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El pasado mes de octubre, poco después de despegar en el aeropuerto de San Francisco, mi avión sobrevoló los puertos que el movimiento Ocupemos Oakland ayudó a cerrar y me condujo a Alemania, donde los manifestantes de Ocupemos Berlín habían paralizado el tráfico. Pero el movimiento no sólo ha transformado el espacio público, también ha transformado el discurso.
Ocupar
Por el momento, ya ha logrado cambiar los términos del
debate al desplazar del centro de atención expresiones como “techo de la deuda”
y “crisis presupuestaria” para sustituirlas por “desigualdad” y “codicia”. Este
cambio discursivo ha puesto a Washington en aprietos a la hora de seguir
ofreciendo razones espurias para justificar la catástrofe financiera y las
desigualdades a las que se ha enfrentado y que ha mantenido.