“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

27/1/13

Las universidades y sus estudiantes

Alfredo Portillo

Especial para La Página
Muy contentas se pusieron las autoridades de algunas universidades venezolanas, cuando se enteraron de  la posición que ocupaban  en el ranking Quacquarelli Symonds (QS), de clasificación de las mejores universidades latinoamericanas. Así, la Universidad Central de Venezuela ocupa el puesto 33, mientras que la Universidad de Los Andes el puesto 65. La alegría tal vez les duró poco tiempo cuando comprobaron que, según el Times Higher Education World University Ranking , que consigna las mejores universidades del mundo, la Universidad de Sao Paulo, de Brasil, la primera de América Latina, figura en el puesto 158, mientras que ninguna de Venezuela figura  entre las primeras 400 del mundo.

Bueno, para no desalentarse totalmente, se pudiera concluir que en el sistema educativo universitario del mundo, hay una suerte de jerarquía, y que desde la que aparece en el primer lugar, hasta la que figura de última, cumplen una función en materia de educación universitaria. Ahora bien, independientemente de lo bien equipada que pueda estar una universidad, tanto en lo que concierne a su recurso humano, como en cuanto a sus instalaciones, para que ella funcione debe contar con  estudiantes, vale decir, la materia prima con la que se trabaja. Los que estudian en una universidad reciben por lo tanto el calificativo de estudiantes universitarios, así que esa condición les da  unas ciertas características. La primera de ellas, sin duda, debe ser que su principal actividad es la  de estudiar.

Sin embargo, en el seno de una universidad hay también una especie de jerarquía, definida por aquellos estudiantes que estudian mucho, y aquellos que prácticamente no estudian. Es notorio observar cómo hay recintos universitarios donde los “estudiantes” pasan sus días sin estudiar, sólo ocupándose de cultivar la ociosidad, hablando mal del gobierno, de los profesores y de sus propios compañeros, esperando que el conocimiento y una preparación para la vida les caiga del cielo. Estos son los que contribuyen en buena medida a que la función de una universidad no sea vea realizada en su plenitud. ¿Qué hacer en estos casos?