
LA PALABRA alegoría navega por el lenguaje como las
carabelas de Colón navegaron por el océano Atlántico. Para empezar posee dos
etimologías: all-egoria proveniente del griego y su significado es
"palabras cambiadas", o allegoreno, que en la misma lengua quiere
decir "hablo de otra manera". Habita en esta doble etimología una
especie de discurso engañoso que el oyente o el lector deberá desentrañar,
porque lo que se dice no es en rigor lo que se está diciendo, aunque se le
parezca. Debe sumarse a esta doble matriz etimológica el uso que la retórica ha
hecho de la alegoría. Una alegoría está repleta de imágenes y metáforas que se
trasladan desde un sentido literal hacia un sentido simbólico, con las pérdidas
y las ganancias que todo traslado implica. La Divina Comedia de Dante
Alighieri, considerada la gran alegoría literaria medieval, con su infierno
feroz, su profiláctico purgatorio y su luminoso paraíso -sin olvidar el limbo, recientemente
desafectado del dogma católico- ha sido el punto de partida de otras alegorías
más recientes. La Divina Mímesis del poeta, narrador, ensayista y cineasta
italiano Pier Paolo Pasolini (Bolonia 1922-Roma 1975) navega, al igual que las
añejas carabelas del descubridor, por el océano de lo que se dice pero de otra
manera.