso era seguro. Y seguía llegando gente, los vagones iban haciéndose cada vez más estrechos, y yo abajo, mirando ansiosamente por doquier, empinándome para escrutar el horizonte, para otear los movimientos de los que llegaban, que cada vez eran en mayor número…. y nada, tú no aparecías.

Pero yo estaba seguro que vendrías. Lo sabía porque, aun cuando no me encuentro en el círculo de tus amigos íntimos, ni nunca me había montado en el carro azul en el que habitualmente te trasladabas, ni siquiera he compartido momentos de esos que se llaman “trancaos”. En el fuero de mi conciencia, donde trato de sopesar cuidadosamente las acciones humanas, no sólo las mías sino también las ajenas, tenía la convicción por las cosas que conozco de ti, que necesariamente tenías que llegar a tiempo, para de esta manera no verme compelido a subir con cierta desgana, o de perder lastimosamente el tren, cuya hora de partida estaba anunciada. Mientras tanto, las bocinas angustiosas anunciaban la inminente partida…. y nada, tú no aparecías.

Consulto el reloj, trato de llamarte por teléfono, pero para variar, salía la contestadora automática. Seguían llegando pasajeros, muchos de ellos sudorosos, porque en los últimos metros habían tenido que apurar el paso. Cada uno de ellos, pensaba yo, seguramente sabría de ti, pero yo no podía interrogarlos uno a uno, porque técnicamente eso no era posible y tampoco podía arriesgarme y verme entretenido en conversaciones innecesarias, mientras tú podrías llegar y abordar sin que yo me hubiera enterado, miro aquí y miro allá …. y nada, tú no aparecías.

Finalmente te veo llegar. No tuve que hacer mucho esfuerzo para divisarte en lontananza. Pero tú llegaste y te montaste rápidamente en el primer vagón, mientras yo me encontraba en la cola del tren, porque por ahí esperaba que subieras, no tanto por la metáfora que pudiera implicar, sino por que allí estoy yo. Al comprobar el movimiento que habías ejecutado, no vacilo en subir, con la esperanza de sortear los obstáculos, verdaderos vericuetos y llegar hasta donde te encuentras y poder tratar de los asuntos que en mente tengo para hablar contigo. Bueno, pero eso es otro cuento que después referiré. Lo importante es que, Aristóbulo, al fin llegaste!

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12/4/07

Hace 5 años me agarró la gripre sin pañuelo


Publicado en Aporrea:

Hace 5 años pasaron tantas cosas que ningún documental podrá revelar. Son millones de historias inéditas y desgraciadamente la inmensa mayoría de ellas quedarán sin conocerse. Pero hay otras historias que si bien han salido a la luz, han sido deliberadamente distorsionadas y muchos de los “y que” protagonistas de ellas no han sido otra cosa sino farsantes. Aunque resulte un poco chocante, tengo que hablar en primera persona y aprovecho esta magnífica ocasión para hacerlo, sin que tenga que esperar que el rubor inunde mi rostro.

Por supuesto que ahora ni después voy a contar toda la verdad verdadera, no sólo porque objetivamente esto no es posible, sino porque siempre me reservaré detalles incómodos, no para mí, pero sí para otros. Pero trataré de ser franco, sincero, dentro de lo posible. En primer lugar debo confesar que jamás creí que el presidente Chávez regresaría, y cuando constaté por la TV que entraba a Fuerte Tiuna, comenté entre los míos que si él salía con suerte de ese drama, lo veríamos dentro de 5, 6 o 7 años, por lo menos. Pero no podría garantizar, de acuerdo a mis reflexiones, que ese regreso fuera victorioso.

Nunca pude imaginar que el pueblo traería al presidente en menos de lo que canta un gallo. Yo no podía imaginar que un hecho de esta naturaleza pudiera ocurrir. A pesar de mi militancia revolucionaria desde el año de 1.957, de las tantas lecturas y del roce personal y político con tantos camaradas sabios y consecuentes, dentro de la estructura mental que me acompaña todavía hoy, no cabía la oportunidad para esperar una reacción tan rápida y oportuna. Y creo que esas reflexiones fueron lógicas, aunque equivocadas.

Fui tomado desprevenido también. Yo, en lo particular no estaba preparado para un acontecimiento de esta naturaleza, no había tomado las previsiones para proteger a mi familia en el aspecto económico, sobretodo para una “guerra de resistencia”, aunque en lo político y moral nos sobraran pertrechos para una larga marcha. Pero la inestabilidad crematística que me acompañaba entonces, resulta que ha sido una constante en mi vida y que se prolonga despiadadamente hasta el día de hoy. Por eso no tenía razón para los temores que entonces laceraban mi alma porque esas angustias son parte de mi cotidianidad.

¿Qué podía esperar entonces de aquel gobierno usurpador que allanaba mi casa el día 12 de abril? Por supuesto que mi familia no era la única que fue víctima de ese atropello, que se multiplicó por centenares en Caracas y en el país. Nosotros al menos no fuimos objeto de vejaciones físicas. Una decena de policías metropolitanos, acompañados de algunos miembros de la Junta de Condominio del edificio en que para aquella infausta fecha habitábamos, entraron atropelladamente a mi hogar, sin orden judicial alguna y al más puro estilo fascista. Motivo del allanamiento: buscaban a un alto representante del Estado, que debía encontrarse allí porque éste me había visitado con anterioridad en un par de ocasiones, a estricto título personal. ¿Qué podía esperar de un gobierno que ni siquiera había formalizado su “toma de posesión” ya era capaz de cometer tantos desafueros, de tanta iniquidad?

Hace cinco años la gripe me agarró sin pañuelo, como dice el refrán popular. Pero gracias al pueblo venezolano, yo, mi familia y mi país pudimos superar esa pesadilla, por la rebelión popular que barrió con el despotismo que afortunadamente fue de tan corta duración.

No olvidemos pues que tuvimos un 11, pero que siguió un 12 y terminó con un 13, que se prolongó hasta el 14. No olvidemos, no sólo los que estamos de este lado, sino los pocos que aún quedan del otro, que si bien estas acciones son irrepetibles, las lecciones son perdurables en la conciencia colectiva.

11/4/07

Alarmantes cifras sobre el consumo de Bebidas Alcohólicas en Venezuela

Publicado en Aporrea: www.aporrea.org/actualidad/a33129.html

Mostramos nuestro asombro ante las cifras que sobre el consumo de bebidas alcohólicas exhibe nuestro país. Tratamos este tema sin posturas hipócritas, sino con un sentido didáctico, pedagógico, que en algo pueda contribuir a este asunto que ha sido calificado por el Presidente Chávez como problema de salud pública.

1. Whisky: Venezuela es el 5º consumidor de whisky en el mundo, superada sólo por Estados Unidos, Francia, España y Corea del Sur, que en su conjunto tienen una población que superan los 400 millones de habitantes, y por supuesto, somos el mayor consumidor de América Latina. De acuerdo a las cifras que tenemos a la mano, sólo en el 2005, el mercado del whisky escocés en Venezuela creció en un promedio del 55% durante el 2005. El jefe de marca del segmento para Diageo en el país, Juan Valcárcel, dijo a la prensa que: “…las tres categorías del escocés --estándar, de lujo y superlujo-- mostraron una importante expansión, en un mercado que consume más de 2 millones 600 mil cajas anuales de whisky tanto nacional como importado” Estas declaraciones, que en cualquier país del mundo producirían un escándalo de proporciones gigantescas, pasaron desapercibidas en toda la prensa nacional, las cuales fueron consideradas dentro de lo “normal” en nuestro país Lo más descarado del asunto es la revelación del señor Valcárcel es su afirmación “…que el resultado por un mayor consumo por persona es el repunte en las ventas en las zonas libres de impuestos y una intensa campaña de los distribuidores”. El consumo “per capita” de whisky en Venezuela es de casi 6 litros por persona al año, una cifra impresionante. China, con 1 mil 300 millones de habitantes ocupó el décimo puesto mundial. Según un estudio global realizado por la TGI, “… la tendencia mundial de consumo de whisky está orientada hacia la población más joven, atribuida a las nuevas estrategias de posicionamiento que ejecutan las empresas con campañas de publicidad más frescas, que comienzan a dejar atrás el sobrio estilo de promocionar whisky. Los cambios en la publicidad están atrayendo a audiencias juveniles, incluso a consumidores entre 20 y 30 años, generalmente fieles a la cerveza. Entre los extranjeros que visitan a Venezuela cunde el asombro al comprobar que entre nosotros se acompañan las comidas con whisky y no con vino

2. Cerveza: Según la empresa Datos, “…el venezolano invierte 20% de su presupuesto familiar mensual para adquirir bebidas alcohólicas. No obstante, la situación del país y el incremento de los costos ha hecho que categorías inferiores al whisky crezcan, pues ofrecen una mejor relación precio-calidad. De hecho, en los estudios de mercado de la empresa Quantum Research, “…la cerveza figura como la bebida alcohólica más consumida en Venezuela, incluso en generaciones adultas, donde el whisky destaca, pero como segunda opción”. Los venezolanos consumimos anualmente la impresionante cifra de 2.000 millones de litros de cerveza que monopolizan sólo tres empresas. Venezuela consume un promedio anual impresionante de 77 litros por persona

3. Vino: Solamente de Chile importamos 15 millones de litros de vinos que se juntan a los otros 15 millones que nos llegan de otros países. El señor Arturo Labarca, ejecutivo de una empresa distribuidora nacional aseguraba que “Mientras que en el resto del mundo el 70 % de los vinos que se consumen son los de bajo precio, aquí (en Venezuela) crece cada año la demanda por los vinos caros, los grandes reservas y las botellas Premium.” En Venezuela, el 60 % del vino que se descorcha es producido en Chile. “Venezuela se ubicó en el primer lugar de consumo en el mundo de los vinos chilenos tenía entre sus mejores mercados a Canadá, Finlandia, Suecia, Holanda y Estados Unidos… todos ellos, fueron superados por el consumo en Venezuela” sostuvo durante su reciente visita a Caracas el señor Matteo Dall’Olio un especialista en exportaciones para América Latina

4. Ron: Superamos ampliamente a Cuba y Puerto Rico donde nació esta bebida espirituosa que cautivó al mundo, ya que el consumo nacional es de 26 millones de litros, es decir, de un litro de ron por persona. El ron es una bebida nacional de exportación, mientras que el whisky es totalmente importando, ocasionando una fuerte erogación de divisas, y en menor medida, el vino. La mayoría de los componentes de la cerveza son importados también, es decir, que el Ejecutivo Nacional muy bien pudiera ponerle coto a esta situación con medidas puntuales que tiendan a reducir la ingesta de esta bebida alcohólica.

Esperamos que una eventual campaña que contribuya a disminuir en parte el altísimo consumo de bebidas alcohólicas en nuestro país pueda contar con la aquiescencia de la cúpula de la iglesia católica y pedimos de todo corazón que no sigan torpedeando el esfuerzo que ha hecho el Gobierno Nacional para lograr los fines propuestos en la campaña anti-alcohólica, aunque sea en épocas de traslado masivo de personas por las carreteras nacionales.

En un artículo anterior sobre este tema destacaba lo siguiente refriéndome a la campaña emprendida por el Gobierno para proteger a los viajeros de Semana Santa “¿Cuál será el desenlace de esta crisis? Recuperamos para la Patria a la Fuerza Armada, luego a PDVSA. ¿Qué resultará ahora?” Bueno, yo creo que resultará en una mayor concienciación de la población sobre este asunto y se acrecentará la preocupación de nuestro Gobierno sobre el particular

5/4/07

Esta Ley Seca es Majunche: De pinga fue aquella del 2002-2003


Esta llamada “Ley Seca”, impuesta por la dictadura chavista al pueblo de Venezuela, para que, según se espera, pueda disminuirse el número de accidentes que causan la mayoría de las muertes que se producen en Semana Santa, ha sido criticada por dignos prelados de la jerarquía eclesiástica. Tales críticas merecen una seria reflexión por parte de los venezolanos, al cual confiamos una vez más, la solución de los grandes conflictos que aquejan a nuestro país, y de los cuales hemos salido, hasta el presente, sin mayores traumas. Después de cada tempestad nuestro país recobra su calma y todo queda, como decía aquella cuña de una toalla sanitaria “como si nada”.

Por ejemplo, en el 2002 teníamos el problema político que desembocó en el Golpe de Estado. Ninguno de los actores políticos tuvo la solución al problema: vino Pedro Carmona “El Breve”, se encarató el asunto, intervino el pueblo y zuas!, se acabó todo. Gracias a esta insurrección popular pudimos quitarnos de encima esa cúpula militar corrupta, medio enderezamos la nave y Venezuela siguió su recorrido

Luego vino el “paro petrolero”. Que si Chávez no se iba nos íbamos nosotros… a fuñir. Y así sucedió. Chávez no se fue, pero nosotros nos vimos sometidos durante 63 días a una inclemente “ley seca” decretada por Fedecámaras, la CTV, etc. En aquella ocasión los dignos prelados de la iglesia católica no dijeron ni pío ante el clamor de un pueblo que quería echarse una cervecita u otros líquidos espirituosos. Yo, por ejemplo, esperé en vano que algún cardenal, obispo, prior, abad, es decir alguna dignidad eclesiástica interviniera ante el Grupo Polar para humedecer el guargüero de tantas personas sedientas. Mientras tanto, muchos de los esclarecidos líderes del “paro” se fueron al exterior en sus aviones privados (como Carlos Fernándes) a “tirarse su curdita” en un ambiente de absoluto relax. Esperé en vano que el padre Freites, tan solícito él, nos ayudara para poner en juego nuestro “libre albedrío” y poder decidir si nos emborrachábamos o no. Pero no fue posible, todo fue en vano.

Óigame bien mi querido cardenal Urosa. En diciembre del 2002 y enero del 2003, no fue posible flexibilizar la “ley seca”. Ni siquiera en los restaurantes pudimos acceder a las delicias de Baco. Y a usted también lo esperé. Por lo menos que desde Valencia nos ayudara en algo. Pero no! Sólo Acosta Carlés pudo hacerlo abriendo algunos depósitos del refresco fabricado a base de la pecaminosa y malvada hoja de coca, que en ningún caso pudo mitigar los resecos gaznates del populacho. La imaginación popular se puso en juego y comenzaron a producirse las más espectaculares guarapitas que jamás este país haya saboreado. Todas las frutas, yerbas y semillas que se pudieron conseguir se usaron: parchitas, chirimoyas, guayabitas del Perú, malojillo, pasote, poleo, limones, guanábanas, semeruco, ponsigué. Total el pueblo se resolvió. Y resolvió también dar otro “golpe”, pero de timón, y la nave siguió su rumbo, esta vez con sus bodegas repletas de petróleo. Recuperamos PDVSA.

Ante esta descomunal crisis etílica por la que atraviesa Venezuela, oigamos a la cúpula de la iglesia católica y resolvamos qué vamos a hacer con este país. O nos matamos cuando nos dé la gana o cuando no nos de la gana también. Quién hubiera pensado que el partido anarquista tuviera tan dignos representantes en Venezuela. Total, hay que criticar a Chávez así esté en lo correcto porque hay que llevarle la contraria.

¿Cuál será el desenlace de esta crisis? Recuperamos para la Patria a la Fuerza Armada, luego a PDVSA. ¿Qué resultará ahora? Bueno, esperemos. Mientras tanto, mi querido cardenal Urosa, desde la humilde capilla donde estoy refugiado con algunos amigos, empino mi codo, alzo mi copa y digo: salud!