Esa cultura, ¿consiste sólo en la moral de combate?
Pareciera que sí para las fuerzas armadas de EE.UU. Y para sus gobiernos: W.
Bush autorizó la tortura y se recuerda cómo se aplicó en Abu Ghraib a
ciudadanos inermes. Obama autorizó las ejecuciones extrajudiciales, que
comandos especiales practican en Irak, Irán, Afganistán y no sólo. No debiera
sorprender entonces que efectivos estadounidenses hayan ejecutado el domingo
que pasó –y porque sí, no en el campo de batalla– a dieciséis civiles afganos
en la sureña provincia de Kandahar.
Entre las víctimas había nueve niños, uno de ellos de dos
años de edad. “¿Era este niño un talibán?”, preguntó Gul Bashra, su madre. “Todavía no he visto a un talibán de dos
años de edad. No hay talibán aquí. Ellos (los estadounidenses) siempre nos
están amenazando con perros y con incursiones nocturnas de helicópteros”,
subrayó (AP, 11-3-12). Varios pobladores de las dos aldeas donde se produjo la
matanza atestiguaron que los soldados entraron borrachos, pero eso no explica
todo. Además, el alcohol estaría acompañado por una sensación de impunidad.