Especial para La Página |
Lo acontecido en
Paraguay viene a ratificar que las democracias latinoamericanas siguen siendo
febles. Sea que se trate de asonadas militares o de enjuagues parlamentarios,
lo cierto es que los Golpes de Estado siguen siendo un riesgo en la región.
Hace muy poco nos conmovió Honduras, más tarde fue Ecuador y hoy el hedor
antidemocrático se ha instalado en Asunción. En todos los casos la misma
patética inoperancia y demagogia de la OEA, en todos los casos, el silencio
cómplice de Washington. Se intenta abortar un proceso democrático progresista
usurpándole a un pueblo su voluntad soberana mediante un “golpe parlamentario”
apoyado tácitamente por la cúpula militar y los poderes fácticos del Paraguay.
Lo acontecido en
este pequeño país sudamericano liderado por el gobierno democrático de Fernando
Lugo enciende una alerta continental, pues si los golpistas imponen sus
términos, ello pone en entredicho toda la institucionalidad regional – UNASUR,
MERCOSUR - comprometida en la defensa de
la democracia. La debilidad frente al actual régimen paraguayo que desconoce la
voluntad popular expresada en las urnas solo legitima y alienta la posibilidad
de repetir experiencias análogas en otras latitudes de nuestra región.