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Rosa Luxemburgo ✆ John Berger |
John Berger |
¡Rosa!, te conozco desde que era niño. Y ahora soy dos veces más grande
que lo que eras tú en enero de 1919, cuando te apalearon a muerte, pocos meses
después de que tú y Karl Liebknecht fundaran lo que habría de ser el Partido
Comunista de Alemania.
Con frecuencia surges de alguna página que leo –y algunas
veces surges de la página que intento escribir–, me saludas con la cabeza y una
sonrisa, y nos reunimos. No hay página, ni celda alguna de las prisiones donde
en repetidas ocasiones te pusieron, que pueda contenerte.
Quiero enviarte algo. Antes de que me fuera obsequiado, este
objeto estaba en el pueblo de Zamosc, al sureste de Polonia. Es el pueblo donde
tú naciste, y donde tu padre fue comerciante maderero. Pero el vínculo contigo
no es tan simple. El objeto perteneció a una amiga polaca llamada Janine. Ella
vivía sola, no en la elegante plaza central donde tú habitaste durante los dos
primeros años de tu vida, sino en una casita común en las afueras del poblado.