Máximo Gorki ✆ Mikhail Nesterov |
Malaya Nikitskaya es una calle tranquila, con fincas
arboladas, hasta donde, en ocasiones, se acercaba Stalin en los primeros años
treinta. La casa del número 6, justo en la esquina con Spiridónovka, se halla
frente a una iglesia que muestra en su fachada un pórtico neoclásico, de
columnas corintias y paredes amarillas. La finca tiene un arco de entrada y un
muro bajo culminado por una reja modernista, que, como el resto de la casa, fue
ideada por el maestro del modernismo ruso, Fiódor Shéjtel. Fue la mansión de un
banquero, Stepan Riabushinski, y, tras la revolución bolchevique, instalaron
aquí la editorial del Estado, Gosizdat, y se fundó la Unión de Escritores
de la URSS.
Es el lugar donde Máximo Gorki vivió sus últimos cinco años
de vida: se encuentra en el barrio de Tverskaya de Moscú. Aquí lo visitaban
dirigentes revolucionarios, poetas, ráfagas perdidas de su dura juventud, y
vinieron a verle Romain Rolland y Bernard Shaw, y escribió La vida de Klim
Samguin, cuando ya su vida era como un vapor renqueante avanzando por el Volga.
Cuando se instaló en ella, en 1931, era ya un hombre mayor: tenía 63 años, pero
eso no le impidió convertir su casa en uno de los centros culturales más
relevantes del Moscú revolucionario. Allí se guardan ahora sus libros, sus papeles,
las carpetas que acumuló al final de su vida. Aquí recibió Gorki a Stalin,
Voroshílov y Kaganovich, en 1932, cuando todavía nadie esperaba los lutos y el
escalofrío de una nueva guerra.