“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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16/10/15

Franz Kafka y ‘La metamorfosis’: la increíble y triste historia del hombre que se convirtió en insecto

Gregorio Samsa y ‘La metamorfosis’ cumplen 100 años. El extenso relato de Franz Kafka, que apareció en una revista en octubre de 1915, es uno de los textos más conocidos del escritor checo y es clave en su universo literario
Demian Orosz   |   Una de las pesadillas de Kafka era que alguien tuviera la horrible idea de dibujar la alimaña, el indeterminado insecto en el que Gregorio Samsa se ve convertido la mañana en que, tras un sueño apenas intranquilo, su aspecto y su vida cambian para siempre. El escritor temía que una ilustración de la criatura que desata el espanto familiar apareciera en la portada de la primera edición de La metamorfosis. Pocos días después de haber entregado las pruebas corregidas, en una carta fechada el 25 de octubre de 1915, Kafka escribe a la editorial combinando ruegos y advertencias sobre lo inconveniente que resultaría, incluso, mostrarla de lejos. Su preocupación no parece del todo infundada si se considera la cantidad de veces que el bicho ha sido interpretado visualmente, sin contar los casos en que los retratos de Kafka mutan en alguna versión del insecto.

La metamorfosis se publicó primero en la revista Die Weissen Blätter, en octubre de 1915, casi tres años después de que el relato estuviera concluido y fuera guardado en un cajón a la espera de un editor. 

18/6/15

K de Kafka

Alejandro Campos   |   Quizás la obra de Kafka sea una de las más ricas y más comentadas de la literatura del siglo XX. A lo largo de los años, gracias a la (feliz) desobediencia de su íntimo amigo Max Brod, quien desoyó la voluntad testamentaria de Kafka que demandaba la destrucción de sus escritos, se han multiplicado las interpretaciones en torno a la obra del escritor checo. Desde el psicoanálisis a las interpretaciones religiosas, el abanico de lecturas ha sido tan prolífico como su obra. 

La ley, la culpa, la burocracia, la figura del padre, la animalidad, son todos temas que rondan la obra de Kafka y que han interesado a los más destacados pensadores y corrientes de pensamiento del siglo XX. La carta al padre ha sido el deleite de psicoanalistas, tal como El Proceso o la famosa parábola Ante la ley han sido materia de discusión en torno al derecho y a la burocracia.

8/9/14

Las cartas de amor de Franz Kafka

Franz Kafka & Felice Bauer ✆ Oscar Grillo
Walter Lezcano
Parece el comienzo de una película de Wes Anderson. Estamos en Praga. Es el 13 de agosto del año 1912. Un joven escritor de 29 años, que está a punto de publicar su primera obra, se dirige a la casa de su amigo para leerle unas cosas que, con mucha dificultad, estuvo escribiendo y reescribiendo: una serie de prosas breves que piensa publicar en poco tiempo más. Es algo que hacen siempre: juntarse, reír un poco y compartir lo que produjeron. Un día normal en el planeta Tierra. Sin embargo, el joven escritor entra a la casa de su amigo y algo nuevo sucede: se encuentra con una desconocida. Una muchacha unos años menor que él, tiene 25. No le llama mucho la atención. Ella es de Berlín, está de paso en Praga y se quedó en esa casa de pura casualidad porque al otro día bien temprano viaja a Budapest. No hablan mucho ya que los dos son algo tímidos. En lo único que coinciden es en el deseo de realizar un viaje a Palestina: los dos sienten una atracción por ese lugar debido a los relatos familiares.

6/8/14

Cien años de ‘El proceso’ de Franz Kafka | Nuevas propuestas para una relectura

José Ramón Martín Largo
En su libro La estética de la resistencia, Peter Weiss establece una original relación entre las pinturas de Brueghel y las obras de Kafka. Ambos, escribe, “habían dibujado paisajes universales, finos, transparentes, aunque en tonos terrosos. Sus imágenes eran al mismo tiempo luminosas y oscuras; causaban la impresión de ser macizas, pesadas en su conjunto, pero llenas de fuego y con nítida claridad en los detalles. Su realismo se había depositado en los lugares y regiones que eran reconocibles de modo inmediato, pero que al mismo tiempo se sustraían a todo lo visto hasta ahora. Todo estaba lleno de huellas, de gestos, de movimientos, de acciones cotidianas; todo resultaba típico y nos mostraba cosas importantes, centrales, pero sólo para, en el mismo momento, producir un efecto extraño, chocante”.

1/11/13

Pequeños relámpagos | Etgar Keret, Franz Kafka y la esperanza

Cristina Sánchez-Andrade  |  El universo narrativo de Kafka es pesimista, asfixiante y enigmático; el de Etgar Keret, en cambio, está impregnado de un tono de optimismo y desenfado. Hay similitudes entre ambos autores, pero Keret da una vuelta de tuerca a esta influencia. De repente llaman a la puerta, todo un descubrimiento literario, es una buena muestra de ello.

Leer. Devorar palabras. Sin duda puedes volver sobre el mismo párrafo como si lo hicieras por primera vez. Dicen que nuestro cerebro no es capaz de contar (números) y pensar al mismo tiempo. Tal vez así sea,  pero es increíble ese don que tenemos a veces para leer y pensar en otra cosa, para leer sin enterarnos absolutamente de nada. Hasta que de pronto, algo nos llama la atención: una palabra, una frase,

Entre Franz Kafka & Haruki Murakami

Haruki Murakami ✆ Mr. Esgar
Juan Forn  |  Hay un cuento de Kafka en que un escritor japonés es el máximo candidato a recibir el premio literario más importante del mundo pero, año tras año, es sistemáticamente relegado, a pesar de sus esfuerzos cada vez mayores por obtenerlo, que incluyen imitar a otros autores (por ejemplo, a un sueco autor de una exitosísima saga protagonizada por una chica que asesina villanos) e incluso copiar sus propias obras tempranas, cuando era feliz e indocumentado, y escribía sin pensar en otra satisfacción que llevar a buen puerto la historia que estaba contando. Los años se van sucediendo y el escritor japonés de forma cada vez más su estilo y su obra hasta que ya no tiene nada que ver con lo que era originalmente, momento en que obtiene por fin el tan ansiado premio, que no es otra cosa que un espejo.

Mentira: Kafka jamás escribió ese cuento. Pero el japonés Haruki Murakami, después de perder una vez más el Nobel hace dos semanas, publicó en el New Yorker un cuento titulado “Samsa enamorado”. Como todo el universo sabe, el protagonista de La

28/8/12

Desacralizar a Kafka puede ser un despropósito…

Franz Kafka  Julio Ibarra
… pero se ha puesto de moda, eso de matar al padre como consagración. Un correlato que intenta sostener incluso su obra. El 2006 publicamos su emblemática nouvelle La metamorfosis, tomando la exquisita traducción de César Aira, quien además escribió algunas líneas que apuntan a esa (necesaria) relectura de sacudir el mito y ahondar, en esta misma anécdota de la conversión en bicho, como una muestra de humor negro, tan poco considerado en su lectura. Este es el prólogo de César Aira a La metamorfosis de Franz Kafka.

Kafka tenía veintinueve años en 1912, cuando en las noches entre el 18 de noviembre y el 6 de diciembre escribió La metamorfosis. No fue el primer acontecimiento memorable de ese año crucial de su vida. Poco antes, en agosto, había conocido, en la misma Praga donde vivía, a una berlinesa de paso, Felice Bauer, con la que inició una correspondencia apasionada en la que constan los detalles de lo que sucedió después. En la noche del 22 al 23 de septiembre escribió su primera obra maestra, “La condena”. Días después escribía “El fogonero”, y luego seis capítulos que lo continuaban (el proyecto era hacer una novela que se llamaría El desaparecido y que en su publicación póstuma se tituló América). Y en diciembre salió de la imprenta su primer libro, Contemplación, compuesto de textos escritos en años anteriores.

Contra lo que ha difundido la leyenda, la vida de Kafka no fue sórdida ni lúgubre ni especialmente atormentada. Era un hombre apuesto, elegante, con una rica vida social, abogado de una compañía semiestatal de seguros, en la que hizo una carrera brillante (indagaciones recientes en archivos han revelado su impecable eficiencia: nunca perdió un juicio). Ni siquiera le faltó ese amigo fiel y profético, que casi todos los grandes escritores han tenido, que creyó en su genio desde la adolescencia. Y como constituyen la materia de buena parte de su obra podríamos sospechar que se los creó para poder escribir.

31/5/12

Manifiesto literario tras el fin de la literatura y los manifiestos / Desnudo en la bañera, asomado al abismo

Lars Iyer

Hubo un tiempo en que los escritores eran como dioses. Vivían en las montañas, cual eremitas desahuciados o aristócratas lunáticos. Escribían con la única finalidad de comunicarse con los muertos, los aún no nacidos, o con nadie en absoluto. No habían oído hablar nunca del mercado, eran misteriosos y antisociales.

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Aunque tal vez deploraran sus vidas, marcadas por la soledad y la tristeza, vivían y respiraban en el reino sagrado de la literatura. Escribían teatro y poesía y filosofía y tragedias y cada muestra era más devastadora que la anterior. Los libros que alcanzaban a escribir llegaban con carácter póstumo a sus lectores, y por el más tortuoso de los caminos. Asomarse a sus pensamientos e historias era tan aterrador como toparse con los huesos de un animal extinto.