“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

18/5/17

Keynes, la civilización y el largo plazo

John Maynard Keynes
✆ Pablo Garcia
Michael Roberts

La teoría económica keynesiana es dominante en la izquierda del movimiento obrero. Keynes es el héroe económica de los que quieren cambiar el mundo; para poner fin a la pobreza, la desigualdad y las continuas pérdidas de ingresos y puestos de trabajo en las crisis recurrentes. Y sin embargo, cualquiera que haya leído las notas de mi blog sabe que el análisis económico keynesiano es erróneo, empíricamente dudoso y sus prescripciones políticas para corregir los errores del capitalismo han demostrado ser un fracaso.

En los EEUU, los grandes gurús de la oposición a las teorías neoliberales de la escuela de economía de Chicago y a las políticas de los republicanos son keynesianos Paul Krugman , Larry Summers y Joseph Stiglitz o, ligeramente más radicales, Dean Baker o James Galbraith. En el Reino Unido, los líderes de la izquierda del Partido Laborista en torno a Jeremy Corbyn y John McDonnell, socialistas confesos, se inspiran en economistas keynesianos como Martin Wolf, Ann Pettifor o Simon Wren Lewis para sus propuestas políticas y análisis. Los invitan a sus consejos de asesores y seminarios. En Europa, los Thomas Piketty mandan.

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Los estudiantes graduados y profesores que participan en Rethinking Economics , un movimiento internacional para cambiar la enseñanza y las ideas económicas en ruptura con la teoría neoclásica, son dirigidas por autores keynesianos como James Kwak o post-keynesianos como Steve Keen, o Victoria Chick o Frances Coppola. Kwak, por ejemplo, ha publicado un nuevo libro titulado Economism, que sostiene que la línea de falla económica en el capitalismo es el aumento de la desigualdad y que el fracaso de la economía convencional consiste en no reconocerlo. 

Abril 1917. Y entonces llegó Lenin

Lenin ✆ Arkady Alexandrovich Rylov
"¡Tomad en vuestras manos vuestro propio destino!" (Octavilla repartida en Leipzig en abril de 1917) 

Miguel Salas

El mes de abril se inició en Petrogrado (*) con una protesta de 40.000 personas que exigen igualdad de derechos para las mujeres. Si en febrero ellas habían encendido la mecha de la revolución, no se iban a quedar sin derechos. El gobierno provisional no había acordado nada al respecto, lo dejaba para un futuro indeterminado. No se empieza una revolución para ir aplazando derechos, hay que conquistarlos y ejercerlos. Las mujeres ocuparon el centro de la ciudad y con grandes pancartas exigiendo “Derecho de voto”, “Si una mujer es esclava, no hay libertad”, “¡Viva la igualdad para las mujeres!”, se presentaron ante la residencia del gobierno y allí permanecieron hasta que lograron el compromiso de legalizar el derecho de voto para las mujeres. Al gobierno no le quedó otro remedio. ¡Es lo que tiene un proceso revolucionario! En la primavera de 1917, las mujeres rusas conquistaron un derecho que no tenía ningún otro país europeo. Dos días después, el 3 de abril, según el viejo calendario ruso; el 16 de abril, según el nuestro, Lenin llegará a Rusia y dará un vuelco a los contenidos políticos de la revolución.

17/5/17

Filosofía de la sospecha: pensamiento crítico y retorno a los orígenes

Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo
 
 Patricia Terino Aguilar

Fue en 1845 cuando Marx escribió esta famosa Tesis XI sobre Feuerbach, abriendo así una nueva y decisiva etapa para la filosofía, su enseñanza, su transmisión y su puesta en práctica, actividades reservadas hasta ese momento a una reducida elite de pensadores que podía disfrutar de los conocimientos adquiridos a través de esta disciplina, con el consabido poder que ello conlleva, no solo en el ámbito intelectual, sino también en los diversos campos que conforman a la persona.

El modo en que Marx entendió la filosofía hizo que esta cambiara de rumbo, concibiéndola como una herramienta imprescindible para la transformación de la sociedad que habitaba. Con Marx, la filosofía amplía su horizonte y ya no queda reducida exclusivamente al ámbito académico, sino que sale de las aulas, de la universidad y de los círculos privilegiados para incorporarse a la ciudadanía en forma de conocimiento, de toma de conciencia y de crítica hacia el modelo de sociedad imperante.

11/4/17

Inmigrantes y refugiados en la época de la geoeconomía política

Gonzalo Díaz Letelier
El economista egipcio Samir Amin, en su libro de 1973 «El capitalismo periférico»,[1] advertía que la “globalización” –moderna expansión o mundialización del capitalismo– implica, en el ámbito de las relaciones sociales, políticas y económicas internacionales, una lógica de producción de desigualdad entre las partes (centrales, semiperiféricas y periféricas) integrantes del sistema-mundo.[2] El sociólogo e historiador estadounidense Immanuel Wallerstein, por su parte, propone una matriz de análisis historiográfica de la transformación de los sistemas sociales político-económicos que va de los mini-sistemas hasta los sistemas-mundo. De acuerdo a esta matriz tenemos primero los mini-sistemas (únicos sistemas hasta el 8000 a.C.) –cuya definición antropológica se ha hecho en términos de “bandas” y “tribus”–, que implican en cada caso una sola estructura política, una economía con una división del trabajo a pequeña escala y una sola cultura; y luego tenemos dos tipos de sistemas-mundo (desde el 8000 a.C. hasta hoy), “imperios-mundo” y “economías-mundo”, que respectivamente implican mundialización política y mundialización económica. El “imperio-mundo”, bajo una estructura política y una estructura económica, integra múltiples culturas y es un sistema donde la economía está dominada e integrada por una sola clase política; la “economía-mundo”, bajo una estructura económica, integra múltiples estructuras políticas y múltiples culturas, es un sistema donde las clases políticas están integradas dentro de una sola economía.[3]

13/3/17

Juan Rulfo: 100 años de un precursor

A pesar de haber publicado solo tres libros, Juan Rulfo es uno de los escritores más importantes de las letras hispanoamericanas. Ejerció una influencia innegable en García Márquez
Juan Rulfo y sus libros ✆  Foto: Rogelio Cuellar

Gabriel García Márquez solía contar que cuando leyó Pedro Páramo, la primera novela completa del mexicano Juan Rulfo, sufrió una conmoción que solo había vivido con La metamorfosis, de Franz Kafka. Llevaba pocos meses en México y aunque ya había escrito cinco novelas (algunas de ellas aún eran inéditas) se sentía atascado en su oficio. “¡Lea esa vaina, carajo, para que aprenda!”, le había dicho su amigo el escritor Álvaro Mutis, quien le regaló el libro.

Aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura –escribió Gabo en 1986 en la revista Araucaria de Chile–. AI día siguiente leí ‘El llano en llamas’, y el asombro permaneció intacto. El resto de aquel año no pude leer a ningún otro autor, porque todos me parecían menores”. Gracias a ese encuentro afortunado, el colombiano encontró el tono para seguir contando historias y años más tarde escribió sus obras maestras.

El problema de la macroeconomía

Portada de la revista Time
dedicada a Karl Marx, febrero 1948
Los modelos macroeconómicos actuales emplean hipótesis de identidad increíbles para llegar a conclusiones desconcertantes

Paul Romer

-- Desde hace más de tres décadas, la macroeconomía está yendo marcha atrás. Su actual tratamiento no es más creíble que el que existía en la década de los setenta, aunque nadie lo pone en duda porque es más opaco. Los teóricos de la macroeconomía rechazan hechos probados fingiendo una ignorancia obtusa sobre afirmaciones tan simples como "las políticas monetarias estrictas pueden provocar una recesión". Sus modelos atribuyen las fluctuaciones de los valores a fuerzas causales imaginarias sobre las que no influye la acción de ninguna persona.

-- Lee Smolin comienza en  Las dudas de la física en el siglo XXI señalando que su carrera abarcó el último cuarto de siglo en la historia de la física, periodo en el que este campo no realizó ningún progreso en cuanto a la resolución de sus problemas fundamentales. El problema de la macroeconomía es todavía peor, puesto que yo he sido testigo de más de tres décadas de regresión intelectual.

12/3/17

El eterno debate en torno a György Lukács

György Lukács
El pasado 25 de enero, el ayuntamiento de Budapest decidió retirar la estatura de Georg Lukács de un parque del distrito 13 de la ciudad. El filósofo G. M. Tamás comenta el significado de esta decisión

Gáspár Miklós Tamás

Antes de 1914, las obras tempranas de Lukács fueron recibidas con gran antipatía por el mundillo literario húngaro; las consideraban “demasiado alemanas”, es decir, excesivamente filosóficas, no suficientemente impresionistas y positivistas. Esto no fue más que el comienzo, por supuesto; a partir de entonces, Lukács sería atacado sin cesar desde la derecha, durante toda su vida. Lukács tampoco recibió una acogida mucho mejor en círculos de izquierda. Cuando se publicó su libro más importante, Historia y conciencia de clase (1923), fue atacado con fiereza tanto por la Segunda como por la Tercera Internacional. El libro no volvió a publicarse hasta la década de 1960. A Lukács le dieron un ultimátum: si quería seguir siendo miembro del Partido, tenía que repudiar el libro y someterse a autocrítica, que es lo que finalmente hizo.

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En la Unión Soviética fue duramente criticado en la década de 1930. Poco después de trasladarse de Viena a Moscú, Lukács fue deportado a Tashkent y reducido al silencio. Sin embargo, en 1945 el Partido lo necesitaba –o mejor dicho, su fama– en Hungría. Aceptó volver allí a regañadientes; Alemania Oriental también era una posibilidad. Una vez establecida y consolidada la dictadura en Hungría en 1947-1948, el “debate en torno a Lukács” se relanzó con toda crudeza: lo tacharon de “desviacionista”, de “burgués”, dijeron que era un hombre que no estimaba el “realismo socialista” soviético (dicha sea la verdad: era efectivamente todo eso). De nuevo lo condenaron al silencio, le prohibieron enseñar o publicar en húngaro, aunque parte de su obra pudo cruzar la frontera clandestinamente para ser publicada en Alemania Occidental.

11/3/17

Heidegger era nazi. ¿Lo es su filosofía?

Martin Heidegger ✆ Herbert Bayer
La publicación de los cuadernos íntimos del pensador alemán ha desatado el debate sobre si su antisemitismo contaminó o no toda su filosofía

Luis Fernando Moreno Claros 

El mundo académico de la filosofía tardó tiempo en asimilar que uno de los grandes filósofos del siglo XX, el alemán Martin Heidegger (1889-1976) —autor del rompedor Ser y tiempo (1927)—, simpatizó con el nazismo y aclamó a Hitler. Sólo fue un “error pasajero”, dijeron al principio, ya que el propio filósofo así lo dejó dicho en su célebre entrevista para Der Spiegel. Sus admiradores se tragaron el hueso: peccata minuta si fue nazi circunstancial y a medias; además, él mismo escribió: “Hay grandeza en el errar” y “el extravío es el regalo oculto de la verdad”.

Otro delicado asunto ha salido a la luz con la publicación en Alemania desde 2013 de las sucesivas entregas de los copiosos Cuadernos negros: Heidegger, además de nazi, también fue antisemita. Así parecen mostrarlo algunas anotaciones (pocas, pero relevantes) que salpican aquí y allá los pensamientos misceláneos de estos Cuadernos, y así lo ven estudiosos como Peter Trawny, Donatella di Cesare y Nicolás González Varela en sus interpretaciones. Es menester añadir que, en efecto, a Heidegger hay que “interpretarlo” sin descanso, pues la claridad de estilo no se contó entre sus cortesías (si es que tuvo alguna); escribía en una jerga particular, críptica y oscura hasta para los iniciados.

‘Rescate al amanecer’, a una década de su estreno — Fuga existencialista, por una nueva racionalidad

Luis Carlos Muñoz Sarmiento

Vietnam, 1965. Rescue Dawn o Rescate al amanecer, del alemán Werner Herzog (n. Werner Stipetic, Münich, 1942), podría pertenecer al género guerra como al drama existencial o al thriller psicológico. En efecto, la historia real del piloto germano Dieter Dengler quien luchando a nombre de EE.UU en Vietnam se accidentó en su avión Douglas A-1 Skyraider y cayó en manos de guerrilleros de Laos, fue llevado luego a un campo de prisioneros de guerra y por último en compañía de unos pocos huyó es un filme anti-bélico como otro de corte existencialista o psicológico. Tras superar grandes escollos, logró ser rescatado por un helicóptero y regresar con vida al hospital Danang (no propiamente para ser felicitado), por último “secuestrado” y llevado a su portaaviones. El filme se inicia a bordo del U.S.S. Ranger, Golfo de Tonkin, un episodio manipulado por EE.UU para justificar su invasión a Vietnam. En efecto, la Resolución del Golfo de Tonkin (oficialmente Southeast Asia Resolution, Public Law 88-408) fue emitida por el Congreso el 7 agosto 1964: autorizaba al Presidente Johnson para actuar de manera integral e irresponsable contra la República Democrática de Vietnam Norte, a la cual acusaba de agresiones en contra de naves gringas en el lugar que da nombre a la resolución. Esta es de importancia histórica porque autorizó al presidente, sin una declaración formal de guerra por el Congreso, para usar fuerza militar en el sudeste de Asia. Documentos recientemente desclasificados proporcionaron todavía más pruebas de que el Gobierno Johnson fingió el incidente para intensificar la Guerra. Un informe de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en inglés) concluye: “Esa noche no ocurrió ningún ataque” al portaaviones USS Maddox.

5/3/17

El fundador, película de nuestro tiempo: el capitalismo como entretenimiento

Tim Lott

Esta semana fui a ver El fundador [The Founder], una película nueva sobre el hombre que se encuentra en el origen del imperio McDonald’s de comida rápida. A Michael Keaton se le pronostica un Oscar por su retrato de Ray Kroc, que convirtió a los volteahamburguesas McDonald’s, con su único local de San Bernardino (California), en una historia de éxito global. El film tiene un 80% de aprobación en la página digital de reseñas agregadas, Rotten Tomatoes [célebre página norteamericana de crítica cinematográfica popular y periodística], un reparto de oro macizo y destacados valores como producción – y yo la he odiado más que cualquier otra película de la que tenga memoria.

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Representaba algo que nunca había visto antes en pantalla (fuera de United Passions, [de Frédéric Auburtin, 2014], la ridícula hagiografía del entonces presidente de la FIFA, Sepp Blatter): la completa penetración de los valores empresariales en la cultura convencional. Para quienes no la hayan visto, El fundador nos cuenta cómo Kroc, vendedor de cachivaches fallidos y estafador, se encuentra con el restaurante original de McDonald’s, gestionado por dos hermanos adorables y rústicos, Rick y Maurice McDonald. Kroc comenzó a otorgar franquicias de la marca y acabó traicionando a los hermanos, que seguían insistiendo en virtudes a la antigua como la calidad.

Los bolcheviques toman el poder — Alexander Rabinowitch

Lenin ✆ Vladimir Serov
Ugo Palheta

La editorial La Fabrique acaba de publicar “Les Bolcheviques prennent le pouvoir”*, aparecido inicialmente en inglés en 1976. Este libro de Alexander Rabinowitch tiene el enorme mérito de restituir lo que fue realmente la Revolución rusa en Petrogrado, entonces capital de Rusia y sobre todo epicentro de la revolución: un movimiento de insubordinación generalizada en que las clases dirigentes se mostraban incapaces de imponer su dominación como antes y en que las clases subalternas ya no consentían esa dominación (la definición por antonomasia de una “crisis revolucionaria” según Lenin), y al mismo tiempo un momento de aceleración y de bifurcación políticas, cuyas consecuencias serán ingentes a escala mundial.

En particular, el libro examina con todo detalle la política y la acción de los bolcheviques –tanto de la dirección del partido como de los militantes y las organizaciones intermedias– entre julio y octubre de 1917. Permite salvar el escollo cruzado de una disolución del papel del partido bolchevique (que para algunos no habría hecho más que ir a la zaga de los acontecimientos sin desempeñar ninguna función real más que canalizar la combatividad popular) y de una fetichización del mismo (sea negativa, con los bolcheviques como golpistas y usurpadores, sea positiva, como encarnación política del proletariado ruso).

3/3/17

Giorgio Agamben: el espíritu que vive

Giorgio Agamben ✆ Sébastien Plassard
José de María Romero Barea

El filósofo del siglo XXI ha de ser un orador dotado: tumultuoso, contundente, directo y paradójico. Debe escribir como habla. Giorgio Agamben (Roma, 1942) es un pensador así: su familiaridad con los clásicos filosóficos nos deja a veces con dificultades para respirar, pero ofrece a cambio un montón de líneas de actuación en forma de anécdotas, chistes y referencias inagotables a la cultura popular. Siempre logra redimirse a sí mismo, a ojos de sus admiradores, a pesar de arremeter contra el multiculturalismo, la tolerancia, el diálogo y otras “vacas sagradas” liberales. Se ha convertido en un santón de la (pos)modernidad: un ser cuasi-divino, a fuer de radicalmente terrenal.