Especial
para la Página
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No todos los hombres dejan huella en su paso por la vida.
Quienes la estampan sobreviven a su muerte, es el caso de los héroes
revolucionarios. Hay que conocer a ese tipo de hombres y el tiempo que les tocó
vivir para comprender cómo llegaron a transformarse en luchadores sociales,
capaces de arriesgar la vida por un ideal, después de transitar por largo,
difícil y contradictorio proceso de conformación de una conciencia social
radical. Siempre son luchadores sociales idealistas. Ni ángeles ni demonios.
Visionarios, predicadores, combatientes por un mundo justo. Creyentes en su
verdad. Encarnan aspiraciones del colectivo en época de cambios. No deben
confundirse con los idealistas mesiánicos que terminan siendo demagogos,
autócratas, falsos idealistas creadores de vanas ilusiones en las masas
oprimidas. Mientras persistan las causas que propician la insurgencia de los
hombres, recordar a los idealistas revolucionarios es un compromiso moral, más
que un reto político. Su ejemplo no tiene que ser una invitación histórica a la
imitación.