(http://www.aporrea.org/actualidad/a6228.html), o en el manifiesto firmado por 1.000 intelectuales de todo el mundo, entre ellos Noam Chomsky que criticaron abiertamente la expulsión de militantes del Partido de los Trabajadores (PT), entre ellos Heloisa Helena, también apoyada por Chomsky como candidata, pensando que ella podía: “recoger el voto de todos los desilusionados con la gestión de Luiz Inácio Lula da Silva que buscan un Gobierno auténticamente socialista”. (Ver: http://www.rebelion.org/brasil/031209lu.htm).
A pesar que Lula no obtuvo mayoría en la primera vuelta, los expulsados del PT y la izquierda en general depositaron sus votos por Lula para evitar que volviera al poder el representante de la “otra” derecha, soslayando las comprobadas denuncias de corrupción en el seno del gobierno y esperanzados de que “algo” pudiera pasar esta vez.
¿Y porqué Lula se acerca a Chávez?
Porque no tiene más remedio que hacerlo, porque le conviene. Por un lado quiere mantener en el exterior del Brasil la imagen de una persona que es nacionalista, de esa izquierda “light” que tanto gusta a muchos, que le permite equilibrarse con el “gigante del norte” y tenerlo como garantía a la hora de pactar con Bush, a quien le promete servirle como muro de contención ante la influencia de Chávez en la región. Tambien se acerca a nuestro presidente para asegurarse la provisión de energía segura y barata ante los acontecimientos futuros que son fáciles de imaginar y para tener a nuestro país como mercado para productos agrícolas e industriales brasileños, beneficiando sobretodo a la oligarquía brasileña.
Pero en las cuestiones fundamentales para lograr la integración de nuestros países, recula vergonzosamente, como es el caso del Banco del Sur que con tanto ardor ha impulsado Chávez, y lo hace porque allí no participarían los grandes banqueros brasileños, sino el Estado. Y pone obstáculos y condiciones, que si la magnitud de esto, de aquello, bla, bla, bla; como tampoco ha dicho nada acerca de la propuesta de PetroSur. De torpedear todo se encargan sus ministros, entre ellos Celso Amorim.
Petrobras no es igual a PDVSA
Aunque la producción de petróleo en Brasil no es de grandes proporciones, en cambio Petrobras es una multinacional que tiene tentáculos en el mundo entero y genera grandes dividendos. Las acciones de Petrobras que se cotizan en las grandes bolsas del mundo, son hoy controladas en un 60% por empresas transnacionales norteamericanas, quedándole al Estado brasileño sólo el 37% del capital social. Fue Fernando Henrique Cardoso quien hizo la entrega de Petrobras al Imperio, al firmar una Ley que enmendaba la Constitución de 1988, “quebrando el monopolio estatal y concediendo a las empresas ganadoras de licitaciones de la explotación de yacimientos, la propiedad del producto bruto y el derecho de exportarlo, esta Ley también permite la venta de acciones de Petrobras a extranjeros. En tiempos de creciente demanda internacional y escasez siempre mayor de este producto, era irracional, desde el punto de vista estratégico, que Brasil renuncie al control sobre su petróleo y sobre su comercialización”. Lula no ha dicho nada de esta traición cometida al pueblo brasileño, ni ha asomado siquiera la posibilidad, aunque sea remota, de que nuevamente Brasil recupere su soberanía energética a través de Petrobras.
Cuando PDVSA está negociando con Petrobras, por detrás está la mano peluda del Imperio; cada vez que hacemos una concesión en materia energética al Brasil, el Imperio se beneficia directamente. Sería interesante investigar la forma cómo Petrobras se comporta con los países vecinos de América del Sur, sobretodo en Uruguay, Argentina y Ecuador.
¿Cómo se comporta Petrobras en Bolivia?
En Bolivia, Petrobras ha hecho una verdadera sangría y mantienen todavía en jaque a su Gobierno al que pagan una miseria por el gas que hace posible el florecimiento de la economía de Sâo Paulo y zonas aledañas. Allí mismo en Bolivia, Petrobras sabotea y chantajea los esfuerzos integracionistas del presidente Chávez, al maniobrar para que Venezuela y Bolivia no puedan construir dos plantas de tratamiento de gas y así seguir llevándoselo crudo, sin procesamiento alguno y sacar provecho de ello en territorio brasileño y por otro lado amenazando con parar las inversiones.
Petrobras ha llegado al colmo de la desfachatez en Bolivia, que hace poco anunció públicamente la devolución del campo que se encuentra en un lugar llamado Irenda porque allí descubrió petróleo y sólo quiere gas natural para llevárselo en las condiciones que le interesan a Brasil. Petrobras es la mayor empresa de Bolivia, es quien hace los mayores aportes al fisco, es la principal exportadora y es la más afectada por la nacionalización; pero quiere seguir aprovechándose de los recursos naturales bolivianos al margen de la Ley, argumentando que los contratos le autorizan a contabilizar como suyas las reservas que seguirá explotando, las cuales obviamente son de la propiedad de Bolivia. Petrobras, siendo una empresa extranjera en Bolivia se comporta como la vieja PDVSA en Venezuela.
Andrés Solíz Rada, ex ministro boliviano lo dirá por mí:
“No se justifica la suscripción de contratos sobre campos marginales, por los que, según anuncio oficial, YPFB subvencionará con 10 millones de dólares anuales a las compañías. Es preferible que las compañías cumplan su amenaza de abandonar estos campos, a fin de que YPFB los explote mediante contratos de operación con PDVSA, entidad que, con espíritu bolivariano, respalda de manera decisiva la nacionalización y ha anunciado su decisión de participar en tareas de exploración y explotación en el país. El gas y petróleo de esos campos puede ser inmediatamente destinado a la industrialización con la estatal venezolana. Por otra parte, es preocupante que en la suscripción de contratos, YPFB no hubiera reservado áreas importantes para explorarlas y explotarlas de manera directa.”
Solíz Rada enfrentó a Petrobras cuando ésta amenazó al gobierno boliviano con iniciar “un juicio en tribunales internacionales para revertir una medida que consideró confiscatoria"; pero fue más allá cuando señaló:
“Bolivia no será parte del megaproyecto sudamericano del gasoducto del sur si el capital privado continúa controlando la mayoría accionaria de la estatal brasileña Petrobras…cuyo pronunciamiento fue rechazado de inmediato por Brasil. El canciller brasileño, Celso Amorim…advirtió de un posible retiro del embajador de su país en La Paz, si no se llega a un acuerdo en cuanto a la petrolera.”
Ver: http://www.jornada.unam.mx/2006/05/13/027n1mun.php
Solíz Rada no cedió ni creyó en el chantaje, pero se vio obligado a renunciar, al no encontrar el apoyo que requería en su gestión. Ante esta situación favorable, Petrobras se vio con las manos libres y comenzó a jugar fuerte. (Ver: http://bolivia.indymedia.org/es/2006/09/33863.shtml).
Con fecha 27-04-2007, el diario mexicano “El Financiero”, trae una nota muy ilustrativa, cuando anuncia que:
“La estatal brasileña Petrobras aseguró que la rentabilidad de sus inversiones en Bolivia está amenazada y que su capacidad de realizar inversiones está "virtualmente cero"… El presidente de Petrobras… dijo en entrevista…que los nuevos contratos firmados para operar en el vecino país deben garantizar una rentabilidad adecuada. "La rentabilidad es menor a la que teníamos antes", reconoció el ejecutivo, quien añadió que los negocios de la estatal brasileña en el país altiplánico tienen sentido, pese a que las condiciones cambiaron, "pero es un negocio que la gente sabe hacer". Petrobras y Bolivia negocian el traspaso de dos refinerías que pertenecen a la estatal brasileña, proceso que se encuentra trabado porque la administración del presidente Evo Morales sólo ofrece 50 millones de dólares por 70 por ciento de las plantas. El gobierno de…Lula, en tanto, pide al menos 200 millones de dólares por ambas refinerías, por lo que la negociación se encuentra trabada y a la espera de que una de las partes ceda en sus posturas.”
Está claro que si Bolivia se enfrenta directamente a la primera empresa que opera en el país, tendrá problemas y Lula lo sabe, pero no hace nada para evitarlo, sino todo lo contrario, poniéndose al lado de Petrobras. Pero lo curioso es que la propia Petrobras ha anunciado que:
“…concluyó este año con la construcción de una planta de procesamiento de gas en Tarija y el tendido de tuberías del gasoducto entre (Bolivia y Brasil), en las que invirtió 570 millones de dólares, y que concluyó con la construcción de la planta de gas de San Antonio en Tarija en la que invirtió 170 millones de dólares y cuya capacidad de procesamiento es de 13 millones de metros cúbicos por día y el Gasoducto Yacuiba-Río Grande, obra que demandó 400 millones de dólares… (Se) anunció también la conclusión de la construcción del gasoducto Yacuiba-Río Grande. "Ese es otro elemento que nos permitirá, con toda tranquilidad, la exportación de gas al Brasil". El tendido del gasoducto Yacuiba-Río Grande tiene una longitud de 431 kilómetros de tubería, totalmente enterrada, y se estima que su construcción, que demandó un año, tiene una inversión total de 400 millones de dólares. Petrobras explora gas y petróleo en cinco de los nueve departamentos de Bolivia y se ha adjudicado concesiones en Tarija, Chuquisaca, Cochabamba, Beni y La Paz”
Si no son rentables los negocios de Petrobras en Bolivia, ¿qué cosas motivan estas cuantiosas inversiones? ¿Será que Petrobras apunta al retorno de los esquemas que dejaron los gobiernos neo-liberales bolivianos como el de Gonzalo Sánchez de Losada? Bolivia vendía su gas natural a Brasil a 3,8 dólares por millón de BTU y los precios internacionales están cerca de 6 dólares por millón de BTU. Ejemplo: si el barril de petróleo cuesta 60 dólares, Bolivia se lo vendería a la oligarquía del Brasil a menos de 40. ¡Muy bonito!
El presidente Evo Morales, ha tenido que batallar duro, solo, para tratar de negociar en buenos términos con Lula. En una nota de la agencia IPS de fecha 16-02-2007, publicada en http://www.alterinfos.org/spip.php?article903, se da cuenta detallada de las negociaciones entre Evo Morales y Lula, donde aproximadamente 100 millones de dólares serán por cuenta de una fórmula acordada para remunerar los llamados "gases ricos", mezclados al metano en el gas natural, adquiridos por Petrobrás por un contrato para suministro de hasta 30 millones de metros cúbicos diarios. El acuerdo prevé "desagregar" etano, gas butano y gasolina natural, por los cuales Petrobrás pagará los precios vigentes en el mercado internacional.
El pago adicional es incierto, pues depende de la proporción de esos gases ricos en el volumen importado por Brasil y de las cotizaciones internacionales "en el futuro" de un mercado inestable. La preocupación del gobierno brasileño y de Petrobras, según dijeron, es neutralizar o mitigar críticas porque Lula estaría haciendo “demasiadas concesiones” a Bolivia y Venezuela, en desmedro de los intereses nacionales del Brasil. ¡Una guará!
Se logró un aumento de 1,19 dólares a 4,20 por millón de BTU en la exportación de hasta 2,2 millones de metros cúbicos diarios de ese combustible a una central termoeléctrica brasileña de capitales privados en Cuiabá, o sea un precio inferior en demasía en el mercado internacional. Tan descarado era el negocio que el canciller de Brasil, Celso Amorim dijo que el precio de 1,19 dólares "era injusto”
Pero sin duda la negociación más difícil fue la del contrato entre Petrobras y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Evo Morales quería aumentar de 4,30 dólares actuales a 5 dólares por cada millón de BTU, muy por debajo de los precios internacionales, pero Petrobrás respondió con un rotundo no! Finalmente se llegó a una fórmula por la cual Petrobras abonará por separado cada porcentaje de gases ricos (etano, butano, gasolina) a la cotización de mercado y no como hasta ahora, que pagaba el gas natural en bruto, lo cual da como resultado actualmente un valor menor.
Evo Morales no tuvo mas alternativa que reconocer que su gobierno "cumplirá todos los contratos" y que volvía a su país "contento y feliz" por los logros de su visita. Petrobras sospechó entonces que Chávez “tras bastidores” estuvo asesorando a Evo Morales, porque éste habría mostrado una inusitada gran inflexibilidad frente a Lula, lo que le permitió lograr un aumento de 285% en el gas que a precios subsidiados vendía en el norte del país, así como un incremento de 3,5% a 4% en el gas que vende al cordón industrial de Sâo Paulo. En todas las negociaciones entre Petrobras y Bolivia siempre había imperado el cacicazgo y la sumisión, por eso les extrañó la posición firme de Evo Morales. Esta supuesta influencia de Hugo Chávez en Evo Morales no se la perdonaría Petrobras, sin importarle si esta suposición hubiera sido comprobada. Bastaba la sospecha.
Petrobras no quiere en Bolivia a PDVSA, menos a PetroAndina que va directo al fracaso
Desde siempre la oligarquía brasileña ha considerado a Bolivia como un coto privado y la frontera es una especie de “tierra de nadie”. En 1.902 se aprovecharon, como lo hacen ahora, de la debilidad en que se encontraba en Estado boliviano y continuaron en su afán de apoderarse del llamado territorio de Acre, que ocupa una superficie de 153.150 km² (ligeramente inferior al de Guayana Esequiba que es de 159.500 km²). Provocaron revueltas en Acre, pues los pobladores, brasileños en su mayoría, querían la “autonomía”. No tardó mucho tiempo y se anexaron a Acre mediante un “tratado” en 1.904. Bolivia se encontraba en un estado de postración, pues venía de ser derrotada por Chile en la “Guerra del Pacífico”, por lo cual perdió el litoral marítimo y quedó condenada y recluida a sus montañas. Como compensación por la “cesión” del Acre, el gobierno boliviano recibió la cantidad de 2 millones de libras esterlinas, dizque para construir un ferrocarril.
La penetración de la oligarquía brasileña en Bolivia se incrementó durante todo el siglo XX y no es casual que sean los departamentos bolivianos que colindan con Brasil, los que tengan nuevamente pretensiones “autonomistas”, como Santa Cruz, Beni y Pando y al frente de ellos los opositores a Evo Morales, conformando una minoría blanca y racista que desprecia a los indígenas pobladores del altiplano. Petrobras no puede aceptar que en Bolivia pueda llegar a operar una empresa “extranjera” como PDVSA que buscaría ocupar los espacios que “legítimamente” le pertenecerían a Petrobras. Por eso, se han encargado de maniobrar y conspirar contra Venezuela en las altas esferas bolivianas para torpedear el proyecto de PetroAndina, el cual a mi entender está condenado al fracaso, si persisten las actuales condiciones. Petrobras tiene muchos años explotando a Bolivia, ha invertido mucho dinero y su influencia ha permeado lo más representativo de la “sociedad civil” boliviana, es decir esa oposición feroz y vendepatria que enfrenta a Evo Morales. Por supuesto que esa influencia está presente y se refleja también en ciertos sectores del Gobierno actual, porque está en juego mucho dinero y es tal ésta influencia que ejerce, que YPFB podría llegar al extremo de rechazar la desinteresada ayuda venezolana para hacer “negocios” con Petrobras. De otra forma no se explica la inexplicable tardanza en poner en marcha los acuerdos suscritos entre Evo Morales y Hugo Chávez para la construcción de 2 plantas procesadoras de gas.
Bajo la presidencia de Jorge Alvarado, hoy embajador de Bolivia en Venezuela, YPFB decidió hace mas de un año, instalar por lo menos 2 plantas de extracción de líquidos del gas natural que estarían ubicadas, una en Santa Cruz (Planta Norte) y la otra en Tarija (Planta Sur); así como desarrollar la industria petroquímica. Todas estas plantas serían construidas entre YPFB y PDVSA asociadas en PetroAndina; pero en todo este tiempo, a pesar de los esfuerzos que ha hecho PDVSA por desarrollar en el marco del ALBA esta cooperación, no ha sido posible avanzar sustancialmente en la ejecución de estos proyectos. ¿Quién puede explicar esta situación?
Estas dos plantas criogénicas de extracción profunda de gas licuado natural, con una capacidad de refinación de 200 y 300 millones de pies cúbicos, respectivamente, tendrían un costo no mayor de 170 mil dólares. Si la construcción de estas plantas hubiera sido acometida en la fecha prevista inicialmente, ya estuvieran a punto de entrar en funcionamiento, pero hasta hoy ni siquiera en el seno del gobierno boliviano hay consenso para su construcción y lo que es más grave, según se comenta, habrían desechado la participación de PetroAndina.
Inicialmente PetroAndina tuvo un capital de 20 millones de dólares, una cifra muy modesta para abordar los proyectos que estaban en discusión; pero por si fuera poco, mediante decreto de fecha 08-12-2006, este capital se redujo a sólo 100 mil dólares, es decir ¡200 veces menos! De acuerdo a la Ley boliviana, una empresa sólo puede endeudarse hasta un máximo de 50% de su capital, por lo que es procedente preguntar: ¿Qué proyectos gasíferos se pueden ejecutar con estas cifras exageradamente ridículas, irrisorias? Ese capital no alcanzaría ni siquiera para equipar una pulpería.
Otras marramucias de Petrobrás en Bolivia
Durante la presidencia de Manuel Morales en YPFB, se detectaron algunos “errores” en los contratos que el Senado boliviano había autorizado. Por lo que Petrobras, la principal operadora en los campos productores de gas de San Alberto, San Antonio y Sábalo, tuvo que pagar unos 30 millones de dólares, que les dolieron en el alma, y los pagos fueron hechos “con protesta y reserva”; pero para variar, con la sutileza de informar que acataban “las leyes vigentes de los países donde actúa”, para luego amenazar con “acudir a los medios legales para buscar el resarcimiento” de estos cobros que la empresa consideraba no procedentes. Sobre Manuel Morales llovieron las críticas mas furibundas de la derecha opositora, alentadas por Petrobras y a los dos meses de gestión fue reemplazado por Guillermo Aruquipa, del equipo de Carlos Villegas.
Francesco Zaratti, ex funcionario y periodista, ha señalado que entre las equivocaciones que se cometieron “se encuentran la consignación de empresas inexistentes o “dejar sin llenar datos de fundamental importancia, como el porcentaje máximo de los ingresos que se devuelven a las empresas como costos recuperables”. Zaratti pide aclarar el por qué “la participación de YPFB disminuye discrecionalmente con el incremento de la producción”.
Por otro lado, un informe de las auditorías que se realizan a las empresas petroleras refleja que algunos datos “han sido falseados y acomodados a los intereses de las empresas petroleras y la transportadora Transredes”. En todos estos casos la mano de Petrobras es infaltable.
“…Evo Morales advirtió a… Lula…, de que a partir del 1º de mayo las refinerías pasarán al control del Estado sin indemnización. En respuesta, este último dijo que si se materializa el anuncio, suspenderá sus inversiones en Bolivia e instará a otras naciones a seguir el mismo camino. Según el periódico “Folha de Sâo Paulo”, ése fue el contenido del “áspero” debate que sostuvieron ambos presidentes durante la I Cumbre Energética regional realizada, entre el lunes 16 y el martes 17, en Venezuela. El diario aseguró además que Brasil solicitó eliminar el decreto que la obliga a abastecer el mercado interno nacional antes que el de Sâo Paulo.”
De acuerdo a esta amenaza, Bolivia pudiera quedarse sin abastecimiento interno de gas, porque antes tiene que saciar las codiciosas fauces del cordón industrial de Sâo Paulo; no tendrá mas inversiones de Brasil y el saboteo que mantiene dentro de Bolivia pudiera extenderse por todo el mundo si no se atienen a las condiciones que quiere imponer Petrobras.
Conclusiones
· Petrobras no quiere a PDVSA en Bolivia. Hizo, está haciendo y hará todo lo posible por sacarla fuera del juego.
· PetroAndina prácticamente ya no cuenta, vistas las circunstancias del desmejoramiento de su situación y al retardo en la ejecución de los proyectos acordados. Estos retardos se atribuyen a “problemas” de YPFB, pero la realidad es el sabotaje de Petrobras.
· Lula juega fuerte a favor de Petrobras, protegiendo de esta forma los intereses “brasileños”, que sólo son los del Imperio y sus lacayos.
· Bolivia está seriamente condicionada por la influencia de Petrobras en el Senado dominado por la oligarquía boliviana y en algunos sectores del gobierno.