“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

28/5/15

Antes que sea tarde | Los cambios diferenciales no han contribuido a la estabilidad cambiaria

Gustavo Márquez Marín   |   La aplicación de la teoría del “anclaje cambiario” inspiradora del actual modelo de control de cambio creado supuestamente para abatir la inflación, ha provocado una sobrevaluación artificial prolongada de la moneda y una dolarización de facto de la economía. Si bien el control de cambio suele ser una medida transitoria, pertinente en circunstancias como la sobrevenida por el sabotaje petrolero que amenazaba con hacer colapsar la economía. Su implementación no evitó la depreciación monetaria ocasionada por el diferencial inflacionario con los socios comerciales. Tampoco logró bloquear la fuga de capitales ni abatir la inflación. Pero sí estimuló y facilitó una corrupción espantosa, forjadora de un inmenso hueco fiscal de más de 20 mil millones de dólares, que hoy gravita sobre la crisis que padecemos los venezolanos.

No fue realista suponer que todos los comerciantes y empresarios a los que les asignaron dólares CADIVI, por su propia voluntad dejarían de actuar bajo la lógica del capital para maximizar la extracción de la renta petrolera. Ni que los “controles” dejarían de ser aprovechados por algunos funcionarios corruptos como peaje para obtener una jugosa tajada.

Baruch Spinoza: La servidumbre humana

Baruch Spinoza
✆ María Elina
Luis Roca Jusmet   |   Después de haber hablado, en las tres primeras partes de su libro Ética, sobre Dios, el alma/cuerpo y los afectos, en la cuarta parte trata sobre la servidumbre humana o fuerza de los afectos. Si afirma que la fuerza de los afectos crea servidumbre, es porque considera que las pasiones nos encadenan. Para Spinoza la libertad es el poder hacer lo que queremos y lo que queremos es lo que decidimos racionalmente. De todas maneras, la libertad será el tema de una última parte del libro, no de la que hablamos. La servidumbre, y en esto también coincide con Nietzsche, es impotencia. Ambos consideran que la teoría del libre albedrío es una ficción. La diferencia entre un hombre libre y otro que no lo es, es que el primero está autodeterminado y el segundo es dependiente. Es decir, que de lo que se trata es de saber si está determinado interiormente, lo cual te lleva a la acción, o si está determinado por determinado los otros, lo cual te hace reaccionar. Pero si para Nietzsche es desde el instinto, para Spinoza lo es desde la razón. ¿Qué quiere decir guiarse por la razón? No es únicamente una cuestión de cálculo, también lo es de intuición y de la capacidad de distanciarnos de nuestros afectos, de verlos desde afuera.

24/5/15

Cuestiones de método en Suramérica | Las subjetividades están colonizadas por el poder mediático

Somos libres, pero al modo que el Imperio siempre lo ha querido: no en tanto colonias, sino neocolonias
Hoy hemos buscado nuclear una fuerza contrahegemónica, una praxis libre, una conciencia crítica, pero estamos en inferioridad de condiciones
Gral. José de San Martín
José Pablo Feinmann   |  El concepto que late en el horizonte de la lucha contrahegemónica en Suramérica es el de unidad. Este concepto –cuyo origen se le atribuye a Bolívar, que quería conducirlo– tiene, a su vez, que ser aclarado. La unidad de Suramérica es una totalidad en permanente destotalización. O, si se prefiere, una unidad que se deconstruye una y otra vez para construirse de nuevo. Es la unidad de una diferencia, que se estableció en el siglo XIX bajo las oligarquías nativas y el imperio británico, a la que se llamó balcanización. Pero la balcanización de América latina deberá estar (hoy) al servicio de su unidad, deberá expresar la identidad de cada país, su diferencia con los otros y, superándola, la necesariedad de superar la diferencia en busca de una unidad contraimperial, contracolonialista. Somos Occidente, pero al modo de sus víctimas. Somos Occidente, pero al modo de la subalternidad. Somos Occidente, pero somos su periferia. Somos Occidente, pero (y he aquí nuestro breve homenaje al fallecido Galeano) somos sus venas abiertas, sangrantes, nutritivas y finalmente secas, o siempre secándose en beneficio del poder hegemónico.