Especial para La Página |
Tal parece que, a no ser que ocurra un milagro pronto, los
iraníes estarán recibiendo en su territorio el mejor regalo que, en los últimos
años, Occidente le ha estado regalando a los países musulmanes, o sea, racimos
de bombas inteligentes, brutas y analfabetas. En la última década, Irak,
Afganistán y Libia las han recibido por toneladas. Siria ya tiene tantas papeletas
que aún no me puedo explicar cómo ya no se ha sacado la rifa. No hay día que no
salga en la prensa occidental noticias que denuncian las supuestas matanzas de
niños y de civiles indefensos por parte de las tropas gubernamentales y los
gritos desesperados de los insurgentes para que haya una intervención
extranjera en el país. El libreto es calcado del caso de Libia. Lo primero que
hacen es crear una campaña mediática contra el país, después crean un
"consejo nacional" compuesto, en su mayoría, por mercenarios
nacionales y extranjeros, le dan armas y entrenamiento, asesinan a civiles, y
después le echan la culpa al gobierno por los asesinatos y piden una
intervención de las potencias extranjeras. No hay momento fijo para que las
bombas empiecen a caer sobre Siria, lo extraño es que aún no hayan empezado. Ya
el presidente Obama lo dijo más claro que el agua: "Asad tiene que
abandonar el poder". La campaña propagandística que está llevando a cabo
la prensa occidental contra Siria no puede desembarcar en ningún otro puerto
que no sea la acción violenta desde el extranjero contra las ciudades sirias.