Iñaki Gil de San
Vicente | El socialismo está siempre en adecuación y
adaptación porque el capitalismo, su enemigo mortal, se adapta y adecua
permanentemente. La lucha de clases es movimiento continuo a partir de las
contradicciones sustanciales del capitalismo, lo que hace que la teoría
socialista deba (re)crearse, descubrir e integrar los brotes que emergen de las
raíces y las vivifican. Por esto, está condenada al fracaso cualquier
definición cerrada, fija, dogmática del socialismo. La lucha de clases es la
que impulsa con sus lecciones prácticas el enriquecimiento teórico del
socialismo.
La lucha de clases mundial es la que enfrenta en todo
momento de una forma u otra, pública o soterradamente a la minoría capitalista
con la humanidad trabajadora, el capital con el trabajo. La lucha de clases
particular, local, es la que se libra en cada pueblo, en cada nación o región
del planeta entre las burguesías y los pueblos trabajadores de esos lugares. No
puede existir una sin otra porque son formas de la misma esencia. El socialismo
es la fusión de estas dos expresiones de la unidad: la mundial y general, y la
nacional y local. Unidad que se reaviva al desarrollar formas nuevas en la
historia del capitalismo desde el siglo XV hasta ahora: mercantil y comercial,
industrial y bancario, financiero e imperialista, imperialista y especulativo
en la actualidad. En lo relacionado con el avance teórico-político, podemos
discernir cinco fases: