Gunter Grass @ Gungor |
Quizás este poema cause menos polémica que el anterior, Lo
que hay que decir, en el que se opuso a un ataque israelí contra Irán. No fue
ese mensaje el que hizo prender la pólvora de los intolerantes sino su denuncia
del arsenal nuclear de Israel y de que toda crítica a ese país se tache de
“antisemitismo”.
Pese a no ser el maltrato a Grecia tema fácil para ponerlo
en versos, la calidad literaria de este último poema es muy superior:
“Maldecirán los dioses a coro lo que te pertenece pero sin tu permiso no se
podrá expropiar el Olimpo”. Mas, ¿quiénes son estos dioses? No “la clac de los
comisarios”, quizás sí “el mercado”, y la patria del propio autor, que quieren
que cada griego venda hasta su propia camisa. Al menos la morada de los dioses
no está en venta.
Es el poema de un viejo alemán decepcionado con su país y
con Europa, que denuncia el sufrimiento y las presiones a las que se está
sometiendo a Grecia, y que lleva a cuestas el peso de la historia que muchos se
quieren quitar de encima o enterrar en el olvido, y que porta, sobre todo, como
decía en un anterior verso, “un estigma imborrable”, el del Holocausto.