1 . Para
cualquiera que nos conozca, Panamá atraviesa por un período de transformaciones
evidentes. Algunas son más visibles que otras, sin duda, y es probable que sean
estas últimas las de mayor trascendencia para nuestro futuro. De todas ellas,
la más importante consiste, sin duda, en la transformación de nuestra República
en un estado nacional en el pleno sentido de la expresión, a partir de la
década de 1990 y al cabo de un largo período precedente de desarrollo
semicolonial primero, entre 1903 y 1936, y neocolonial después, entre aquel
último año y 1979.
También es evidente un proceso de crecimiento económico sin
precedentes por su intensidad y su duración, tras el cual subyace la transformación
de una economía de enclave, articulada en torno a un canal vinculado a la
economía interna de los Estados Unidos, en otra mucho más abierta, que se
estructura a partir de una Plataforma de Servicios Globales de creciente
complejidad. Y a esto cabe agregar la transformación de una sociedad de fuertes
valores rurales y estrechos vínculos entre los sectores populares y de capas
medias profesionales de origen reciente, en otra de carácter urbano, de gran
desigualdad estructural, que aún se encuentra en el proceso de construir su
nueva identidad.