►Para los alemanes y franceses, el espantapájaros de la crisis griega tiene un doble valor pedagógico: frena las reivindicaciones sociales con la amenaza de la austeridad y absuelve a las élites dirigentes del fracaso del euro achacándolo con desdén a un pueblo de la periferia europea.
Bruno Guigue
El pueblo es soberano, es dueño del poder y decide
libremente su futuro, ¿siguen vigentes esas fórmulas que definen la esencia de
la democracia? Si hay que plantear el asunto es porque la actualidad inmediata
multiplica los ejemplos de lo contrario. Lo menos que se puede decir es que la
idea de que la soberanía sólo reside en el pueblo, en la actualidad se ve muy
debilitada. Y ese rechazo de la democracia resulta tanto más paradójico en
cuanto que ocurre en su cuna histórica, en el centro de su encarnación
presuntamente ejemplar: Europa.
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