Inicio estas reflexiones con un pensamiento de Adolfo Gilly:
“La revuelta es un corte en el tiempo
homogéneo de la historia, dice Walter Benjamin. Ella se nutre de la imagen de
los antepasados oprimidos, no de la visión de los descendientes liberados”.
Tienen razón, porque la fuerza de la revuelta, de la rebelión, proviene del
cúmulo de humillaciones, de despojos, agravios acumulados por las sucesivas
generaciones. Veamos.
En este país todo mundo se blinda. Se blindan los
empresarios. Se blindan los ricos. Se blindan los partidos políticos. Se
blindan los banqueros. Lo anterior permite hacer la siguiente pregunta ¿Por qué
no se blindan los olvidados, las clases subalternas, los explotados, los
dominados, que son la mayoría? Todo mundo hace
pactos o acuerdos. Las cúpulas partidarias hacen pactos y hasta los gobiernos
estatales hacen lo mismo. De ahí que necesitamos, los olvidados y explotados,
hacer pactos entre nosotros, para defendernos de los pactos y blindajes que
llevan a cabo las clases dominantes o explotadoras.